Actualmente llevamos varios años en los que las empresas europeas de todos los sectores están instaladas en una gran variedad de burocracia, muchas veces desfasada de la realidad actual y de difícil cumplimiento. Este factor lo vemos con especial incidencia en las pymes y micropymes del sector químico, lo que dificulta cada día su supervivencia.
La gran incertidumbre que sufre la cadena de suministro internacional en el movimiento de mercancías hace que las pymes y micropymes europeas exportadoras tengan que cumplir las nuevas normas de la Mesa de Expertos de la Unión Europea dificultando que sean competitivas.
Además, es imprescindible que tanto los fabricantes como los importadores cumplan con todos los requisitos de forma igualitaria para garantizar la protección del medio ambiente y la seguridad del consumidor final. Por ello, la Mesa de Expertos no puede ser tan tolerante en la burocracia y legislación aplicable en muchas importaciones, como por ejemplo en las aduanas del sector agroalimentario.
El agobio burocrático pone en juego su continuidad
Esta permisividad hace que muchas pymes y micropymes se estén planteando su continuidad por el agobio burocrático al que están siendo sometidas.
En la Comisión Técnica de Quimacova tratamos esta problemática que tanto nos afecta. Además, desde la Secretaría Técnica se facilita a las empresas la información solicitada al respecto, ya que, muchas veces desconocen a dónde dirigir sus consultas, dado que desde las Administraciones en ocasiones no facilitan las respuestas.
La reflexión que quiero dejar encima de la mesa con este artículo es: ¿vale la pena regular tanto para que luego no exista el control adecuado para asegurar que todos jugamos con las mismas reglas? ¿No sería mejor dejar hacer con coherencia y equilibrando los recursos de todos los reguladores internacionales? Como decía un anuncio de una conocida marca de neumáticos: «la potencia sin control no sirve de nada». Pues esto es lo mismo, la excesiva regulación sin sentido no sirve de nada.