Jueves, 11 de Diciembre de 2025
Pulsa ENTER para buscar
INFONIF Club Empresas Podcast Rankings Eventos Revistas
vivienda-y-calidad-en-la-edificacion/pla-viu

Inmaculada Rodríguez-Piñero: “No es aceptable que China inunde el mercado con una producción subvencionada”

Tras casi dos décadas en Bruselas y Estrasburgo, Rodríguez-Piñero explica las claves del nuevo consenso europeo en comercio, la respuesta a Trump y a la ofensiva tecnológica china, y sitúa la transición industrial —con el vehículo eléctrico como símbolo— en el centro de una Europa que necesita más fuerza económica y menos ingenuidad geopolítica.

Rodríguez-Piñero: «No es aceptable que China inunde el mercado con subvenciones»
Publicado a 10/12/2025 18:23 | Actualizado a 10/12/2025 21:33

La ex eurodiputada socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero, especialista en comercio internacional, analiza el giro de la política comercial europea tras la invasión de Ucrania, el auge de la extrema derecha y la rivalidad entre Estados Unidos y China. Desde su nueva etapa en el sector privado, defiende una Europa más autónoma, menos ingenua y capaz de cooperar con el sur global sin renunciar a sus valores.

Desde 2004, Rodríguez-Piñero ha vivido entre Bruselas y Estrasburgo ocupando distintos cargos en las instituciones europeas. Tras cerrar etapa en el Parlamento Europeo, ha iniciado una nueva fase como asesora en una consultora belga y como voz activa en distintos foros de reflexión económica y política en la Comunidad Valenciana.

En esta conversación, repasa las diferencias entre el sector público y el privado, el nuevo consenso europeo en política comercial, la respuesta a Trump y a la ofensiva tecnológica china, el papel de los vehículos eléctricos, la relación con los BRICS, la autonomía estratégica en defensa y el papel que puede jugar Europa en los próximos diez años.

«No quería cinco años más fuera de casa»

– Mucha gente te tiene ubicada en el Parlamento Europeo. ¿Cómo ha sido tu transición desde la Eurocámara al sector privado y qué estás haciendo ahora?

Yo tenía claro que no quería incorporarme a una legislatura más en el Parlamento Europeo, porque cinco años más estando fuera de casa, después de llevar desde 2004 trabajando fuera de Valencia, ya no era mi prioridad vital. Eso lo hablé con Ximo Puig hace tiempo, él lo entendió y estaba acordado que no iba a repetir. Mi idea inicial era volver directamente a Valencia y jubilarme.

Lo que pasa es que me vinieron a buscar desde EPPA (European Public Policies Advisers). Esta consultora belga es una firma con mucho prestigio en las instituciones europeas. Se dedica a la estrategia empresarial de carácter regulatorio: no es un lobby en sí mismo, sino que ayuda a las empresas a entender mejor las regulaciones que van a venir y cómo defender sus intereses legítimos cuando algo puede afectarles negativamente.

La cartera de clientes es de unas 20 compañías, con una variedad importante de sectores industriales, desde grandes multinacionales, a medianas empresas y asociaciones relevantes. Estuvimos hablando durante un tiempo y al final llegamos a un acuerdo sin un compromiso de vinculación full time, porque eso no lo quería. Ahora mi compromiso es como external advisor, asesoro a los clientes en los que realmente tengo interés y en los que creo que puedo aportar algo especial por mi experiencia.

Soy la especialista en comercio internacional, que como sabes es mi rama de especialización, y solo me obliga a ir una vez al mes a Bruselas. Excepcionalmente, si hubiera alguna reunión urgente que requiera mi presencia, iría otra vez, pero en los últimos meses solo ha ocurrido en una ocasión. Con lo cual puedo estar aquí vinculada a otras cosas, como la Fundación Étnor o la Fundación Avanza del PSOE… Estoy implicada en la comunidad y viviendo en Valencia, que era lo que quería.

Nunca había estado trabajando en el sector privado, pero siempre he creído que es bueno tener la visión de ambos lados. Desde el Parlamento Europeo he acompañado mucho a empresas y asociaciones en sus relaciones con las instituciones europeas, y ahora lo hago desde otra perspectiva, directamente desde el sector privado. Es enriquecedor.

