Oro y plata cierran 2025 en récord y firman su mejor año desde 1979
El oro roza los 4.500 dólares y la plata los 70, impulsados por la geopolítica, la posible bajada de tipos de la Fed y la demanda de bancos centrales e inversores.
El oro y la plata han vuelto a renovar máximos históricos en plena semana de Navidad, reforzando su papel de «termómetro» del riesgo global. El oro ha llegado a rozar los 4.500 dólares por onza y la plata se ha acercado a los 70 dólares, en un movimiento que combina refugio geopolítico, expectativas de futuras bajadas de tipos en Estados Unidos y una demanda estructural que no se limita al inversor minorista.
Más allá del titular, el mercado está cerrando un año excepcional, con el oro acumulando en 2025 una subida cercana al 70 % y la plata supera el 140 %, encadenando su mejor racha anual desde finales de la década de 1970, según datos recogidos por medios financieros y agencias.
La mezcla que explica el rally: geopolítica, Fed y “desdolarización”
El repunte de los metales preciosos no se entiende con un único factor. En el corto plazo, el mercado está reaccionando al aumento de la tensión geopolítica y al efecto contagio en el apetito por activos refugio.
En paralelo, pesa el escenario monetario, con la expectativa de que la Reserva Federal (Fed) recorte tipos en los próximos trimestres tiende a favorecer al oro, que no ofrece cupón y compite con la rentabilidad de la deuda. Cuando bajan los rendimientos (o el mercado descuenta que bajarán), el coste de oportunidad de mantener oro se reduce.
A esta capa coyuntural se suma otra más estructural: la diversificación de reservas y las compras de bancos centrales. Parte del mercado interpreta que la competencia entre bloques se percibe como un fenómeno de largo plazo y que el oro actúa como activo neutral al margen de sistemas de pago controlados por una sola potencia; además, sanciones y bloqueos elevan el incentivo a mantener reservas menos expuestas a posibles congelaciones.
Plata: no solo refugio, también metal industrial con «efecto palanca»
Si el oro sube por refugio, la plata añade una la palanca de su peso industrial. En 2025, el mercado ha combinado inversión y demanda ligada a sectores como renovables, electrónica y tecnologías intensivas en consumo de plata, además de un contexto de déficit de oferta. Esa mezcla ha impulsado la escalada hasta máximos históricos en el entorno de 65–70 dólares.
Esa doble naturaleza explica que la plata tienda a moverse con más volatilidad que el oro, algo típico en fases alcistas amplifica el movimiento (para bien y para mal), porque su mercado es más pequeño y menos líquido. Además, en periodos con menor volumen —como estas fechas— la oscilación puede acentuarse.
¿Burbuja o cambio de régimen? El debate vuelve a 1979
La referencia a 1979 aparece de forma recurrente porque fue un periodo de fuerte tensión geopolítica y monetaria, con inflación elevada y cambios de régimen económico. La comparación, sin embargo, no es automática: parte del debate actual gira en torno a si el oro está mostrando un comportamiento “de burbuja” o si refleja un cambio estructural más profundo, vinculado a dudas sobre la arquitectura monetaria global, sanciones financieras y sostenibilidad fiscal.
En otras palabras: incluso con inflación más moderada que en picos recientes y con tipos reales que no siempre acompañan, el oro ha seguido subiendo, lo que sugiere que parte del “precio” está capturando riesgo sistémico y geopolítico, no solo inflación o dólar.
Cómo se está canalizando la demanda: bancos centrales, ETFs e institucionales
En 2025 se observa una demanda que va más allá del comprador tradicional. El mercado destaca compras de bancos centrales y flujos hacia vehículos de inversión sobre metales como parte del soporte del oro, junto a la búsqueda de cobertura ante volatilidad de divisas y riesgos de cola.
En el caso de la plata, además del componente industrial, el movimiento se ha visto alimentado por entradas de inversión y una narrativa de «metal estratégico», lo que ha actuado como catalizador adicional en los tramos de mayor «momentum».
Riesgos a vigilar: volatilidad, correcciones y dependencia del guion macro
La cara B de un año extraordinario es evidente, ya que cuanto más vertical es la subida, más sensible se vuelve el mercado a cambios de narrativa. Una Fed menos dovish —que prioriza el crecimiento económico y el empleo sobre el control de la inflación— de lo esperado, una relajación geopolítica, un repunte de rendimientos reales o un fortalecimiento brusco del dólar podrían provocar correcciones.
En plata, esa sensibilidad suele ser mayor, precisamente por su mayor volatilidad y por el componente industrial, que puede reaccionar a expectativas de ciclo económico.
El mercado también observa con lupa las posiciones especulativas y el comportamiento de los flujos en fondos, porque pueden acelerar tanto las subidas como las tomas de beneficios. Tras repuntes muy intensos en ciclos históricos, el ajuste puede ser igualmente abrupto si el catalizador se diluye, aunque el contexto actual no sea idéntico.
Un cierre de año que deja un mensaje claro
Con el oro cerca de 4.500 dólares y la plata aproximándose a 70, el cierre de 2025 consolida a los metales preciosos como uno de los grandes protagonistas del año. Lo relevante no es solo el nivel de precio, sino lo que ese nivel está descontando: un mundo más fragmentado, una política monetaria con margen para recortes y una demanda de activos «neutralizables» frente a sanciones, bloqueos y tensiones entre bloques.
Borja RamírezGraduado en Periodismo por la Universidad de Valencia, está especializado en actualidad internacional y análisis geopolítico por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado su carrera profesional en las ediciones web de cabeceras como Eldiario.es o El País. Desde junio de 2022 es redactor en la edición digital de Economía 3, donde compagina el análisis económico e internacional.
Tipos de interés y tensiones geopolíticas guían a los mercados en Navidad
Iñigo Isardo Rey, Director de Gestión Cuentas Minoristas en Link Securities









