Históricamente, y cada vez más, la educación es uno de los factores clave que determina el nivel de desarrollo de un país. Así, el grado de educación de una población resulta vital para alcanzar el estado del bienestar.
Por ello, en Economía 3 analizamos la ‘salud’ de nuestra formación, teniendo en cuenta el último informe elaborado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional. De este modo, desglosamos todo lo relativo al gasto de educación en España como el gasto público y de los hogares en este ámbito; la inversión anual que supone para la Administración y también para los hogares la formación de un alumno en cada etapa educativa; cuánto gasta cada nivel del Estado; cómo influye el nivel de formación y el sexo de cada persona en sus ingresos laborales medios. Así como una exhaustiva comparación de los salarios en función del nivel formativo.
Elaboramos una radiografía completa del sistema educativo español y sobre cómo afecta la inversión en formación en el futuro laboral de cada ciudadano.
Educación, un gasto cíclico
Tal y como refleja el gráfico, una parte muy importante de los ingresos que generan las familias y la Administración se destinan a educación. En el caso de las familias, su inversión presenta una moderada tendencia alcista desde 2009.
Siendo superior a 11.000 euros durante los tres últimos años. En el caso del sector público el gasto atiende a un comportamiento cíclico. Así en 2010, a raíz de la crisis, decreció y no se recuperó hasta pasado un lustro.
¿Cuánta alcanza el coste en educación por alumno?
El importe destinado a inversión en educación está determinado por la fase educativa en la que se encuentra el alumno. De este modo, es en la educación infantil cuando el gasto por alumno es menor (5.069 euros). A medida que se eleva el nivel educativo, el coste para impartir la docencia correspondiente también se incrementa.
Esta situación es completamente coherente ya que los profesionales y materiales que se utilizan en las fases de educación más tardías son más específicas y costosas. Así, el coste en educación superior alcanza los 8.669 euros por alumno.
Gasto público en Educación
De las entidades públicas, las comunidades autónomas son las grandes encargadas de asumir el gasto en educación. De hecho, en los 11 años que comprenden nuestro análisis el gasto total, en función del PIB no ha bajado del 3,5%. Por contextualizar la situación, ninguna del resto de administraciones alcanza conjuntamente el 1%.
A pesar de no ser muy pronunciada, podemos apreciar a lo largo de la serie una tendencia bajista. De hecho, desde 2009 hasta el último ejercicio el gasto público en educación se ha resentido más de un 15%. No obstante, conviene ser prudente en las conclusiones al utilizarse como base el PIB de 2010.
A mayor formación, mayor remuneración
Observando la tabla confirmamos que el nivel de estudios de una persona es esencial a la hora de determinar sus ingresos futuros. Cuanto mayor es la formación de una persona mayor es su remuneración.
Si comparamos la diferencia entre tener la titulación de Educación Secundaria Obligatoria y tener un máster o una licenciatura la diferencia es abismal. Otro aspecto que, desafortunadamente, sigue siendo relevante es el género. La diferencia entre el salario percibido entre un hombre y una mujer alcanza, en ocasiones el 30%. La brecha salarial sigue siendo una realidad.
La experiencia, un factor clave
Otro factor determinante a la hora de fijar un salario según la formación académica es la experiencia. Las personas con un recorrido más amplio en el ámbito laboral obtienen salarios muy superiores a los recién incorporados al mercado de trabajo.
Si además añadimos la variable nivel de formación a la ecuación, la diferencia se acentúa aún más. En los casos más extremos, la diferencia alcanza los 26.000 euros. Una vez más, la variable género es determinante.
¿Influye la formación en los ingresos?
Desde 2009, las divergencias de los salarios entre los niveles de educación mínima y los superiores se han ido acrecentando. Es tal la diferencia, que el salario percibido por una persona con estudios primarios representa el 35% del de otra que haya adquirido una formación de máster y/o universitaria.