«La gran diferencia es la inexistencia de burocracia»

– Imagino que el salto se nota. ¿Qué diferencias encuentras entre trabajar en las instituciones y hacerlo en una consultora privada?

Los ritmos, en mi caso, me los impongo yo igual que antes. A mí me gusta mucho trabajar, siempre me he involucrado muchísimo donde he estado y he trabajado muchísimas horas con todo mi cariño y mi dedicación en el sector público. En ese sentido no noto tanta diferencia.

Lo que sí noto una enorme diferencia es que no hay tanta burocracia. Eso a mí me maravilla. Es un cambio radical: la burocracia casi no existe y la toma de decisiones y su implementación es muy inmediata. Y eso es un cambio enorme, que además es algo que muchas empresas le reclaman al sector público, un poco más de agilidad.

Otro tema que destacaría es la política de recursos humanos. En esta consultora me encanta cómo se incentiva a todo el equipo, gente muy cualificada pero con grandes incentivos, muy implicada. Y la facilidad que tienes para poder contratar a los expertos que necesites, con procesos muy objetivos y rigurosos, pero ágiles. Yo destacaría muchísimo la agilidad en los procedimientos y en la política de recursos humanos.

Cambio de época en la política comercial europea

– Para entrar en materia, hablemos de contexto. En el mundo están pasando muchas cosas a la vez, casi podríamos hablar de un cambio de ciclo o de época. ¿A la Unión Europea la ha pillado con el pie cambiado? ¿Cómo describirías el nuevo consenso en política comercial? Porque parece que nos alejamos de ese «libre comercio sin apellidos».

En política comercial existen coincidencias importantes entre los diferentes grupos políticos del Parlamento Europeo. Todos comparten la idea y la realidad de que la principal fortaleza de la Unión Europea es ser una potencia económica y comercial en el mundo. Y también comparten que se está quedando atrás en el mundo tecnológico y digital.

Hay consenso en que la Unión tiene que fortalecer su competitividad y su posición económica en el tablero internacional. Es obvio que si no tienes peso económico pierdes influencia política. Y esa influencia política hoy en día es más necesaria que nunca.

En otras políticas, como se vio con la ley de sostenibilidad, no es así: ahí las posiciones son absolutamente contrapuestas. Pero en política comercial estamos de acuerdo en ese diagnóstico.

Donde comienzan las grandes discrepancias es en el «cómo». Los grandes partidos de la coalición proeuropea coincidimos en que Europa necesita desarrollar una agenda internacional intensa, profundizar los acuerdos comerciales y las asociaciones y defender el multilateralismo y unas nuevas reglas compartidas y aceptables para todos. Sin embargo, los partidos de extrema derecha difieren totalmente, defienden el nacionalismo frente al europeísmo, reniegan del multilateralismo y son profundamente proteccionistas.

Durante la pasada legislatura no había una mayoría de la derecha con la extrema derecha, y ahora sí la hay. En materia de política comercial todavía no se ha visto reflejada esta nueva realidad, pero vamos a tener en breve una prueba muy importante con la votación de dos acuerdos: la modernización del acuerdo con México y el de Mercosur. Sabemos que la extrema derecha está totalmente en contra de Mercosur, mientras que la derecha tradicional, conservadora, proeuropea, lo defiende mayoritariamente. Yo creo que habrá mayoría, pero ahí se va a ver dónde se colocan.

Trump, la extrema derecha y el zeitgeist proteccionista

– Todo esto hay que enmarcarlo en un momento en el que los partidos proteccionistas han «olido sangre». El mundo parece retroceder: hay una especie de choque de gigantes y Estados Unidos es el primero en tomar medidas que rompen con el libre comercio. Da la sensación de que han comprendido ese zeitgeist y lo quieren aprovechar.

Totalmente de acuerdo. Desgraciadamente, Trump ha supuesto un impulso enorme a la extrema derecha europea, que ya había crecido antes. Los resultados electorales en Europa en los últimos cuatro o cinco años han demostrado el avance impresionante de esos partidos.

