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¿Qué factores ralentizan la recuperación? Esta es la realidad de los datos

El año 2021 comenzaba su andadura bajo una gran atmósfera de optimismo. Apenas cinco días antes de su inicio –el 27 de diciembre del año anterior–, se inoculaba en nuestro país la primera vacuna contra el coronavirus. En una residencia de Guadalajara aterrizaba la primera partida de vacunas –procedente de la farmacéutica estadounidense Pfizer–, produciéndose así un importantísimo avance en la lucha contra el coronavirus.

Después de un aciago 2020 –en el que el confinamiento masivo de la población, prolongado en el tiempo durante varios meses, estresó la economía hasta límites nunca antes vistos–, se afrontaba un nuevo ejercicio con una positividad renovada.

¿Qué factores ralentizan la recuperación? Esta es la realidad de los datos

Una recuperación «menos intensa» de lo esperado

Tras el desplome de la economía a raíz de la pandemia y la irrupción de la vacuna contra la covid-19, las expectativas sobre la tan ansiada y esperada recuperación eran, cuanto menos, esperanzadoras. Sin embargo, la euforia inicial se vio, finalmente, rebajada debido a las crecientes incertidumbres que acontecieron a lo largo del año. Especialmente durante su último trimestre.

La nueva variante ómicron, la inflación galopante y los cuellos de botella que se produjeron, y se siguen produciendo, en la cadena de suministros –dando lugar a graves problemas de desabastecimiento– fueron, entre otros, algunas de las razones principales que derivaron en una revisión a la baja de las expectativas que había inicialmente. De este modo, el proceso de reparación económica tras el inicio de la pandemia se enfrió más de lo que previamente se había estimado.

En Economía 3 hacemos un breve repaso sobre lo que nos ha dejado este recién concluido 2021. Para ello, realizaremos una evaluación concisa sobre el comportamiento de alguno de los principales indicadores macro más relevantes de nuestra economía. Además, haremos especial hincapié en aquellas claves o factores que determinaron su evolución y que, finalmente, contribuyeron a que la recuperación económica fuera menos intensa de lo que se esperaba en un primer momento.

¿Cuánto creció la economía española en 2021?

Si hablamos de la generación de riqueza de un país, el indicador utilizado por antonomasia es el Producto Interior Bruto. Pues bien, en 2021 el crecimiento del PIB en España fue del 4,6 %. Un notable crecimiento, en relación al ejercicio anterior. No obstante, la cifra se queda muy por debajo de los vaticinios de principios de año. Estas primeras predicciones auguraban progresiones en el entorno del 7 %, las cuales –como podemos apreciar– pecaron de optimismo.

No obstante, la evolución no se puede calificar de mala, ni mucho menos. No hay que olvidar de dónde veníamos. El antecedente anterior era un desplome total de la economía. Así, durante el año en el que se originó la pandemia, la economía retrocedió un 10,8 %. Un hecho completamente insólito. Por poner el dato de 2020 en el contexto adecuado, durante los años más duros de la crisis financiera –que se inició en 2008, a raíz de quiebra de Lehman Brothers– las caídas del PIB no excedieron nunca el 3,8 %. Es decir, una intensidad casi tres veces menor.

Causas del ajuste

Son varias las razones que justificaron la revisión a la baja en el crecimiento del PIB de la economía española durante 2021. Después de un extraordinario segundo trimestre –en el que la economía se disparó un 17,7 %, respecto a su análogo de 2020– y un satisfactorio –primeros recortes en las previsiones– tercer trimestre, las incertidumbres se acentuaron en el último cuarto del ejercicio.

La explosión de contagios de la variante ómicron fue, probablemente, la que más penalizó la tendencia ascendente. Con tasas de contagio y una incidencia acumulada que recordaron a los peores momentos de la pandemia en 2020 –eso sí sin tantas muertes–, esta nueva mutación obligó a nuevas restricciones que volvieron a perjudicar el desarrollo normal de la actividad económica. Especialmente en el sector turístico, tan importante para el tejido empresarial español y uno –si no el que más– de los más damnificados por el coronavirus.

Asimismo, los problemas de suministro fueron otro de los grandes hándicaps de la economía española en 2021. El crecimiento de la demanda, que se produjo después de que se superaran los momentos más complicados de la pandemia, se topó con una oferta todavía incapaz, en muchos casos, de producir a los niveles exigidos por los consumidores. Esta situación –que sigue manifestándose en la actualidad– dio como resultado graves problemas de desabastecimiento. Especialmente de materias primas y bienes intermedios para la actividad industrial.

