Alfonso Zamorano preside desde 1982 el Grupo AZA, empresa familiar con más de 400 empleados y una facturación de 40 millones de euros anuales, dedicada al transporte desde hace más de 110 años.
Sigue siendo su negocio principal, aunque con el tiempo ha ido diversificando su actividad en el sector de la logística, el inmobiliario, los parkings y la náutica. Zamorano, miembro de la Asociación Valencia de Empresarios (AVE) y fundador del Instituto Valenciano de Empresa Familiar (IVEFA), forma parte de su junta directiva, estudió Económicas en la Universitat de València y en IESE de la Universidad de Navarra.
Es Máster en Logística Industrial y en Desarrollos Inmobiliarios. Sus grandes pasiones son la náutica y la enseñanza, además de su familia. Es profesor extraordinario en varias escuelas y cátedras universitarias.
Visión
En IESE se debate el caso AZA: La inversión en un hotel en tiempos de crisis.
Sí, y he de decir que me encanta. Hace que los alumnos toquen la realidad. Se enfrenten a casos verídicos, vean y decidan, junto al protagonista, cómo responderían ellos. Les habló de lo fundamental que fue la negociación. El caso data de 2011. En plena crisis. La etapa en la que los bancos estaban hundidos por culpa de la construcción. En ese momento, salí al mercado a buscar 50 millones de euros para construir el hotel de la calle de Colón, los parkings y lo que hoy es el espacio comercial de Primark.
Los bancos pensaron que estaba loco, pero yo acabé obteniendo el crédito y poniendo en marcha el proyecto. En esa época, nada daba más horror a una entidad financiera que alguien entrase a pedir dinero para poner ladrillos. Hubo hasta comentarios de algún bancable llamando a mis hijos, avisándoles de mis intenciones para que tuvieran cuidado, pensando que me había trastornado.
Al final, está todo construido y en funcionamiento (recuerda sonriendo).
Experiencia y un poco de suerte
– Tiene 74 años. ¿Piensa en retirarse?
Estoy en la prórroga. Pero muy a gusto. Mientras mis hijos, cada vez que emprendan una nueva aventura, me cogen del brazo y me piden consejo, me consultan, aquí seguiré. El día que moleste más que aporte, me iré a mi casa.
– ¿Cómo ve la empresa ahora, su trayectoria?
Nuestra empresa siempre ha tenido un buen ritmo de crecimiento, por lo menos desde que tengo uso de razón. Afortunadamente, AZA ha aprovechado muy bien las crisis. Mirando hacia atrás, debo decir que hemos salido reforzados de las dificultades.
– ¿La suerte en la empresa?
Creo que influye mucho. Hay empresarios a los que no les gusta oírlo porque trabajan duro, pero yo siempre digo que nací blanco y en València y eso ya es una suerte. La suerte juega un papel muy importante, además, del esfuerzo aportado. Pero algunas veces, se produce una terrible mala suerte, aún haciéndolo muy bien.
Los empresarios debemos tener la humildad suficiente para reconocer que la suerte nos ayuda mucho.
Ataque a los empresarios
– No son despiadados, como ha afirmado la ministra Ione Belarra sobre el presidente de Mercadona.
Me ha ofendido como si me lo dijera a mí. A una persona como Juan Roig, a la que los valencianos y los españoles le debemos tanto, que haya quien se atreva, aprovechando su posición dominante, a salir en televisión y decir esas barbaridades, me ofendió muchísimo. Nunca he tenido relaciones profesionales con él, pero me parece un gran empresario. Una gran persona. Porque tener tanto dinero como tiene, debe de ser muy bonito, pero saber en qué emplearlo es magnífico. Y Roig ha sabido siempre cómo utilizarlo, cómo hacer crecer las empresas.
Al mismo tiempo, no ha sido nada tacaño para realizar cosas por València y ayudarla a ponerla en el mapa. Me ofende mucho que se hable de esa manera de una persona que en absoluto lo merece. Las acusaciones a Roig me parecen una ignominia.
Inversiones de AZA
– La primera empresa que usted creó fue la de náutica con 18 años.