Lo que ha hecho el presidente estadounidense es enorgullecerles aún más, darles un modelo. Pero, al mismo tiempo, Trump es una contradicción para ellos. La imposición que ha hecho a la Unión Europea, las amenazas, la coerción para evitar una guerra comercial, la defensa de políticas proteccionistas a favor de Estados Unidos… Todo eso la derecha europea sabe que afecta negativamente a la UE.

Por coherencia, los partidos más radicales tendrá que darse cuenta —yo espero que tarden poco, pero hasta ahora no están en eso— de que Europa no va a crecer a base de proteccionismo, ni apelando a la soberanía nacional, ni al antieuropeísmo. La agenda internacional que está desarrollando la UE, precisamente para poder defenderse de las posiciones de Estados Unidos, es diversificar y tener una agenda intensa en favor de acuerdos comerciales que den estabilidad y diversifiquen suministros. Ahí van a entrar en su propia contradicción.

Y lo veremos cuando se vote en el Parlamento el acuerdo político que alcanzaron Trump y Von der Leyen en aquella famosa —y terrible— firma en el campo de golf de Escocia.

La sensación de pérdida en la ciudadanía europea

– ¿Hasta qué punto crees que el sentimiento anti europeísta está espoleado por una ciudadanía que se siente perdedora de todo este proceso? A nivel de precio de la cesta de la compra, del coste de los básicos… ahora mismo el clima general no es de «nos está yendo bien con esto»

Sí, yo creo que efectivamente por eso decía que las políticas de Trump y sus consecuencias están deslegitimando el discurso de quienes defendían el proteccionismo como solución. En el caso de Europa es especialmente paradójico, porque la UE es la región del mundo más abierta: nuestro PIB depende en un 50 % del comercio. En China no llega al 40 % y en Estados Unidos no llega al 30 %.

Somos la región del mundo que más necesita exportar e importar. Por tanto, si lo que quieres es defender a tu ciudadanía, tienes que cuidar eso. No puedes venderle la idea de que cerrando fronteras y levantando muros comerciales vas a proteger mejor su nivel de vida, porque es falso.

Ucrania, Rusia, Alemania y el giro de 2022

– Hablemos un poco de Ucrania, China y Estados Unidos. Hay un antes y un después, sobre todo para Europa, a partir de 2022, cuando Rusia invade Ucrania. En los años posteriores hemos visto cómo la economía alemana, que era muy dependiente del gas ruso, ha pagado el error y da la sensación de que «no tira». ¿Cómo describirías la reordenación de prioridades de la UE desde entonces?

Debemos analizar individualmente la situación de Ucrania, de China y de Estados Unidos, porque la respuesta es distinta.

Compartiendo totalmente el análisis, lo que se ha puesto de manifiesto son errores estructurales de la UE, como la dependencia del gas ruso, con una responsabilidad muy importante de Alemania a la hora de defender ese modelo; la deslocalización industrial hacia terceros países, como China, que exigían transferencia de tecnología… Todos esos errores se pagan. Berlín tiene una gran responsabilidad, pero también todos los Estados miembros que lo consintieron.

En el caso de Ucrania, creo que la respuesta de la UE a la invasión ha sido adecuada. El primer objetivo era apoyar a una economía en guerra. Por eso se adoptaron medidas clave en el ámbito comercial, como la liberalización de emergencia de muchas exportaciones ucranianas hacia la UE.

Yo entonces estaba en el Parlamento Europeo y recuerdo que hicimos un procedimiento acordado con la Comisión para que fuera súper exprés y pudiéramos ayudar de manera inmediata. Después se fortaleció el acuerdo de asociación y la zona de libre comercio para avanzar en la integración de Ucrania en el mercado europeo.

Posteriormente, la UE tuvo que hacer frente al exceso de exportaciones agrícolas ucranianas que afectaban a países del Este. Se volvieron a restaurar aranceles o cuotas en ciertos productos para equilibrar, pero siempre con el objetivo de apoyar a Ucrania, que necesitaba pagar los sueldos de sus funcionarios y de sus soldados en plena guerra.

