La pandemia de covid-19 ha supuesto un gran desafío para las empresas. Especialmente, para todas aquellas centradas en los sectores más afectados por las restricciones. Es el caso, por ejemplo, de la hostelería o el comercio. Las empresas familiares han tenido que enfrentarse a nuevos e inesperados desafíos.
Resistir el impacto pasa por transformarse y reinventarse en tiempos de dificultad. Desde la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de València (CEF-UV), instan a afrontar el futuro con «espíritu emprendedor, ambición de crecimiento, mejor competitividad y perspectivas de perdurabilidad a largo plazo«.
El papel de la empresa familiar española
En España, el 90% de las empresas privadas son familiares. Según datos aportados por la CEF, estas generan casi el 70% del empleo privado. Además, aportan cerca del 60% del PIB. Según ha indicado Alejandro Escribá, director de la cátedra, estas cuentan con unos rasgos propios que las definen. Por ejemplo, la capacidad de reacción rápida, la agilidad o la flexibilidad en la toma de decisiones.
«Nuestra sociedad, y las empresas en particular, se han enfrentado a un desafío enorme. Muy difícil de anticipar y aún más difícil de gestionar«, ha expresado Escribá.
No hay ninguna duda de que las acciones de control de la pandemia han exigido muchos sacrificios a la inmensa mayoría de los sectores empresariales. En algunos casos, han tenido que cerrar su actividad de la noche a la mañana. Y muchas siguen viendo limitadas sus actividades. Eso, sin olvidar que millones de trabajadores se enfrentaron a la incertidumbre de la continuidad en sus puestos.
¿Cómo afrontan la crisis económica-sanitaria?
Sin duda, hay sectores que han «sufrido» mucho más que otros. Sin embargo, desde la CEV son optimistas: “Ya estamos viendo la luz al final del túnel. Tenemos la esperanza de que no se produzcan nuevos brotes que pongan en peligro la recuperación de la economía”.
Las empresas familiares predominan en casi la totalidad de los países. Pero, especialmente en España su incidencia es muy alta. «Han sido ejemplo de resiliencia, compromiso y reinvención en tiempos complejos«, ha señalado el catedrático.
Según este, una de las claves específicas para asumir el impacto inmediato es gracias a que sus «situaciones financieras suelen estar saneadas«. Escribá explica que optan por rentabilidades menos altas, pero más estables.
Otro rasgo relevante es el compromiso de la familia con el negocio. Esto ocasiona «ambición de expectativas de mejora y de preparación de futuro«. A su vez, esta implicación suele ir acompañada de la reciprocidad de los empleados con el proyecto. Implicándose mucho más en tiempos difíciles.
Los casos de Ale-Hop y Grupo Ricard Camarena
Durante el evento organizado esta mañana por la Cátedra de Empresa Familiar, se ha dado voz a dos compañías que operan en diferentes sectores. Ale-Hop que ha visto mermadas sus ventas por la falta de turismo y el grupo de restauración Ricard Camarena. Ambos sectores, hostelería y comercio destinado a turistas, han sido de los más afectados por las restricciones de la covid-19.
Darío Grimalt, consejero de Ale-Hop, ha asegurado que no se han quedado de brazos cruzados. Durante el tiempo que sus tiendas permanecieron cerradas el equipo apostó por desarrollar nuevos proyectos. Algunos como la inmersión en la venta online les parecía «imposible» antes de que llegara la pandemia. Otros fueron la reestructuración interna de la empresa, introducir sistemas de domótica en las tiendas o la formación online de su plantilla en nuevas aptitudes.
Con alrededor de mil empleados repartidos en 220 tiendas, ha declarado que durante el primer mes de confinamiento pagaron todos los salarios y asumieron los costes. Después, ya vendrían los ERTE.
“Ha sido un año difícil, pero nos ha servido para prepararnos y poner en marcha otros proyectos. Hemos trabajado la nueva imagen de #ALEHOP y hemos sacado en 2021 dos prototipos de tiendas y hemos puesto en marcha la venta online”
Darío Grimalt #ALEHOP en @CEF_UV pic.twitter.com/IUJxLDu2kK— AVE (@AVEmpresarios) May 12, 2021
En el caso del grupo hostelero, su directora general, Carmen Bañuls, se ha declarado «orgullosa» por haber mantenido el «sentido de la microempresa«: dinamismo y agilidad. «El virus no nos cogió apalancados. Al contrario, estábamos económicamente muy saneados«, ha dicho. Según esta, la clave para resistir estuvo en la tendencia a la autofinanciación de la empresa familiar: «No endeudarse, ni arriesgar demasiado«.
Al igual que Grimalt, sostiene que la pandemia les ha abierto horizontes inexplorados. «Hemos aprendido una barbaridad con el servicio de comida para llevar Canalla Delivery. Estamos consolidando un proyecto que nunca pensamos que haríamos«.
Mª Carmen Bañuls, de Ricard Camarena, agradece la enorme acogida que tuvo su iniciativa de comida para llevar: “Tenemos que dar las gracias al cliente local y nacional, nos han apoyado mucho”. pic.twitter.com/M9EMAVOn00
— CEF_UV (@CEF_UV) May 12, 2021
¿Cuáles son los planes de futuro?
Tanto el responsable de Ale-Hop como Bañuls lo tienen claro: la vuelta a la vieja normalidad es algo inminente.
Grimalt deposita su confianza en la vuelta del turista, extranjero y nacional. Pero, si algo les ha enseñado el último año es a «flexibilizar» su negocio. «Ahora queremos introducir más producto para la gente local«, ha dicho. También, apostarán por «la experiencia en tienda física«. «Queremos que el cliente venga a divertirse. Y eso solo con lo online no se consigue«, ha concluido.
Por su parte, Bañuls cree que volverán «igual o mejor que antes«. «Cuando se nos da la libertad la cogemos. Las terrazas han vuelto a estar llenas. La gente tiene ganas«, ha comentado respecto a la vuelta a la normalidad del sector de la hostelería.