Miércoles, 26 de Marzo de 2025
Pulsa ENTER para buscar
INFONIF Club Empresas Podcast Rankings Eventos Revistas
Infonif informes comerciales

Pedro Videla, IESE: «El antiglobalismo es el gran ‘swing’ de los próximos años»

Publicado a 17/02/2025 18:22 | Actualizado a 21/02/2025 13:10

Popularizado por el filósofo alemán Johann Georg Hamann, la expresión «zeitgeist» (espíritu del tiempo) hace referencia a las ideas, actitudes y tendencias predominantes en un determinado período histórico. El concepto describe la mentalidad colectiva de una era y cómo esta influye en la forma en que las personas perciben el mundo y responden a él. Para muchos analistas, el momento actual se caracteriza por un profundo cambio, un movimiento de placas tectónicas que pone fin al mundo unipolar.

Tras el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, las piezas se están reordenando a toda prisa sobre el tablero. Son muchos los factores que dictarán los próximos años, la creciente tensión con China, el posible fin de la guerra de Ucrania, la forma que tome la paz o, más a corto plazo, las elecciones en Alemania.

Pedro Videla, IESE: «El antiglobalismo es el gran ‘swing’ de los próximos años»

De todo ello hablamos con Pedro Videla, analista internacional, experto en geopolítica, profesor del Departamento de Economía y titular de la Cátedra Banco Sabadell de Economías Emergentes del IESE.  El profesor  se ha desplazado a Valencia para impartir la sesión «Entorno económico y político con trump 2.0» en la Fundación Bancaja.

Un cambio de época

– Muchas son las cosas que parecen haber cambiado desde que el pasado 5 de noviembre Donald Trump fuese reelegido de manera contundente como presidente de los Estados Unidos. Las placas tectónicas se mueven y son muchos los analistas que señalan que nos podemos encontrar ante un punto de inflexión. ¿Cree usted que estamos ante un cambio de época? ¿Por qué?

Lo primero que hay que hacer a la hora de analizar la actualidad es no leer a Donald Trump literalmente. Cuando Trump dice que va a recuperar el Canal de Panamá para los Estados Unidos, los panameños lógicamente se pusieron a la defensiva, esgrimiendo el Tratado de Torrijos-Carter; pero lo que busca el mandatario estadounidense realmente es sentar una posición fuerte de negociación. Lo que ocurrirá después no lo sabemos, pero los panameños ya están en alerta y saben que si las empresas que manejan el puerto en Balboa y Colón son chinas -en referencia a Hutchison Ports, un family business de Hong Kong- supone una línea roja para Washington.

Lo segundo que debemos evitar es no tomarlo en serio y pensar que es un loco. Detrás de Trump hay un plan bien pensado, con sustento intelectual, y las políticas que implemente serán distintas a las que haría un presidente en su segundo mandato. Donald Trump viene a hacer un segundo término tras haber aprendido durante su primer mandato que si quiere ir contra el sistema, debe rodearse de gente antisistema.

De ahí que, si echamos un ojo a la gente que ha puesto a cargo de su política exterior, por ejemplo, vemos que no son gente que haya participado previamente en el sistema, sino que son outsiders. El caso claro es Mike Pompeo, que ocupó diversos cargos de mucha importancia durante el primer mandato de Trump y que hoy en día no ocupa ya ningún puesto.  La estrategia consiste en alterar el sistema y es probable que logre hacerlo de forma sustancial. Esto no es un proceso nuevo en el mundo, ha ocurrido en otros países, pero que pase en EE.UU. es trascendental. El péndulo se está moviendo hacia el lado opuesto.

El gran «swing» de los tiempos

– ¿Hacia dónde se mueve ese péndulo?

Si hasta la fecha predominaban en términos generales los gobiernos de centroizquierda a nivel global, en la actualidad vamos hacia la centroderecha. Estos movimientos están formados predominantemente por tres grupos. El primero son los conservadores, que históricamente han visto que no tenían muchas posibilidades y a los que se les ha abierto una ventana de oportunidad. El segundo grupo está formado por lo que en Estados Unidos se denominaría libertarios, pero que en Europa recibirían el nombre de liberales tradicionales, gente a favor del libre mercado y el individualismo. Estos libertarios entran en contradicción en muchos aspectos con los conservadores, principalmente en aspectos regulatorios.

El tercer grupo, que es el más importante en Europa, son los antigloblalistas. De carácter nacionalista, quieren acabar con las instituciones supranacionales que no tengan carácter democrático. Este tercer grupo está en contra de la migración y a favor, al menos e teoría, de la defensa de los puestos de trabajo nacionales, pese a que es difícil que puedan adoptar en la práctica medidas reales para defender estos empleos. Estos son los llamados populistas.

En nuestro país el ejemplo sería Vox, que comenzó siendo un partido libertario y que se ha movido hacia posturas que combinan lo conservador y lo antiglobalista.  Durante los últimos años el péndulo ha ido demasiado hacia la izquierda, y los gobiernos quisieron entrometerse demasiado en las actividades de los seres humanos, lo que ha provocado ahora un fuerte efecto rebote hacia el otro lado, que previsiblemente se vuelva hegemónico en muchos países.