La UE como tercer actor global y los instrumentos de defensa comercial

– ¿Y qué pasa en el frente China–Estados Unidos?

Ahí lo que tenemos es un nuevo escenario geopolítico impuesto por la rivalidad entre China y Estados Unidos. En ese contexto, la UE está desarrollando una política comercial mucho más ambiciosa, dándose cuenta de la fortaleza que tiene como instrumento de crecimiento y de reducción de vulnerabilidades y dependencias.

Por eso se han estado desarrollando nuevos acuerdos bilaterales y alianzas estratégicas con socios afines, como Mercosur. Se buscan alianzas en Asia-Pacífico —con Indonesia, Tailandia, Filipinas, Malasia, India…— para que la UE tenga una mayor presencia y relaciones comerciales más equilibradas en esa región. Y también se intenta hacer lo mismo con África, aunque ahí queda mucho por hacer en cooperación eficaz.

Al mismo tiempo, la UE está tratando de construir relaciones más asertivas con China y de definir unas nuevas relaciones transatlánticas con Estados Unidos. Esos son, hoy por hoy, dos grandes retos de la Comisión, el Consejo y el Parlamento, el cómo dar respuesta a este nuevo contexto internacional de manera que la UE ejerza como el tercer actor global que debe ser y recupere la influencia que ha perdido.

El otro objetivo es desarrollar el alcance y la eficacia de los instrumentos de defensa comercial para proteger a la industria europea de la competencia desleal. Durante mucho tiempo, la UE permitió la deslocalización industrial hacia países del sudeste asiático, y particularmente hacia China, aceptando condiciones muy restrictivas de transferencia de tecnología que mermaban nuestra capacidad tecnológica.

Yo, desde mi primera legislatura, me especialicé también en los instrumentos de defensa comercial y recuerdo lo que costaba avanzar. En el Consejo había Estados muy «pro libre comercio» que no querían ni oír hablar de estos instrumentos por miedo a que perjudicaran sus exportaciones a terceros países. La realidad actual, viendo la amenaza de Estados Unidos y la fortaleza de la economía china frente a Europa, ha cambiado las cosas.

Ahora se están revisando esos instrumentos para que sean más eficaces y se ha creado uno nuevo muy importante: el instrumento anticoerción. Desgraciadamente, el Consejo ha impedido que se utilice como sería necesario. Creo que, por ejemplo, hubiera sido fundamental en la negociación con Trump para llegar a un acuerdo mucho más equilibrado del que se alcanzó.

De-risking vs proteccionismo

– Está cambiando todo. Europa tiene que encontrar su hueco, has mencionado los instrumentos de protección comercial… ¿Dónde trazas la línea entre reducir riesgos (de-risking) y el proteccionismo puro y duro?

Son políticas completamente diferentes. El proteccionismo tiene como objetivo proteger la producción nacional frente a la competencia extranjera, aumentar la autosuficiencia económica y evitar que las importaciones perjudiquen a las empresas locales. Tiende al aislamiento y al nacionalismo económico.

El de-risking no pretende eso. Es una política de reducción de riesgos que no quiere cerrar mercados, sino corregir las desviaciones del mercado, diversificar dependencias y reducir vulnerabilidades frente a terceros países. El enfoque no es proteger, sino corregir competencias desleales. Se trata de equilibrar relaciones defendiendo el comercio libre, pero de manera más segura y equilibrada.

Son completamente diferentes. Como decías tú antes, es casi un «libre comercio a la europea». Y me gusta esa definición.

Coches eléctricos chinos: calidad, precio y respuesta europea

– ¿Están funcionando estos instrumentos compensatorios como palanca negociadora? ¿Van a penetrar cada vez más marcas no europeas?

Hay que decir claramente que los vehículos eléctricos chinos tienen mucha calidad a un precio mucho menor que los europeos. Yo estuve en China hace años, en 2017, y volví el año pasado. Me llamó muchísimo la atención cómo ha cambiado Pekín. Cuando llegué en 2017, era una nube amarilla, un olor permanente, todo el mundo con mascarillas… La polución era horrorosa. Tres horas antes de aterrizar ya veías el humo, cómo cambiaba el color del cielo.

