Ir del punto A al punto B a tiempo, en silencio y sin contaminar. Ese es el objetivo del operador de micromovilidad VOI. Álvaro Rodríguez, Senior Public Policy Manager en España de la compañía, habla con Economía 3 sobre el gran reto que ha supuesto para las ciudades la irrupción de los patinetes eléctricos en sus calles.
La meta de esta empresa de origen sueco es impulsar la micromovilidad compartida en las ciudades españolas, transformando la forma en la que la gente se mueve en los núcleos urbanos.
Líderes en micromovilidad europea
– ¿Qué es VOI? ¿Cuáles son los objetivos principales de la compañía?
VOI es una empresa sueca creada en 2018. Ya ha cumplido cinco años, por lo que es una startup que ya ha crecido bastante. Actualmente, está en 12 países de Europa, en más de 120 ciudades con más de 100.000 patinetes compartidos.
La compañía mantiene una misma filosofía desde su fundación: «Ciudades hechas para vivir». Es una concepción muy europea: la ciudad es un lugar en el que hay que integrar todos los modos de tal manera que sean sinérgicos unos con otros. Nosotros no planteamos que el patinete tenga que sustituir a ningún medio de transporte, sino que es el complemento perfecto de todos ellos.
Por ejemplo, en Sevilla, una de las ciudades en la que nosotros operamos en España, hemos observado que más de la mitad de los viajes son intermodales, combinando con autobús o con metro. Además, el patinete se ha convertido en una opción segura para las personas, por ejemplo del sector de la hostelería, que salen muy tarde de trabajar, a horas en las que ya no hay transporte público. En este sentido, también hemos comprobado que el público femenino aumenta en las noches de los viernes y los sábados porque se sienten mucho más seguras no dependiendo de un tercero para volver a casa.
Para llevar esto a cabo es fundamental el diálogo con el ayuntamiento. Y este tiene que entender que esto es una cocreación en la que hace falta construir una red de carriles bici o una red de puntos de aparcamiento para que se respete al peatón, entre otros, junto a una empresa que tenga la tecnología necesaria para llevarlo a cabo.
Tenemos claro que tienes que convertirte en una solución para la ciudad. Si te conviertes en un problema, durarás poco o nada. Colaborar con las ciudades, con los ayuntamientos, es la única forma de asegurar el futuro de un negocio.
Patinetes eléctricos de Suecia a España
– ¿Por qué decidió la empresa desembarcar en España? ¿Qué es lo que le atrajo de nuestro país?
El enamoramiento con España existió desde el principio. La primera ciudad en la que VOI desplegó patinetes fue Estocolmo. Pero, la segunda fue Madrid.
– Estaba el foco puesto en España desde el origen.
Y se encontraron con el caos. Ningún orden. Los ayuntamientos un día te decían que tenías que ir por la acera y al siguiente que lo correcto era el carril bici. Ante esta situación, dijimos que no y decidimos abandonar España un año después de llegar, al menos, hasta que existiera un marco legislativo que asegurase un modelo adecuado.
Así es como en 2020, sale un primer concurso en Sevilla que respondía a ese principio de orden y colaboración respetando a los peatones. Y dijimos: «Este sí es nuestro modelo».
Retos en micromovilidad
– La competencia es feroz. ¿Cómo os diferenciáis del resto?
Intentas tecnológicamente no quedarte atrás. Y todo eso está muy bien. Pero hay una cosa más importante, que es el modelo de gestión de la ciudad. Queremos que se nos reconozca como el operador responsable porque ese es nuestro principio. Tienes que integrarte en un ecosistema. La ciudad es un ecosistema, tú no puedes entrar como ‘un elefante en una cacharrería’, tienes que entrar combinando, tienes que entrar respetando y eso, cuando se hace, funciona.
Tenemos presencia ahora mismo en casi todas las capitales de Europa en las que ha habido concurso. Las últimas que hemos ganado han sido Viena, Milán y Londres.
– ¿Cuáles dirías que son los retos de la micromovilidad en España?
Hay dos retos: uno legal y otro de coparticipación. El reto legal es muy importante. Necesitamos que haya una legislación armoniosa en toda España. Deberíamos preguntarnos qué le pedimos a las bicicletas eléctricas y qué a los patinetes. Realmente es necesario sentarse a dialogar. Es un llamamiento que hacemos, no solo a cada ayuntamiento, sino a un nivel más amplio con la Dirección General de Tráfico.
A nivel de micromovilidad, si comparamos con países del norte de Europa estamos muy por detrás. En España, los beneficios de la movilidad compartida son muchos y muy buenos. Pero, con orden, con un número reducido de operadores y siempre bajo la dirección del ayuntamiento.
Patinetes, una industria con muchos haters
– ¿Por qué crees que los patinetes han sido tan impopulares desde el principio y han contado con tantos detractores?
Porque llegaron de la peor manera posible, de manera anárquica. Llegaba un operador a una ciudad con un modelo muy americano a lo ‘conquista del Oeste’ y tiraban los patinetes en las calles sin preguntarle al ayuntamiento. De un día para otro los ciudadanos se encontraban con 2.000 elementos extraños y molestos tirados por la ciudad en medio de las aceras.
Lógicamente, eso creó una cierta reacción contraria. Sin embargo, por desgracia, en vez de controlar al que lo había hecho, cargaron contra la máquina. El problema no es el patinete, nunca fue el patinete. El problema es que elijas al operador adecuado y, además, lo controles.