Ingenieros geomáticos reivindican su papel ante la crisis climática
Redacción E3
«El absentismo laboral está generando un impacto enorme en la economía, y lo más preocupante es que va en aumento». Así describe Emilio Gómez, director del área de Prevención de Unión de Mutuas, la radiografía de un fenómeno que ya supone 8,7 millones de procesos de baja y 368 millones de jornadas perdidas al año en España. «Detrás de cada ausencia hay un coste directo, pero también un coste oculto que deteriora la productividad y sobrecarga a los equipos», subraya.
El absentismo por incapacidad temporal derivada de contingencias comunes generó en 2024 un coste cercano a 29.000 millones de euros, de los que 15.000 millones correspondieron a la Seguridad Social y casi 14.000 millones a las empresas. Gómez advierte de que este escenario «incrementa la preocupación empresarial y complica la competitividad en un contexto en el que ya es difícil encontrar perfiles profesionales formados y comprometidos».
A este impacto se suman pérdidas menos visibles pero igual de relevantes: horas productivas no realizadas, sobrecarga de plantillas, pérdida de conocimiento experto y dificultades de sustitución. «Cuando un trabajador no está en su puesto, el impacto no es solo contable: alguien tiene que asumir ese trabajo y eso erosiona a los equipos», apunta.
Gómez explica que el absentismo afecta de forma transversal a prácticamente todos los sectores, aunque reconoce que las actividades tecnológicas suelen presentar menores tasas. Recuerda que no se trata de un fenómeno exclusivamente sanitario ya que «el absentismo refleja tanto el estado de salud de la población trabajadora como disfunciones organizativas, sociales y asistenciales».
Entre las causas señala factores socioeconómicos como el envejecimiento de la población activa o los ciclos económicos; personales, como el cambio generacional o las cargas familiares; laborales, vinculados a la flexibilidad, las condiciones de trabajo o la cultura empresarial; y asistenciales, relacionados con las listas de espera y los retrasos diagnósticos en los servicios públicos de salud, que prolongan innecesariamente muchos procesos.
A todo ello se añaden factores clínicos, especialmente el aumento significativo de las patologías de salud mental, que se sitúan ya entre las que más horas de incapacidad acumulan.
Aunque los procesos traumatológicos siguen siendo los más habituales en términos de volumen, la salud mental ha escalado a las primeras posiciones en horas de baja. «Las patologías de salud mental se han disparado y sus procesos son cada vez más largos. Tras la pandemia, -resalta Gómez- colectivos como el sanitario han sufrido especialmente».
El experto recuerda que la ausencia de 1,5 millones de personas al día -según los últimos datos de la EPA- obliga a las empresas a convertir la gestión del absentismo en un elemento central de su estrategia.
«No basta con contar bajas -advierte el experto de Unión de Mutuas- hablamos de gestionar cultura, liderazgo y bienestar. «Las compañías que avanzan son aquellas que profundizan en el diagnóstico de su situación, disponen de indicadores fiables y ponen en marcha planes de mejora que involucran a toda la organización», sostiene.
En la práctica, este enfoque implica realizar un diagnóstico interno mediante herramientas de análisis sobre cómo se gestiona el absentismo, contar con indicadores clave como tasas de incidencia, porcentaje de absentismo, duraciones medias, costes o días perdidos y desplegar planes de actuación en cuatro ámbitos: salud de las personas y control de la incapacidad temporal, gestión de recursos humanos, seguridad y salud laboral y cultura organizativa.
A ello se suma un componente esencial: la comunicación interna, tanto de los indicadores como de los objetivos, protocolos y recursos que la compañía destina para su mejora, fomentando la transparencia y la implicación del conjunto de la plantilla.
«Estamos viendo un cambio cultural. Las empresas disponen de más información y los temas de absentismo han entrado en los comités de dirección, donde se evalúan los planes de acción y su evolución», apunta Gómez. De todas formas, reconoce que «los resultados no son inmediatos». De hecho, asegura que «el impacto llegará a medio plazo», tal y como ocurrió con la implantación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Absentismo-UnionMutuas
Gómez detalla que Unión de Mutuas trabaja con las empresas mediante un esquema que comienza por analizar en profundidad la situación de cada organización, utilizando un sistema de revisión que evalúa los distintos aspectos implicados en la gestión del absentismo. Este proceso permite elaborar informes evolutivos y comparativos para identificar áreas de mejora.
El siguiente paso es medir. «Es fundamental elegir los indicadores adecuados y fijar objetivos de mejora», explica. Para ello facilitan a las empresas índices relativos, tasas de incidencia, absentismo porcentual y otros parámetros absolutos como duraciones medias, costes o número de días perdidos.
Tras el análisis y la medición llega el momento de actuar, elaborando un plan de intervención que abarca cuatro ámbitos: salud de las personas y control de la incapacidad temporal, gestión de recursos humanos, seguridad y salud en el trabajo y cultura organizativa. El objetivo es reducir la duración de los procesos, mejorar la reincorporación y fortalecer el bienestar laboral.
Por último, Gómez subraya la importancia de comunicar. La empresa debe trasladar a toda la plantilla sus indicadores, los planes de actuación, los recursos e inversiones destinados y el avance de cada iniciativa, favoreciendo la transparencia y la corresponsabilidad.
Además del papel empresarial, Gómez insiste en que la Administración debe avanzar «de forma decidida» para agilizar procesos diagnósticos y mejorar la coordinación entre servicios sanitarios públicos, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y mutuas.
«Cuando los procesos son lentos y poco coordinados, las bajas se alargan innecesariamente y eso afecta directamente a la productividad y a la reincorporación», advierte.
Unión de Mutuas mantiene convenios con distintas administraciones autonómicas para adelantar pruebas diagnósticas en patologías traumatológicas y de salud mental -siempre con el consentimiento del trabajador- y compartir esa información con el sistema público con el fin de acelerar tratamientos y acortar procesos.
Gómez considera que el absentismo tiene una doble naturaleza. A su juicio, por un lado es estructural porque «los servicios públicos de salud están saturados, lo que genera un cuello de botella que alarga los procesos; y por otro, es coyuntural porque las nuevas generaciones tienen prioridades distintas, con mayor demanda de flexibilidad y equilibrio personal, y porque el envejecimiento de la población trabajadora genera limitaciones físicas en determinados puestos».
El experto insiste en que, si bien el absentismo no tiene soluciones simples ni inmediatas, «la combinación de cultura organizativa, prevención, gestión profesionalizada y coordinación sanitaria es el camino para reducir su impacto en la competitividad y en el bienestar de los trabajadores».
Gemma JimenoLicenciada en CC de la Información por la Universidad del País Vasco, Gemma Jimeno se incorporó a ECO3 Multimedia, S.A., en 1998 como Redactora y ha participado activamente en el desarrollo de diferentes líneas de negocio. Desde hace años desempeña las funciones de Editora de los contenidos informativos, de los diferentes productos editoriales de E3 Media.
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