Ahora el aire es absolutamente limpio, ya no ves a nadie con mascarilla por la calle debido a la contaminación. ¿Cómo lo han hecho? China tiene una ventaja, una economía planificada y planes a largo plazo. Primero hicieron una apuesta muy fuerte por las energías renovables, las calefacciones son ya limpias; y después por el vehículo eléctrico, que llevan años impulsando.

En la Unión Europea eso es impensable; aquí se ha seguido apostando por los motores de combustión, y de nuevo vemos la influencia de la industria alemana y el poder que tiene en las Instituciones europeas. En Pekín, hoy, los autobuses son eléctricos, no hay un solo autobús de combustión. Los vehículos tienen matrículas diferenciadas, las verdes son los limpios y las azules, las de combustión. Me decían que los eléctricos ya superan el 60 % de los vehículos en la ciudad.

Además, han hecho una apuesta tecnológica indiscutible comprando fábricas europeas como Volvo, Saab, la propia MG… La industria automovilística sueca desapareció y muchas de esas capacidades han acabado en manos chinas. Con todo eso son capaces de hacer vehículos eléctricos de una calidad increíble a un precio muy inferior.

La respuesta de la UE no puede ser cerrar el mercado. Debemos apostar tecnológicamente y avanzar en la transición para tener una industria europea de vehículos eléctricos capaz de competir porque ofrece al ciudadano la mejor calidad al menor precio.

– Lo primero que nos preguntamos los ciudadanos es: ¿Por qué no estamos haciendo nosotros esto? Si ellos pueden hacerlo, ¿por qué me cuesta el doble un coche europeo cuando no me está dando el doble de valor?

Exactamente. Por eso creo que Europa tiene que apostar de manera contundente por la transición y por el vehículo eléctrico, y buscar cooperación tecnológica con una industria china que ya ha desarrollado esa tecnología.

En lugar de enfrentarnos a ellos, busca los elementos de cooperación. Por eso valoro muy positivamente el proyecto de joint venture de Stellantis con CATL, el fabricante de baterías. Creo que esa es la vía: busquemos la cooperación, reforcemos la industria automovilística europea cooperando y aprendiendo de quienes ya han hecho ese proceso.

En cuanto a la pregunta concreta sobre los instrumentos de defensa comercial; sí, los instrumentos antisubvenciones están siendo eficaces. La prueba es que la primera reacción de China ante las medidas de la UE fue abrir investigaciones antidumping a otros productos europeos. Es un caso de acción-reacción inmediata.

Pero también es verdad que se han utilizado como palanca negociadora. China ha visto que los aranceles a los vehículos eléctricos le hacen daño y actualmente se está negociando un mecanismo por el cual las firmas chinas evitarían los aranceles si aceptan un precio mínimo de exportación.

– ¿A qué te refieres exactamente con ese precio mínimo de exportación?

A que el fabricante chino acepte que el precio al que vende sus vehículos en Europa tenga un nivel que la UE considere razonable para no aplicar antisubvención. Es decir, un precio que no se perciba como dumping ni resultado de ayudas incompatibles.

– Pero eso, al final, ¿no perjudica al consumidor?

Siempre que pongas un arancel o un límite de este tipo, el precio lo paga alguien: o el fabricante, si reduce su margen, o el consumidor, si se le traslada. Dependerá de la política de los fabricantes chinos.

En todo caso, lo que no es aceptable es que las políticas de subvenciones industriales chinas, que no respetan las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), estén inundando el mercado y saltándose las reglas del juego, porque perjudican a la industria europea. Y China entró en la OMC aceptando esas reglas.

Dicho esto, también es verdad que Europa tiene que hacer sus deberes: avanzar tecnológicamente y tratar de conseguir los avances necesarios para ser más competitiva. De nuevo, se trata de buscar equilibrios: no aceptar dumping ni subvenciones incompatibles, pero tampoco resignarte a que otros hagan la transición y tú no.

