La ONG Asociación Con Valores, creada en Valencia hace seis años para ayudar a emprender a personas en riesgo de exclusión, inició su primera incubadora en una etapa complicada, 2019, con nueve personas. Era la primera aceleradora de proyectos para personas en riesgo de exclusión de España y ha formado a 600 emprendedores de 18 países, apoyados, desinteresadamente, por más de 150 profesionales del mundo empresarial.
Hace apenas unas semanas, la incubadora celebró la graduación de los emprendedores de la octava edición y la Feria del Emprendimiento Inclusivo donde los participantes expusieron sus productos y servicios. Ocho ediciones en las que se han formado 600 emprendedores de 18 países, apoyados, desinteresadamente, por más de 150 profesionales del mundo empresarial. Un sueño cumplido que crece cada año.
«Estamos creando un ecosistema de emprendimiento inclusivo en el que personas apoyan a personas. Una familia Con Valores que ya se extiende por varios países del mundo. Es todo un reto, y, a la vez, un regalo. Cada día me levanto y aprendo algo nuevo y me impregno de todas esas personas que participan, de esas historias de resiliencia, de las ganas de salir adelante, de proyectos con potencial, de ideas innovadoras, y de otras mil cosas que hacen que me despierte con ganas. ¡Y eso vale oro!», resalta en su cuenta de Linkedin Andrea Platero, fundadora, junto a Melquiades Lozano, de Incubadora Con Valores.
Los orígenes de la asociación
El proyecto les unió como socios y como pareja. Andrea y Melquiades, cada uno en sus ámbitos profesionales, decidieron avanzar, pasar del voluntariado social a la acción. Melquiades procede del mundo empresarial. Es ingeniero industrial. Fue responsable de I+D+i en el Instituto Tecnológico del Envase, Embalaje, Transporte y Logística (Itene) y más tarde, durante 11 años, director de negocio de la multinacional F. Iniciativas, líder en financiación para I+D+i.
«Me di cuenta de que tenía que cambiar. Ya no podía ser solo un voluntario que acompañaba a personas sin hogar un día a la semana, los martes. Lo que empezó como un voluntariado terminó siendo Asociación Con Valores«, explica el exejecutivo. Lozano se quitó la corbata y el traje y decidió abandonar la compañía en la que trabajaba y crear la asociación.
Es la primera incubadora para personas en riesgo de exclusión apoyada por el mundo empresarial. «Ya son 600 vidas tanto a nivel humano como de negocio. Es un proceso intenso en el que de verdad intentamos crear modelos de vida porque son personas que necesitan un empleo. Un ingreso económico. Que están buscando trabajo y no lo encuentran. Migrantes. Mujeres víctimas de violencia de genero. Con diversidad funcional. No son emprendedores. No es nuestro perfil.
¿Cómo empieza todo?
«Siempre no logramos el éxito, pero aproximadamente el 30 % de las personas que incubamos logran generar ingresos, además de otros efectos positivos», comenta Melquiades. «Desde el principio nos dimos cuenta de que era imprescindible crear relación entre los participantes. De grupo, de familia. El sentido de pertenencia es fundamental para los momentos de flaqueza. Si cuentas con ese apoyo colectivo es más difícil que abandones el proyecto», destaca.
Tras un largo proceso de selección para acceder al programa, totalmente gratuito, los participantes realizan un primer bloque de formación de 12 semanas: estrategia empresarial, finanzas y marketing. Más tarde ya se trabaja la mentorización sobre el modelo de negocio con lo recursos disponibles.
«Estos son limitados y nunca suficientes, aunque la colaboración desinteresada de muchas empresas y mentores ha permitido consolidar este singular proyecto. Son empresas comprometidas con una importante estrategia de responsabilidad social corporativa», añade el artífice de Incubadora Con Valores.
