El BCE mantiene los tipos en el 2% y mejora previsiones en un escenario aún frágil

El Banco Central Europeo ha cumplido con el guion que anticipaban los mercados y ha optado por mantener sin cambios los tipos de interés en el 2%. La decisión ha sido confirmada este jueves por la presidenta de la institución, Christine Lagarde, quien ha defendido que el BCE se encuentra «en un buen lugar» con el actual nivel de las tasas.

Tras la reunión del Consejo de Gobierno, Lagarde ha explicado que la decisión de mantener el tipo aplicado a los depósitos bancarios ha sido adoptada por unanimidad y que, durante el encuentro, no se ha abordado ni una eventual subida ni una bajada de los tipos. La presidenta del BCE ha insistido en que la institución evita comprometerse con una hoja de ruta definida. «Simplemente no podemos ofrecer una orientación previa de la política monetaria», ha señalado.

Junto a la decisión sobre los tipos, el BCE ha actualizado sus previsiones macroeconómicas y ha mejorado sus estimaciones de crecimiento para la zona del euro. La revisión al alza se apoya, principalmente, en el mayor dinamismo de la demanda interna. Según ha explicado Lagarde, el consumo y la inversión seguirán siendo los principales motores del crecimiento en los próximos años, a lo que se sumará el impulso del gasto público en infraestructuras y defensa.

En cuanto a los precios, la institución también ha ajustado sus previsiones y ha elevado las estimaciones de inflación para 2026. El motivo, según el BCE, es la expectativa de que la inflación de los servicios descienda a un ritmo más lento de lo previsto anteriormente.

Una revisión del crecimiento al alza

En cuanto a la actualización de su cuadro macroeconómico, el BCE ha revisado al alza del crecimiento de la eurozona. La institución prevé ahora que la economía avance un 1,4% en 2025, dos décimas más de lo estimado anteriormente, y un 1,2% en 2026, también dos décimas por encima de la previsión previa. Este mayor optimismo se sustenta en el empuje de la demanda interna y en la fortaleza del mercado laboral.

No obstante, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha advertido de que el escenario sigue rodeado de riesgos. El contexto comercial internacional, todavía marcado por una elevada volatilidad, y las tensiones geopolíticas continúan pesando sobre las perspectivas. «La inversión empresarial y el gasto gubernamental en infraestructura y defensa deberían apuntalar cada vez más la economía, aunque es probable que un entorno desafiante para el comercio mundial siga siendo un lastre para el crecimiento en la zona euro este año y el próximo», ha afirmado.

Entre los factores más inesperados de los últimos meses, Lagarde ha destacado el repunte de las exportaciones, impulsadas en buena medida por el sector químico.

Por ramas de actividad, el avance económico ha estado liderado por los servicios, con un papel importante de la información y la comunicación, mientras que la industria y la construcción han mostrado un comportamiento más plano.

De cara al medio plazo, el BCE prevé una ligera desaceleración en 2026, seguida de un nuevo impulso en 2027, cuando el PIB de la eurozona volvería a crecer un 1,4%, una décima más de lo calculado con anterioridad. Además, la institución ha incorporado por primera vez una previsión para 2028, ejercicio para el que anticipa un crecimiento igualmente del 1,4%.

Sin cambios en la inflación media

Por otro lado, la institución mantiene sin cambios su previsión de inflación media para 2025, que se sitúa en el 2,1%, mientras que ha revisado al alza la correspondiente a 2026 en dos décimas, hasta el 1,9%. Este ajuste responde, según los expertos de la institución, a la expectativa de que los precios de los servicios se moderen de forma más gradual de lo anticipado anteriormente.

De cara a los años siguientes, el BCE dibuja un escenario de progresiva contención de las presiones inflacionistas. Para 2027, la inflación general se reduce una décima, hasta el 1,8%, mientras que para 2028 la entidad prevé que vuelva a situarse en el entorno del 2%, el nivel que define su objetivo de estabilidad de precios.

En cuanto a la inflación subyacente, sin energía y alimentos, las proyecciones apuntan a una media del 2,4% en 2025 y del 2,2% en 2026, con una bajada hasta el 1,9% en 2027 y un ligero repunte al 2% en 2028.

Christine Lagarde ha advertido, no obstante, de que el escenario sigue marcado por una incertidumbre superior a la habitual, condicionada por un entorno internacional todavía volátil. La inflación podría moderarse más de lo previsto si se debilita la demanda externa de la zona del euro o si la fortaleza de la moneda única actúa como freno a los precios. Por el contrario, nuevas tensiones en las cadenas de suministro podrían limitar la capacidad productiva y presionar al alza los costes.

A estos factores se suman otros riesgos, como la evolución de los salarios, que podría retrasar el descenso de la inflación en los servicios, o el impacto de fenómenos meteorológicos extremos, con potencial para encarecer los precios de los alimentos por encima de lo esperado.