En palabras de Steve Bannon, uno de los ideólogos originales del movimiento MAGA (Make America Great Again), haría falta tan solo la mitad del dinero que le costó a Elon Musk que saliera escogido Donald Trump para lograr una Europa populista.

Es un movimiento fácil de vender, que culpa de los males de la sociedad a ese gran otro y que se alimenta de tragedias como el reciente atentado en Munich. Es previsible que estas corrientes sean las más fuertes de los próximos años. El antiglobalismo va a ser el gran «swing» (giro) de los próximos tiempos.

Europa no puede contar con Estados Unidos

– La Administración Trump parece tener claro que la guerra en Ucrania debe terminar. Parece, además que lo hará en términos favorables para Rusia. ¿Cree que ese acuerdo finalmente se dará? ¿Qué supondrá para Europa en términos económicos?

Europa debe hacerse a la idea de que no puede contar más con Estados Unidos. Durante los últimos tres años Europa ha vivido con una guerra en su suelo que han pagado esencialmente los contribuyentes estadounidenses. Los europeos debemos empezar a pensar que vamos a ser quienes paguemos nuestra defensa, y en la actualidad países como España solo contribuyen un 2 % de su PIB a la OTAN. Elevar el gasto hasta el 5 %, como plantean los americanos, supondrían un gasto de más de 10.000 millones de euros para España.

De materializarse el acuerdo de paz, sería una noticia terrible para Ucrania, que debería aceptar la pérdida de Crimea y el Dombás. No es la mejor solución en el largo plazo, porque una «victoria» rusa supone abrirle la puerta de los bálticos a Vladimir Putin en el futuro. El mensaje es peligroso, significa que no estamos preparados para hacerles frente.

El diplomático Henry Kissinger, que ocupó los cargos de secretario de Estado bajo los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford, admitía hace unos años en el Foro de Davos que, aunque Ucrania hubiese escogido democráticamente pertenecer a la OTAN, la situación «no era así y debíamos vivir en la realidad». La realidad es dura, pero solo podemos tratar de minimizar sus efectos.

Por el momento no podemos saber cómo va a responder alguien como Putin, solo podemos estar expectantes ante una situación bastante dudosa en la que Europa no tiene mecanismos para sustituir a Estados Unidos.

Un rearme europeo a la fuerza

– De firmarse esa paz en los términos que ha dejado ver la Administración Trump, Europa quedaría a cargo de la seguridad en su frente este. Se habla de rearme europeo, ¿es realmente posible ver un giro europeo hacia políticas de fuerte inversión en Defensa? ¿Qué efecto podría tener en las políticas internas de los países?

Va a tener que ser así, porque Estados Unidos nos va a forzar. Es el juego al que juega Donald Trump, quien tiene el poder tiene la voz y ellos son los mighty (poderosos). Europa se tendrá que adaptar y, tanto es así, que Ursula von der Leyen ya ha declarado que se está estudiando rebajar las medidas del control del déficit para poder hacer frente a estos gastos.

Vamos hacia un mundo que supone un ataque frontal a las instituciones europeas y en el que Estados Unidos va a tener mucho que decir. Es peligroso porque Occidente se va a ver afectado y muchos países emergentes van a ver en China una opción más apetecible, es previsible un gran backlash (efecto rebote).

Una Europa sin locomotora

– Las elecciones alemanas están a la vuelta de la esquina. Durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, pareció hacer un alegato en favor de Alianza por Alemania. Figuras como Elon Musk también están apoyando públicamente esta opción política. ¿Vivimos un cambio en el balance de fuerzas de la política europea?

Así es. Es muy factible que un partido como Alianza por Alemania (AfD) obtenga el 20 % de los votos, quizá un poco más. Partidos como la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) han cruzado el límite para proponer políticas de inmigración con las que AfD está de acuerdo.

Alemania va a cambiar su manera de enfrentar todos sus problemas porque las políticas nativistas y antiglobalistas van a tener cada vez más peso. No hemos de olvidar que hablamos de un país que crecía gracias a tres elementos principales. El primero de todos era la energía barata que les garantizaba el gas ruso, y debemos recordar que fue Vladimir Putin quién cerró el grifo.

Pedro-videla-IESE

En segundo lugar, Alemania vendía productos, principalmente coches, a China. En la actualidad es el país asiático quien produce esos productos, en mayores cantidades y de más calidad. China está compitiendo con Alemania y eso es una razón de peso para empezar a sentirse perdedores en la globalización.

Por último, Berlín hacía un outsourcing de mano de obra hacia los países de alrededor. Países como Polonia están creciendo en la actualidad y en los próximos años van a tener un PIB por habitante más grande que el de España y similar al de Japón. Estos países van a dejar de ser mano de obra barata. En conjunto, la tríada energía barata, competencia industrial y fin de la mano de obra barata, suponen un desafío muy grande para el crecimiento alemán en los próximos años.

