Australia refuerza su papel en tierras raras para contrarrestar a China

Australia aspira a convertirse en un proveedor estratégico de minerales críticos, reforzando la producción y el procesamiento de tierras raras en alianza con Estados Unidos. La iniciativa busca diversificar las cadenas de suministro globales dominadas por China y apunta a sectores clave como la automoción eléctrica, las energías renovables, la defensa y la tecnología de semiconductores.

Australia: recursos y determinación

Australia ocupa la cuarta posición mundial en reservas de tierras raras, solo detrás de China, Brasil e India. Ricardo Santamaría, director de Riesgo País en Cesce confirma que «en Australia tienen los recursos y, además, la determinación y el compromiso de explotarlos». La experiencia del país en minería a cielo abierto y su capacidad de inversión y regulación flexible la sitúan en ventaja frente a Europa, donde los criterios medioambientales ralentizan muchos proyectos.

Además, Australia alberga a Lynas Rare Earths, el único productor de tierras raras pesadas fuera de China, esenciales para fabricar imanes de alto rendimiento, turbinas eólicas, vehículos eléctricos y tecnologías de defensa.

Alianza estratégica con Estados Unidos

El 21 de octubre de 2025, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, y el presidente estadounidense, Donald Trump firmaron un acuerdo valorado en aproximadamente 8.500 millones de dólares (7.900 millones de euros). El pacto contempla inversiones conjuntas de al menos 1.000 millones de dólares por país en seis meses y proyecta generar un valor conjunto de unos 13.000 millones de dólares en minería, procesamiento y tecnología.

El acuerdo llega en un contexto de tensiones entre Washington y Pekín. China anunció restricciones a la exportación de tierras raras y Estados Unidos respondió con amenazas arancelarias. Sobre esta dependencia, Santamaría advierte que «el riesgo geopolítico existe en la medida en que tengamos una voluntad de confrontar o de diferenciarnos o de rivalizar con China… depender de China es una fuente de vulnerabilidad y de pérdida de autonomía».

Según el experto, la estrategia australiana busca «superar la dependencia estratégica que ahora mismo hay de China» y garantizar una mayor autonomía en industrias críticas como los semiconductores, la defensa y la movilidad eléctrica.

Proyectos y cadena de valor local

Para reducir la dependencia de China, Australia no solo extraerá minerales, sino que también desarrollará capacidad de procesamiento y transformación.

En concreto, el objetivo del país es pasar de ser solo un proveedor de materias primas a ser un actor importante en la producción y exportación de productos de minerales críticos procesados, impulsando su economía y asegurando sus intereses estratégicos.

Para ello, se ha puesto en marcha el Proyecto Nolans por parte de la empresa Arafura Rare Earths en el Territorio del Norte a unos 135 kilómetros al norte de Alice Springs, en el desierto central australiano. La empresa producirá óxido de neodimio-praseodimio (NdPr), vital para imanes permanentes.

Por otra parte, Alcoa y la corporación japonesa Sojitz han sellado una alianza estratégica para explorar la viabilidad de producir galio, un mineral crítico, a partir de los residuos de la producción de alúmina en una refinería de Alcoa en Australia occidental.

El objetivo perseguido es abastecer hasta el 10% de la demanda mundial de galio, clave en semiconductores avanzados

Igualmente, Australia, y para reducir esta dependencia de China, destinará 1.200 millones de dólares australianos a proyectos de extracción (minería) y refinado (procesamiento) dentro de Australia, fomentando el desarrollo de una industria local integral.

Sobre los retos de procesamiento, Santamaría advierte que «el procesamiento de las tierras raras exige largos periodos de tiempo. De hecho, China no se ha constituido en el líder del aprovisionamiento de tierras raras de un día para otro. Lleva décadas trabajando en ese propósito».

Añade también que «la determinación por parte de Australia es importante, porque el camino empieza por querer realizar esa inversión, prospeccionar y posteriormente desarrollar esos proyectos».

Geopolítica y seguridad industrial

China controla alrededor del 70% de la extracción y más del 90% del procesamiento de tierras raras en el ámbito global, lo que le otorga poder sobre cadenas de suministro críticas. Santamaría advierte que «esta interdependencia es también una fuente de seguridad, porque obliga a Estados Unidos y China a mantener un diálogo y un nivel de entendimiento que evita conflictos más graves».

Australia se convierte así en un actor clave dentro de un mundo cada vez más competitivo y fragmentado, donde las materias primas críticas son determinantes para las economías del siglo XXI.

Implicaciones industriales

Si Australia logra consolidar una cadena completa desde la mina hasta el componente final, tendrá un impacto directo en sectores estratégicos como la automoción eléctrica que permitirá reducir la dependencia de China para imanes, baterías y cobre.

La energía renovable que necesita el suministro de tierras raras para turbinas eólicas y paneles fotovoltaicos.

Otro sector estratégico es la Defensa y tecnología avanzada que precisa de la producción local de galio, germanio y otros elementos esenciales para semiconductores de última generación.

En esta línea, Santamaría incide en que «la concentración del procesamiento de todos ellos está en China, con lo cual hay una dependencia. Todos estos acuerdos que se están propiciando de derivar el origen de todas estas tierras raras fuera de China permiten una mayor autonomía en las cadenas de suministro de Occidente».