BRICS, sur global y una Europa que busca su lugar

– Hablemos de los BRICS y de la proyección de poder que están teniendo. China se ha posicionado prácticamente como líder del bloque, India viene detrás con una proyección brutal… Europa necesita maniobrar para encontrar su lugar con los BRICS, pero con la sombra de Estados Unidos siempre presente. Nuestra construcción no se entiende sin Bretton Woods, sin la posguerra, sin la OTAN. Y al mismo tiempo la relación actual con Estados Unidos tiene un punto hostil. ¿Cuál es la salida?

Yo creo que la UE tiene que tener su propia vía. No puede depender de quién gobierne en Estados Unidos ni de la desventaja competitiva frente a China. Tiene que tener su propio camino.
En ese sentido, ha habido dos informes determinantes: el Informe Draghi y el Informe Letta. Ambos marcan claramente cuál es el camino a seguir para que la UE sea de verdad un actor global —y lo es, porque somos la tercera economía del mundo—.

¿Cómo se hacemos eso? Si nuestra fortaleza es nuestra posición económica y nuestra potencia comercial, tenemos que fortalecer nuestro mercado interior. Somos un mercado de 450 millones de habitantes, con alto poder adquisitivo, el mercado más deseado. Y por la calidad de nuestros productos, y por las condiciones bajo las que se producen.

Europa tiene que potenciar eso. Necesitamos un mercado único de la energía, que no tenemos; un mercado único de capitales, que tampoco tenemos. Cada año, 350.000 millones de euros de ahorro de los europeos se van a Estados Unidos porque aquí no encuentran canales adecuados de inversión. Eso no es aceptable. Imagina lo que se podría hacer con ese dinero en favor de nuestra industria, de nuestra competitividad y de nuestros consumidores.

Pero al mismo tiempo la UE tiene que tejer alianzas con el resto del mundo para ser más autónoma. Necesita más autonomía y más independencia frente a Estados Unidos y China, y por tanto debemos diversificar, mejorar y potenciar nuestras relaciones internacionales.

La UE tiene que decidir si adopta estrategias de cooperación pragmática con los BRICS o si prefiere adoptar una política de competencia frente al liderazgo de China

Creo que la UE tiene que decidir si adopta estrategias de cooperación pragmática con los BRICS —en comercio, inversiones, infraestructuras— o si prefiere adoptar una política de competencia frente al liderazgo de China y los BRICS. Yo creo que la segunda opción no es la mejor; yo optaría por una política de cooperación pragmática.

Y tiene que hacer uso de los acuerdos bilaterales que ya tenemos con miembros de los BRICS o países afines para buscar un diálogo constructivo con el bloque, además de buscar nuevos acuerdos bilaterales y alianzas estratégicas con el sur global que favorezcan una mayor integración regional y una mejor inserción de estos países en las cadenas globales de valor.

Porque si China tiene la influencia que tiene en el sur global es porque, pese a que interviene, ayuda. No creo que ese sea el modelo que deba seguir la UE, pero esos países aprecian lo que China les está dando.

África, infraestructuras y una cooperación europea dispersa

– Es fascinante lo que ha ocurrido en África en los últimos años con dos jugadores como China y Rusia. Muchos países necesitaban, dicho mal y pronto, infraestructuras que no tenían y seguridad, en contextos de países inestables con golpes de Estado constantes. China ha ofrecido contratos a cambio de infraestructuras y Rusia a cambio de seguridad —a través de Wagner y otras contratistas militares—. Han respondido a lo que esos países pedían.

Claro. Yo conozco un poco la política de cooperación, porque muchas veces tienes que coordinar política comercial, industrial y de cooperación. Y soy bastante crítica con la política de cooperación de la UE.

Está dispersa en infinidad de proyectos mínimos. Es verdad que se deciden de acuerdo con el país tercero, pero no responden a una estrategia de crecimiento global de ese país. Europa tiene que analizar cómo concentra sus recursos en proyectos que tengan mucho más impacto en el desarrollo económico de esos terceros países.

Seguimos poniendo en manos de China el desarrollo de infraestructuras de continentes enteros, no solo África. En Latinoamérica, con la explotación de minas, está pasando lo mismo. Y con los minerales raros tenemos una dependencia enorme: China controla alrededor del 70 %.