Incremento de precios de auténtico récord en 2021

Tras varios ejercicios en un rango moderado –incluso negativo, como en 2020–, 2021 fue el año en que la inflación volvió a hacer acto de presencia en nuestra economía.

Así, el encarecimiento de los precios en España fue del 3 % en el global del año (promedio). Un 50 % superior al objetivo –en torno al 2 %– marcado por cualquier banco central y, como es en nuestro caso, el Banco Central Europeo –cuyo único mandato estatuario es, además, el control de la inflación–.

Sin embargo, esta fuerte subida en Índice de Precios al Consumo (IPC) no fue una constante a lo largo del ejercicio. De hecho, durante el primer trimestre – cuando el proceso de vacunación masiva daba sus primeros pasos– en ningún mes superó el 1,3 %.

No obstante, a partir de ese primer cuarto del año la inflación se incrementó progresivamente hasta concluir el cuarto y último trimestre con tres meses consecutivos en los que el encarecimiento de los precios llegó a alcanzar el 6,5 %. Cifras de auténtico récord para nuestra macroeconomía y que, de prologarse mucho más en el tiempo, pueden hacer peligrar la recuperación económica.

 

¿Qué factores hay tras la inflación?

Detrás de esta inflación galopante y descontrolada existen varios factores. Quizás el más relevante sea la escalada en el precio de la luz. En el caso de Europa, y por tanto de España, esta desmesurada subida se corresponde con el encarecimiento del gas debido a las dificultades de suministro que continúa atravesando el viejo continente. Una de las grandes lecciones de 2021 ha sido la comprobación de la fuerte dependencia del gas natural que tiene la economía europea. Eliminar –o al menos reducir–la sumisión actual a este hidrocarburo debería ser una de las grandes prioridades para este 2022 que comenzamos.

No obstante, el incremento en el precio de la luz fue solo la punta de lanza en la tensión inflacionaria durante la segunda mitad de 2021. En los países desarrollados, la demanda creció rápidamente con el inicio de la recuperación. Sin embargo, la oferta se mantuvo inestable debido a la heterogeneidad de la situación sanitaria en las diferentes regiones del mundo. El resultado final a esta situación fue el crecimiento exponencial de los problemas de suministro y una competencia feroz vía precios. Dando lugar así a una inflación fuera de control.

La deuda pública continúa con su tendencia alcista

En 2021, la deuda pública mantuvo su tendencia alcista. De este modo, los pasivos del Estado se incrementaron casi un 5 %, en relación al ejercicio anterior. No obstante, parece que la intensidad del endeudamiento se moderó considerablemente respecto a 2020, cuando esta se disparó un 13,20 %.

De esta manera, la mochila de deuda continuó en 2021 siendo un auténtico lastre para las arcas públicas. Eso sí, edulcorado por unos tipos de interés que se mantuvieron a tipo “0” durante todo el ejercicio.

Este considerable crecimiento se debió, fundamentalmente, al esfuerzo realizado por las distintas administraciones públicas para compensar las caídas de la actividad motivadas por los efectos de la pandemia.

Así pues, en 2021 la deuda pública en España represento más del 120 % de Producto Interior Bruto de nuestro país. Un nuevo crecimiento de esta ratio que ya en 2020 fue del 119,95 % y que refleja a la perfección el alto –y necesario– coste que la protección social ha tenido –y continúa teniendo– para las finanzas públicas a causa de la pandemia.

Leve mejora del empleo durante 2021

En lo referente al mercado laboral, la tasa de paro reflejó un leve mejora respecto a 2020. Así, el desempleo fue del 15 %, más de cinco décimas inferior al registrado doce meses antes. En este aspecto, la prórroga de los ERTE y las ayudas especiales a los autónomos volvieron a desempeñar un papel clave para controlar el empleo en nuestro país.

Conclusión

Si bien no se cumplieron las expectativas iniciales, 2021 fue un ejercicio en el que se dio el primer gran paso en el arduo camino hacia la recuperación económica tras la pandemia. Sin embargo, las múltiples incertidumbres que fueron la causa directa de que el año pasado no fuera tan bueno como se esperaba son las mismas que amenazan de nuevo con ralentizar la reparación de la economía.

Las respuestas frente a la posible aparición de nuevas cepas de la covid-19, la persistencia de la inflación, la reincidencia en la crisis de desabastecimiento –entre otros muchos– se presentan como las grandes incógnitas y los grandes desafío para este 2022 que comenzamos.

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