Así es, porque el mar es una parte importante de mi vida. En su momento fue la que me ayudó a crear otras empresas, aunque nuestra actividad fundamental son los transportes. Somos camioneros.
Le tengo mucho cariño porque la monté muy joven. Ya habría desaparecido si no estuviera en el grupo porque la náutica ha tenido crisis tremendas. Lo primero que dejamos de comprarnos cuando hay problemas es un barco, y cuando nos recuperamos, es lo último que compramos. Lo que pasa es que una cosa es el cariño, y otra, la dedicación a nuestras empresas.
Y ahora estamos centrados en las compañías que están creciendo, que son las de transportes.
– ¿Y el sector inmobiliario?
Es donde ahora tenemos las mayores inversiones porque, además, AZA Inmuebles, es la propietaria de casi todas las naves que ocupan nuestras empresas.
Hace unas semanas se inició la construcción en Ribarroja de unas naves, en primera línea de la carretera de Madrid, para Palibex (empresa dedicada a transporte urgente de mercancía paletizada, en la que AZA tiene participación).
Estamos en el consejo de administración y tenemos València, Castellón, Madrid y Barcelona dentro de la firma (fue incluida en el ranking de las 1.000 pymes europeas con mayor crecimiento, elaborado por Financial Times).
Una empresa profesional
– ¿Cómo es el día a día de AZA? ¿De qué forma se deciden las inversiones?
Todo lo decide el consejo. Todo lo que es estrategia, en nuestro caso, lo decide el consejo. Los responsables de cada área presentan la inversión, los motivos, los importes y los retornos que tendrá y se decide a favor o no.
– ¿Cómo ha cambiado AZA a lo largo de los años?
Mi abuelo tenía varios carros y caballos y se dedicaba al transporte en la ciudad y tenía una especie de línea regular con Alcoy porque iba con muebles y volvía con tejidos. De eso, al grupo de ahora, ha cambiado todo. Ha cambiado la forma de entender la empresa. Yo hice una reflexión hace muchos años. Mi abuelo fue un magnífico director de empresa, al igual que mi padre.
Cuando yo era director de la empresa pensé que era mucha casualidad. Por eso decidí que era el momento de profesionalizarla. De regular. Nosotros tomamos las decisiones porque es nuestro dinero, pero lo hacemos a través de un consejo y consejeros externos. Creo que ese ha sido el gran cambio de la situación actual.
Trabajar para el futuro
– ¿Cuál es su objetivo, que quiere para su empresa?
Una empresa familiar siempre piensa en el futuro, en la continuidad. Nosotros no hemos repartido dividendos nunca en la vida. Nunca. La empresa es la que ha ganado durante toda su vida. Esto denota que nuestra ilusión está puesta en el futuro de la empresa.
Tengo un nieto, de 23 años, que está terminando la carrera. Le explicaba una operación que habíamos hecho de un edificio de apartamentos al que le quedan 18 años de una hipoteca. La rentabilidad que hay en estos momentos es prácticamente nula. Pero ellos tendrán una importante rentabilidad. ¿Para qué lo haces? Porque es una parte del concepto de la empresa familiar. Mis nietos tendrán rentabilidad sobre esa operación afortunada que hemos realizado.
«No en la eternidad, pero casi»
– ¿Cómo piensa la empresa familiar? ¿Qué visión tiene?
No en la eternidad, pero casi. La empresa que es una sociedad anónima, y que, además, está en bolsa, necesita repartir dividendos. Piensa a más corto plazo. La inmediatez es muy importante. Nosotros estamos a mitad de camino. Yo siempre digo que soy administrador de los bienes de generaciones futuras, a las que seguramente no conoceré. Nada es mío.
Las empresas son bienes sociales administradas por alguien durante un tiempo. No entiendo al empresario que dice ‘això és meu’. No puedo decidir cerrar una empresa y dejar a más de 100 personas en la calle porque me interesa. No cabe dentro de la estructura de nuestra empresa. Cuando hemos buscado profesionales independientes, siempre hemos mirado que tuvieran aptitudes que no había en la compañía pero, ante todo, hemos seleccionado personas que pensaban que la ética estaba por encima de los resultados.
