M. Peirano: «La aplicación del 5G es militar»
La periodista Marta Peirano ha sido jefa de Cultura y Tecnología y adjunta a la dirección de eldiario.es, así como colaboradora de La Sexta. Ha escrito varios libros sobre autómatas, sistemas de notación y un ensayo sobre vigilancia y criptografía llamado El pequeño libro rojo del activista en la red, con prólogo de Edward Snowden. Su charla TED -ciclo de conferencias online- titulada Por qué me vigilan si no soy nadie, supera ya los dos millones de visitas.
Coincidiendo con la celebración en el Palau de Congressos del Europe Conference on Networks and Comunications (EUCNC 2019) y el Global 5G Event, en el inicio de lo que algunos han calificado como «la segunda ola digital«, Peirano presentó el pasado lunes 17 en La Nau su libro El enemigo conoce el sistema (Penguin Random House, 2019), donde vuelca toda su visión crítica sobre la sociedad de la información, la digitalización y los posibles métodos de manipulación ciudadana que comporta. La primera edición se agotó en pocos días y el próximo lunes entrará en imprenta la segunda.
Economía 3 tuvo la oportunidad de charlar con ella en una entrevista que se publicará en dos partes. En esta pieza, la periodista ofrece un punto de vista sobre el 5G que sirve de contrapunto a casi todo lo dicho esta semana en los medios que hemos seguido la evolución de los congresos sobre la nueva tecnología.
-Acaba de llegar el 5G y alertas sobre sus peligros. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
-En la conferencia en La Nau, una señora del público me preguntó cómo es posible que España sea pionera en el desarrollo del 5G. Aunque ella no lo quiso aclarar, intuí que le parecía raro que un país con tan poco desarrollo en casi todos los aspectos, sobre todo después de las políticas de austeridad, sea pionero en una cosa tan moderna y tan molona. Para mí la respuesta es que España tiene una red de fibra de Vodafone con una red 5G de Huawei, ninguna de las cuales es una empresa española. Entonces, decir que España es pionera en el desarrollo del 5G es un poco tramposo, ya que lo único que hemos hecho ha sido poner el territorio.
Poner el territorio para empresas extranjeras, en este caso una empresa china y otra que pertenece a un país que está abandonando la UE, para mí es peligroso. Sabiendo que el control de las infraestructuras de red se ha convertido en un poder crucial y que el desarrollo de las tecnologías ha estado centrado en la extracción de datos y, básicamente, en la concentración de información, me parece peligroso poner infraestructuras críticas que pertenecen a empresas extranjeras en países donde los usuarios no tendremos derechos civiles sobre ellas.
Además, esa inversión va a determinar la realidad tecnológica de los próximos diez o veinte años, incluso puede que más, porque es poco probable que quien ha invertido en ellas vaya a invertir en otras dentro de poco. Pienso que la lógica del 5G está centrada en unas necesidades que ahora mismo no son las básicas del ciudadano, y en este momento la importancia de la soberanía de las infraestructuras es máxima.
-Bajo ese punto de vista, seríamos una especie de campo de juego…
-Sí. Podemos ser el tablero sin ser las fichas, en el sentido de que nos hemos convertido en superficie para una plataforma ajena. Sin mencionar, porque eso sería entrar en terrenos verdaderamente complicados que requerirían muchas más explicaciones, que la tecnología 5G está directamente vinculada con el desarrollo militar.
-¿Me puedes explicar ese aspecto?
-La tecnología 5G es una plataforma de control y gestión de información crucial para el desarrollo militar. Es decir, el desarrollo militar ahora mismo está con armas que no son las mismas que utilizábamos en el Siglo XX. Ya no son bombas sino drones, ciberataques…
-Pero el propio Internet también es de origen militar. En realidad, muchas cosas que se incorporan a la vida civil tienen origen militar.
-No, lo que estoy diciendo es que la aplicación del 5G es militar. La diferencia es que Internet tuvo un origen militar en EE.UU., pero las infraestructuras de Internet en España las creó una operadora pública, Telefónica. Es decir, en EE.UU. no las creó una operadora americana. Ahora mismo, lo que estamos haciendo es dejar que se desarrolle una infraestructura que tiene unas aplicaciones militares claras, evidentes, y además, cruciales, en nuestro territorio.
-¿Cuáles son esas aplicaciones militares?
-En las noticias sobre ciberataques en los últimos años se ve que hay que tener una infraestructura potente para generar un ataque a una infraestructura contraria o para protegerse. El asunto de la proximidad cuando estamos hablando de telecomunicaciones es crucial. Si se quieren emplear sistemas de vigilancia con una latencia limitada, cuanta más superficie del planeta se cubra, mejor comunicación se tiene en todos los aspectos.
Lo voy a explicar más fácil: si alguna vez has jugado al Quake, o al Unreal online, o a cualquier juego de disparar, te das cuenta de que tu ancho de banda es crucial. Por eso la gente se iba a los cibercafés a jugar, porque la diferencia en que te dispare alguien y te mate o que dispares tú y le mates tú es quién tiene un ancho de banda más grande. Y esto se aplica a todo.
-Es decir, se juega en desigualdad de condiciones.
-Exacto. Y eso es extensible a todo lo demás. El 5G en realidad es una escala del ancho de banda. No es ninguna tecnología superloca. Lo único que van a hacer es poner 20 antenas donde antes sólo había una. Entonces, su valor militar es evidente.
-Después del 5G, ¿no llegará el 6G, luego el 7G, o habrá un límite?
-No tengo ni idea. El 5G sólo es un nombre comercial.
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