Casos de éxito
Sandra Roch es la fotógrafa de perros de Valencia, anuncian en su blog. Ha participado en la última edición. «Me recomendaron la incubadora. Me apunté. Y me está sirviendo muchísimo. Me han ayudado a enfocar mejor el proyecto que tenía en mente. He aprendido de mis compañeros y de los formadores», indica. Desde su estudio, Selgara, fomenta la inclusión de mascotas en las fotografías de familias. Junto a su socia, Reyes Ortiz, crea un recuerdo único «que dura toda la vida. Además, nos hemos especializado en el movimiento y somos pioneras en la fotografía de eventos equinos y caninos en la Comunitat Valenciana», explica.
Fernando Sánchez es otro emprendedor con valores. Se dedica a la artesanía. Su especialidad es el cuero. «Estoy cobrando la renta valenciana de inclusión y los servicios sociales me recomendaron este curso. Ahora tengo más clara la especialización. Me han aclarado las ideas. Me han abierto un mundo. Mi coach sobre todo me ha orientado mucho. Quiero abrir el producto a la venta online, algo desconocido para mí», señala.
Chema Leal es psicólogo y mentor de la incubadora. Trabaja en la aceleradora de proyectos Opentop. «Me parece espectacular la experiencia. Nunca lo había hecho. Trabajas en una fase muy inicial y puedes aportarles muchísimo. Me llenan más ellos a mí que yo a ellos», opina.
«Cada emprendedor es un mundo»
Ramses Sanz ya ha participado en otras ediciones. Se dedica a la distribución de productos para pastelerías y cafeterías y al marketing digital. «Cada emprendedor es un mundo. Hay personas que tienen claro su proyecto, aunque luego reconsideren la ruta a seguir, y otras que están más dispersas, que todavía carecen de propuesta. Es bonito y enriquecedor ver y escuchar los diálogos que mantienen los emprendedores de diferentes sectores», asegura.
Paula Masegosa es la responsable del área de Incubación. Tiene más de 15 años de experiencia profesional y ya ha participado como mentora en otras ediciones. «Es todo muy intenso. Trabajar con gente que está pasando por momentos delicados. Tantas culturas. Poder ayudarlos a emprender con negocios sencillos, que les gusten y que requieran poca financiación», destaca.
Como la ingeniera y mentora Berenice Henríquez, «enamorada de la sostenibilidad en forma integral», que aplica a su vida profesional y personal, que se encarga de orientar a los emprendedores en la gestión de la empresa. Con Valores «desconecto de todo y me centro en apoyar a los emprendedores. Siempre espero con ganas los miércoles por la tarde», asegura.
Proyectos empoderantes
La empresa de Rosa Alvarado se llama Armonía en Movimiento. Ha realizado el curso este año. Tiene 59 años, es venezolana y lleva un año en España. Ofrece a las empresas cursos de biodanza, terapia sistémica y regulación emocional. «Mi emprendimiento busca que las personas puedan obtener regulación emocional a través del movimiento, la danza y la música», cuenta a Economía 3.
«Me ha resultado muy empoderador pasar por la incubadora y aprender. Me ha permitido crear una red de contactos, que es muy importante cuando eres nueva en un país. Después, sentirme vinculada a personas en mi misma situación. Queriendo mejorar su calidad de vida emprendiendo, queriendo construir comunidad», afirma Alvarado.
El proyecto de Mireia Picó, psicóloga y artista en pintura de mandalas, es Puntos con Arte. Sus dos pasiones, unidas, para proporcionar a las personas calma, relajación y paz. «Sabía lo que quería, pero no tenía las herramientas y decidí apuntarme a la incubadora. Ha sido determinante para desarrollar el proyecto. Y, además, me ha proporcionado muchos compañeros y amigos», señala.
La empresa de Maria Isabel Rodrigues es un programa preventivo y de bienestar social para personas mayores que cuenta con el aval y la colaboración de la Asociación Compacción. «Desarrollamos actividades para mayores pensadas para socializar, aprender cosas nuevas y mantenerlos activos», comenta, mientras me señala a la profesora de croché y a su improvisada alumna, Rosario, de 86 años.