Jubilación en España: menos ahorro privado y más confianza en la pensión pública
La encuesta paneuropea de Insurance Europe sitúa en el 49 % a quienes no ahorran y evidencia el retraso en planes de empresa frente a Europa.
Casi la mitad de los españoles (49 %) reconoce que no está ahorrando para la jubilación. Y, aun así, dentro de ese grupo, un 56 % afirma que tiene intención de empezar «en algún momento». Son algunas de las principales conclusiones de la IV Encuesta Paneuropea de Pensiones de Insurance Europe, realizada entre julio y agosto de 2025 a más de 12.700 consumidores de 12 países europeos (España incluida).
El estudio retrata una paradoja conocida en la economía doméstica: crece la conciencia sobre la necesidad de complementar la pensión, pero persisten frenos muy concretos —capacidad de ahorro, falta de información y hábitos— que dificultan pasar de la intención a la acción.
En el caso español, el desajuste es más visible en un punto: la previsión social vía empresa, donde España aparece a la cola.
Una brecha de ahorro complementario que se agranda en los planes de empresa
La encuesta indica que el 25 % de los encuestados en España cuenta con un plan de pensiones individual, seis puntos por debajo de la media europea. Más llamativo aún es el dato de planes ligados al empleo: solo el 15 % afirma ahorrar a través de un plan de empresa, frente al 28 % de los europeos.
A escala europea, el porcentaje de europeos que no ahorra para la jubilación mediante esquemas complementarios se sitúa en el 41% (con fuertes diferencias nacionales). Esto coloca a España por encima del promedio europeo de «no ahorradores» y refuerza la idea de una brecha estructural, no coyuntural.
La comparación con la edición anterior también ayuda a dimensionar la evolución: en 2023 se divulgó que el 51 % de los españoles no ahorraba para la jubilación. Que el dato baje al 49 % apunta a una mejora, pero insuficiente para converger con Europa.
Qué activa el ahorro: asesoramiento, empresa y herramientas digitales
El informe subraya que el asesoramiento es un desencadenante clave. A escala europea, un 31 % afirma que empezó a ahorrar tras recibir orientación de un intermediario o asesor, mientras que un 25 % lo hizo a través de esquemas del empleador o mecanismos de adscripción automática. Las campañas públicas, en cambio, apenas empujan: solo un 3 %.
En España, el patrón es similar: el 28 % de quienes han empezado a ahorrar lo hizo tras consultar con un profesional y un 22 % a través de planes de empresa. A este triángulo (asesor–empresa–decisión) se suma un elemento que gana peso: las herramientas digitales.
El estudio recoge una preferencia clara por recibir información en formato digital (con papel «bajo demanda»), lo que abre la puerta a soluciones de seguimiento y paneles de pensiones para reducir fricción y mejorar comprensión.
Por qué España se queda atrás en la previsión social empresarial
Más allá de la cultura financiera, hay un factor de diseño de incentivos que condiciona el mercado. En España, el marco fiscal mantiene desde hace años un límite general de reducción por aportaciones a sistemas de previsión social que, para el ahorro individual, se ha estrechado respecto a décadas anteriores. En términos generales, el límite de reducción para aportaciones a planes individuales se sitúa en 1.500 euros (con matices y límites conjuntos según supuestos).
La lectura que hace parte del sector es que esta arquitectura empuja el crecimiento hacia el pilar de empleo, pero su implantación no es automática: depende de acuerdos en empresas, negociación colectiva, estructura del tejido productivo (muy atomizado) y capacidad operativa de pymes y autónomos para instrumentarlo. En el debate público han reaparecido propuestas para extender mecanismos de adscripción por defecto a planes de empleo, al estilo de modelos anglosajones, como palanca de participación.
A este contexto se suma un cambio relevante en liquidez: desde 1 de enero de 2025, es posible rescatar aportaciones con más de 10 años de antigüedad, un factor que, según análisis sectoriales, puede tensionar el carácter finalista del producto, aunque el freno fiscal del rescate suele moderar retiradas masivas.
Preferencias del ahorrador: seguridad, capital protegido y renta vitalicia
Si algo deja claro la encuesta es el sesgo hacia la seguridad. En España, el 78 % prefiere productos que garanticen al menos la devolución del capital invertido, una pauta alineada con la media europea.
En cuanto a la forma de cobro, los resultados también son consistentes con el papel histórico del seguro en la jubilación: el 44 % de los españoles prefiere cobrar mediante renta vitalicia, frente al 30 % que opta por un pago único y otras combinaciones.
Donde España vuelve a diferenciarse es en expectativas: el ahorrador medio español estima recibir un 61 % del último salario vía pensiones públicas y ocupacionales, frente al 53 % europeo, y los hombres mayores de 51 años son especialmente optimistas. Sin embargo, solo el 13 % cree que la pensión pública será suficiente para mantener su nivel de vida, y un 53 % asume que necesitará ahorro complementario.
El mensaje de fondo, por tanto, es doble: mayor confianza relativa en la pensión que en otros países europeos, pero a la vez creciente conciencia de que el complemento será necesario.
Un reto de política pública y de mercado: convertir intención en hábito
El informe insiste en que la brecha no se cierra solo con mensajes: hacen falta marcos simples, acceso a asesoramiento, herramientas de seguimiento y productos coherentes con la preferencia por seguridad.
Para España, el diagnóstico es claro: hay margen para crecer en el ahorro previsional, pero el salto más relevante pasa por normalizar el pilar de empresa y por reducir barreras de información y acceso, especialmente en colectivos con menor capacidad de ahorro o menor familiaridad con estos instrumentos.
Borja RamírezGraduado en Periodismo por la Universidad de Valencia, está especializado en actualidad internacional y análisis geopolítico por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado su carrera profesional en las ediciones web de cabeceras como Eldiario.es o El País. Desde junio de 2022 es redactor en la edición digital de Economía 3, donde compagina el análisis económico e internacional.