En Europa se nos ha muerto la locomotora.

Reorganización mundial

– ¿Qué consecuencias sociales puede tener en los países europeos este giro hacia posiciones proteccionistas? Al mismo tiempo, ¿puede ese giro contra la deslocalización y en favor de lo nacional repercutir en los salarios de los trabajadores europeos?

Los trabajos que se han perdido por la deslocalización no van a volver nunca a España; si antes comprábamos de China, acabaremos comprando a Vietnam. La diferencial de salario real es tal que esos empleos nunca regresarán. Lo que sí ocurrirá es que el coste de todos estos productos será más caro, puesto que asistimos a un proceso de estanflación.

Todo el proceso de reorganización de las cadenas mundiales de valor se traduce en un menor crecimiento económico y mayores precios

Todo el proceso de reorganización de las cadenas mundiales de valor se traduce en un menor crecimiento económico y mayores precios. Los salarios reales y el crecimiento de los países van a caer. Esto va a ser perjudicial para países como España, pero también a los emergentes que no tendrán ya la oportunidad de participar en las cadenas de valor.

El outsourcing va a pasar a ser friendsourcing, en la que los Estados tendrán países amigos con los que hagan negocios, no porque haya una ventaja comparativa, sino porque no pueden llevarlo a otros países más rentables.

Sin embargo, debemos tener por seguro que el porcentaje de la población que va a estar a favor de estos cambios va a ser mayor a lo que muchos analistas creen. Lo vimos en el discurso de J.D. Vance, que llegó a insinuar que no había absoluta libertad de expresión en Europa, posición que los representantes europeos corrieron a calificar de inaceptable. Las personas van a votar por esta situación, que supone una entrada de aire fresco a un sistema anquilosado.

Aumento de las perturbaciones, más pobres

– ¿Vamos a ser más pobres en el futuro?

En el futuro vamos a ser más pobres porque enfrentamos perturbaciones negativas relevantes. La primera tiene que ver con el término que algunos analistas llaman hiperglobalización, que comenzó con Bretton Woods en 1945 y terminó con la crisis de 2008. Esa es la época bonita de gran crecimiento económico en el que se eliminaba la pobreza en el mundo gracias a la globalización. Esto se va a revertir.

En el futuro las cadenas de valor van a ser más complicadas, más cortas… En definitiva, los productos van a ser más caros y el PIB va a caer.

Otro importante factor a tener en cuenta es el cambio climático. Somos una sociedad fósil y esto tiene una gran perturbación negativa que hay que alterar. Este proceso tiene altos costes que no nos podemos permitir, por lo que tratamos de sustituir lentamente esas fuentes de energía. En la actualidad lo que está en duda es si efectivamente vamos a llevar a cabo esa sustitución o si va a haber una coexistencia entre nuevas y viejas tecnologías.

Al mismo tiempo hemos de tener en cuenta el envejecimiento de la población. La tasa de natalidad está cayendo en todos los países del mundo. Por otro lado, en los próximos años vamos a tener que empezar a invertir más en armamento. Un porcentaje importante del pastel va a destinarse que otro se lo coma.

Lo único que nos salva de todo lo que está ocurriendo es el gran progreso tecnológico que estamos experimentando. Si todo lo anterior es negativo, moviendo la oferta agregada del mundo hacia un aumento de costes, esto supone una gran perturbación positiva que puede contrarrestar los anteriores.

Taiwán, ahora o nunca

Uno de los elementos claves en esa disputa tecnológica será el control de la producción de microchips. ¿Podemos llegar a ver un conflicto abierto entre Estados Unidos y China en los próximos años?

Es muy factible y no estará relacionado exclusivamente con el control de la producción de microchips, sino con aspectos más básicos. En Pekín son conscientes de que la población china está cayendo muy rápidamente y se espera que para 2100 sea de 800 millones. Los motivos son diversos, pero la consecuencia es que la ventana de oportunidad se cierra.

Debemos tener en cuenta que Xi Jinping ha cumplido ya sus dos mandatos y se mantiene en el cargo bajo el pretexto de lograr la reunificación del país para 2027. Sabe que su economía está empezando a disminuir, por lo que es ahora o nunca.

Las claves aquí serán ver cuándo vamos a ver el bloqueo chino a Taiwán y cómo reaccionará Estados Unidos a ese bloqueo. Pese a que los norteamericanos ya han comenzado a sacar rápidamente las fábricas de microchips de Taiwán, allí todavía se encuentra la mayor fuente de producción de estos productos.

Sabemos que probablemente ocurrirá. La idea de una guerra fría terminaría igualmente con un bloqueo de China a Taiwán, por lo que el salto a un conflicto abierto es una consecuencia lógica.  La clave será cómo responda Estados Unidos, si escoge la opción de negociar o decide que no es aceptable.

Afin SGR prestamos DANA
Caixa Ontiyent iaio
Jornada Ingenieria en tiempos de DANA
GVA Sanitat stop agressions
GVA Sanitat stop agresiones
GVA Sanitat stop agresiones

Dejar una respuesta