La innovación es el motor del progreso y el crecimiento económico y las patentes son un indicador clave de esta actividad. Pues bien, los datos de la Oficina Europea de Patentes (EPO) que acabamos de conocer revelan que en 2023 la Comunitat Valenciana ha experimentado un aumento del 9% en el número de solicitudes de patente europea presentadas, 158 en total.

Este incremento es especialmente significativo si se considera la caída del 12,7% en 2022, lo que pone de manifiesto la resiliencia y el dinamismo de la región en el ámbito de la I+D.

La cifra nos sitúa de nuevo en el cuarto puesto en el ranking nacional (detrás de Catalunya, Madrid y Euskadi), pero el notable aumento del año pasado indica que no solo nos estamos recuperando de la caída anterior, sino que también avanzamos hacia nuevos horizontes de innovación. El tope de 165 solicitudes de patente europea que la pandemia impulsó en 2021 está ahora a la vista.

Esperanzador es también volver a ver a una entidad valenciana en la lista de las diez organizaciones que más solicitudes de patente europea presentan. En 2023 la Universidad de València presentó 13 solicitudes de patente europea, una más que las 12 presentadas en 2022 por la Universitat Politècnica de València. A la vista de los datos, lo que está claro es que ambas instituciones académicas tienen una excelente capacidad para competir en el escenario europeo de la innovación.

Como es sabido, a las solicitudes de patente europea hay que sumar las solicitudes de protección de invenciones mediante patente nacional. Pues bien, las estadísticas de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) confirman el compromiso de la Comunitat Valenciana con la innovación y el desarrollo tecnológico. En el año 2023, la región se mantuvo en la segunda posición del ranking nacional con un total de 179 solicitudes de patente.

Sin duda, los resultados publicados por ambas oficinas son testimonio del espíritu creativo y del talento valencianos y de nuestra contribución al progreso tecnológico de España. Pero también, estos datos podrían reflejar un incremento en la concienciación sobre el valor de las patentes como herramienta indispensable para atraer financiación y capitalizar los resultados de la investigación; una ventaja mucho más frecuente y menos conocida que la función de litigar ante infracciones.

Como hemos visto, en la Comunitat Valenciana el ecosistema de innovación está mayormente integrado por universidades, centros de investigación y tecnológicos. A la vista de su actividad patentadora, la pelota parece estar ahora en el sector empresarial. La colaboración entre estos actores es fundamental para que la ciencia salga de los laboratorios, genere empleo de calidad y llegue a una sociedad que demanda que la tecnología esté al servicio de sus necesidades y que el desarrollo sea sostenible no solo desde un punto de vista medioambiental, sino también desde lo social o lo económico.

Litigar tampoco es el objetivo de las pymes que protegen sus invenciones, sino que en el caso de esas empresas el interés principal es licenciar su tecnología, obtener un rendimiento económico y, en la mayoría de los casos, reinvertir el beneficio en seguir investigando.

En conclusión, los datos de la EPO son una señal positiva sobre la comunidad científica y el colectivo empresarial valencianos. El aumento en las solicitudes de patente europea es un indicador de que la región está en el camino adecuado hacia un modelo productivo basado en el conocimiento que, como bien sabemos, revierte en una mejora en la calidad de vida de las personas.

Por tanto, es esencial que se continúe apoyando la investigación y la colaboración entre universidades y empresas para asegurar que la Comunitat Valenciana no solo mantiene su posición, sino para ver cómo asciende en el ranking de innovación a nivel nacional y europeo, agrandando su imagen como polo de innovación capaz de atraer todo tipo de inversión.