La política de cooperación tiene que servir de verdad a estrategias de desarrollo de estos países. Por eso creo que es fundamental que la UE establezca nuevas alianzas estratégicas con el sur global y que el objetivo sea, por una parte, ayudar a esa integración regional y, por otra, que se integren mejor en las cadenas globales de valor con una relación más equilibrada. Esa es la línea estratégica inteligente que creo que debería seguir la UE. Pero todavía estamos lejos de eso.

¿Estados Unidos de Europa?

– Existen corrientes de pensamiento europeo que hablan de la creación de unos «Estados Unidos de Europa»; un continente unificado y con liderazgo homogéneo. Lo hacen bajo la premisa de que es muy complicado competir, cuando tienes delante a un jugador capaz de planificar en plazos de 10 o 15 años.

Exacto. Fíjate, Europa hace muy buenos planes. Yo defiendo mucho a los funcionarios de la Comisión Europea: son excelentes profesionales. Eso de que son burócratas es una crítica fácil de quien no conoce la realidad. Hacen planes estratégicos y estudios de medio y largo plazo que marcan horizontes de reforma muy buenos.

¿Cuál es el problema? Como siempre, la implementación. En última instancia, esta depende de los Estados miembros y ahí están las diferencias entre 27.

Yo también soy una firme defensora de una Unión Federal Europea. Creo que es el camino. Pero por ahora no es una realidad y tenemos que trabajar con los mimbres que hay. Modificar los tratados no es posible hoy porque exige unanimidad. Unos tratados que eran muy válidos cuando éramos seis, que sirvieron cuando éramos doce, empiezan a tener problemas con 17 y con 27 mucho más. Pero son los que tenemos.

Tenemos que aprovechar al máximo lo que nos permiten hacer. Un instrumento clave es la cooperación reforzada. El euro es el mejor ejemplo. No había condiciones para que todos los Estados miembros adoptaran el euro. Hubo países que apostaron, hicieron esfuerzos, cumplieron las condiciones y entraron. Y ahí estamos. Hay una diferencia entre los países del euro y los que no están, y los segundos están esforzándose por entrar.

Europa tiene que pensar que tenemos que implementar políticas necesarias para afrontar grandes desafíos utilizando instrumentos de este tipo. Si no somos capaces de poner de acuerdo a 27, lo que no podemos hacer es pararnos. Eso es lo peor.

Utilicemos al máximo nuestros instrumentos para poder tomar decisiones, lanzar estrategias, programas y planes encaminados al objetivo a largo plazo que queremos.

Autonomía estratégica en defensa

– Pasamos al último bloque: la autonomía europea en defensa. Parece que la guerra de Ucrania lo ha removido todo, Estados Unidos nos suelta la mano en defensa, Europa siempre ha tenido una industria potente pero dispersa, hay tensiones sobre si se compran sistemas europeos o estadounidenses… ¿Vamos hacia una Europa más militarizada? ¿Romperemos esa imagen de que la defensa era un tema secundario?

Aquí estamos ante otra área estratégica donde Europa no puso la mirada donde debía. La UE se construye como un proyecto de paz frente a las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, para que no volviera a ocurrir. Entramos en la OTAN y confiamos toda nuestra estrategia de seguridad y defensa a Estados Unidos. Era muy cómodo, pero nos hizo dependientes.

Lo que ocurre es que ahora no podemos depender de quién gobierna en Estados Unidos. Europa de contar con su propia independencia y su propia autonomía estratégica. Cuando Trump ganó y puso en solfa la defensa europea, diciendo «yo no les voy a pagar la defensa, ustedes tienen que invertir», detrás de eso había también un interés claro: que compremos su material, porque nosotros no lo tenemos.

Europa necesita imperiosamente tener la seguridad y la defensa en sus propias manos. Tiene que hacer muchas cosas para conseguirlo. Hay muchos recursos dedicados a seguridad y defensa por los Estados miembros, pero el problema es que no están coordinados.