El que piense que las empresas carecen de ética, o es que no la conocen, o han trabajado con un tiburón, que también los hay, claro. No es el caso de la mayoría, por supuesto. Y eso lo transmito a mis alumnos.
Una nueva empresa
– ¿De qué se enorgullece y qué le hace sentirse mal?
Me causan admiración los empresarios que tienen una empresa más grande que AZA. Es el caso de Juan Roig, por el que siento una envidia sana. Ahora estoy satisfecho de la nueva empresa que hemos creado, se llama ZAAL (Zamorano-Alabau, nombre que hace referencia a esta unión empresarial con las primeras sílabas de los dos apellidos, amigos, históricos del transporte). Siempre me siento orgulloso de lo último.
Que suerte poder haber cogido dos empresas de casi 80 empleados cada una, que iban encaminadas a la desaparición y haber creado una empresa que mantiene casi todos los puestos de trabajo y que tiene futuro. Estas cosas te hacen sentirte bien. Mal me hace sentir todo lo que he intentado y no ha salido. En lo que he puesto ilusión y no he progresado. Eso te crea un gran desánimo.
Proyectos de futuro
– ¿Qué proyectos tiene AZA?
En estos momentos Sagunto es muy importante, la nave que hemos construido en el parque empresarial sobre una superficie de 26.000 m2, con capacidad para 50.000 palés. Sagunto, que lleva poco más de un año y medio en marcha, es una empresa grande para nuestro tamaño que ha absorbido mucha mano de obra. Es uno de los proyectos más grandes que hemos puesto en marcha en nuestra historia.
Estamos hablando de 380.000 m3 en una nave de temperatura controlada. Especializada para alimentación envasada, productos de farmacia y cosmética. La nave en su totalidad está con una temperatura constante de entre 15 y los 25 grados. Además, cuenta con una zona específica con capacidad para 4.000 palés con una temperatura constante de entre 4 y 10 grados.
En estos momentos nuestro objetivo es poner la empresa al 100 %. Tuvimos la suerte de que nos dio miedo y empezamos con el 30 % de ocupación de la nave, y hemos ido creciendo entre el 5 y el 10 % mensual. Ahora estamos al 80 % de ocupación. Nos ha dado muchos quebraderos de cabeza, nos ha costado mucho la puesta en marcha, pero creo que tiene un gran futuro.
– Sagunto está de moda.
Que haya una empresa al lado que haga baterías para coches, nosotros no se las vamos a almacenar. Pero me alegro, porque Sagunto es un Ayuntamiento que merece tener éxito. El diálogo con ellos siempre es agradable y fluido. Siempre escuchan. Se merecen que las cosas les vaya bien.
Pasión por la empresa familiar
– Hay pocas empresas familiares con consejo de administración.
De lo que más he estudiado en esta vida, después de la logística, porque me obligaba la profesión, es de la empresa familiar. Me atrae y me duele muchísimo cuando desaparece alguna empresa. El problema es el administrador único, que suele ser el padre. No entiende el concepto de tener gente alrededor que le diga lo que tiene que hacer, porque el consejo está por encima del presidente, por supuesto. Hay que hacer una reflexión profunda para aceptarlo y llevarlo a la práctica porque también hay muchos consejos de administración que son una prolongación de la paella de los domingos.
Por eso, para que un consejo funcione debe tener consejeros independientes, que regulen la autoridad del padre. Los padres tenemos un gran poder en la empresa familiar, en el escalón siguiente están nuestros hijos. En el consejo solo deben estar los hijos que estén muy bien preparados para ocupar el puesto. En AZA tiene que ser licenciado en lo que quieran, con un máster en dirección de empresas y tres años de experiencia laboral fuera del grupo. El profesional independiente regula la autoridad del padre.
Tres hijos míos están en el consejo. Martín, Juan y Fátima. Todos preparados. Tenemos dos consejeros independientes que regulan mi exceso de autoridad. Yo puedo tener mucha autoridad con un hijo, pero con un consejero independiente, que en nuestro caso son profesionales con mucha valía, no podría ejercerla, aunque quisiera. Queda regulada la autoridad paterna, y, además, ofrecen conceptos distintos a los que maneja la empresa cada día.