Haría falta una estrategia de defensa europea que no signifique que todos invierten en lo mismo, sino que defina en qué es bueno cada Estado miembro y especialice: quién puede ser referencia en qué, qué capacidades hacen falta, cómo se complementan. Y, desde luego, reducir nuestra dependencia de Estados Unidos en aspectos como la información o los satélites.

Afortunadamente, ahora se está empezando a definir una estrategia propia de seguridad y defensa. Es imprescindible.

El papel de España

– ¿Cuál debería ser el papel de España en esa autonomía estratégica? Hace poco vimos un movimiento del presidente del Gobierno de incluir el gasto en renovables como parte del gasto en defensa. Tiene cierto sentido, aunque no es lo que la gente suele pensar cuando se habla de defensa.

España está jugando un papel relevante en todo lo que llamamos autonomía estratégica abierta. Nuestro país defiende la apertura y unas relaciones basadas en la confianza, el diálogo y el intercambio comercial, pero combinadas con autonomía.

En seguridad y defensa, creo que lo que está haciendo es muy adecuado. Además de lo que señalas, España defiende reasignar prioridades del presupuesto comunitario, no solo más recursos, que ya se han aprobado en parte, sino usar nuevos instrumentos como endeudamiento conjunto para financiar gasto en seguridad y defensa, como se hizo con el plan de recuperación.

Resultará fundamental contar con nuevos recursos y, al mismo tiempo, una reasignación que haga más eficiente la inversión en materia militar, de defensa e infraestructuras. Es clave combinar todos los instrumentos: deuda común, Banco Europeo de Inversiones, nuevos mecanismos específicos.

También estamos poniendo racionalidad sobre la mesa. No puede ser que cada país esté comprando los mismos productos balísticos y tengamos «muchas balas pero pocos tanques». Hay que ponerse de acuerdo en qué necesita Europa y quién puede especializarse en cada cosa.

Y, a través de empresas como Indra, la apuesta estratégica del Gobierno por situar a la industria española en una buena posición en la futura arquitectura europea de defensa es muy importante para que la industria de defensa española tenga un papel destacado.

El futuro de la Unión Europea

– Para terminar, me gusta hacer una pregunta deliberadamente abierta. ¿Cómo ves el futuro de la Unión Europea en todos estos ámbitos dentro de cinco o diez años?

Va a depender mucho de las elecciones nacionales. Lo que Europa haga va a depender de lo que los gobiernos de los Estados miembros quieran que sea.

Es estratégico que en las elecciones nacionales se hable de Europa y de cómo un gobierno en un país determina lo que pasa en Europa. Que los ciudadanos sean muy conscientes de lo que Europa significa para ellos ahora y en el futuro.

Si se hace eso, la Comisión Europea estará más legitimada para sacar adelante propuestas que luego tendrán que refrendar el Parlamento y el Consejo. Se trata de que, en lugar de que sean intereses nacionales dominados por posiciones proteccionistas propias de la extrema derecha, prevalezcan intereses europeos, más progresistas, que busquen que Europa tenga mayor peso en el panorama global en un entorno de diálogo y cooperación y no en uno de confrontación y guerras comerciales.

Creo que Europa puede jugar ese papel, que tiene los instrumentos necesarios. Creo que somos más los europeístas convencidos, pero tenemos que demostrarlo mejor y conseguir que en los Estados miembros gobiernen gobiernos proeuropeos, no defensores de soberanismos nacionales proteccionistas que solo nos conducen a la irrelevancia.

Firma
Fotografía de Borja RamírezBorja RamírezGraduado en Periodismo por la Universidad de Valencia, está especializado en actualidad internacional y análisis geopolítico por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado su carrera profesional en las ediciones web de cabeceras como Eldiario.es o El País. Desde junio de 2022 es redactor en la edición digital de Economía 3, donde compagina el análisis económico e internacional.
Empresas
INDRA SISTEMAS SA
Artículos relacionados
Temas
INDRA SISTEMAS SA
112
Últimas Noticias
112
Camara de Comercio de Castellon Energias renovables
Cuentas Anuales Infonif
El Debat
Formacion HUB E3 Lego Serious Play
finanedi
Alcati celebra tu evento
finanedi