Day one no deal
El periodo de transición para la desconexión total del Reino Unido de la Unión Europea acabará pronto. Las mismas normas que han guiado las relaciones comerciales entre ambos durante tantos años son ahora un problema que impide llegar a un acuerdo justo de salida. Nueve rondas de negociaciones como nueve vueltas en una montaña rusa. Un día la perspectiva es un brexit duro –Day One No Deal– al poco se respira optimismo, pero siempre que las partes “ejerzan el sentido común”.
El lema «Nos necesitan más que nosotros a ellos«, que repetían los partidarios de la salida del país de la Unión Europea, ha sido recurrente en el debate brexit. Antes del referéndum que tuvo lugar en junio de 2016, este argumento se utilizó para sugerir que el Reino Unido no tendría dificultades para conservar el pleno acceso al mercado de la UE porque a los europeos les interesaba permitirlo. ¿Por qué? Porque “compramos a los europeos más de lo que nos compran”, decían.
Aunque el Reino Unido abandonó la UE el pasado 1 de febrero, nuestra relación comercial se mantiene hasta finales de año en virtud de un periodo de transición de 11 meses que pretendía dar tiempo a ambas partes para negociar un nuevo acuerdo comercial. No obstante, la Ley de Mercado Interior que recientemente ha sido aprobada por el Parlamento Británico pone un obstáculo más al proceso al romper los acuerdos firmados con la Unión Europea, en particular en lo referido al Protocolo de Irlanda del Norte. Como respuesta, la Comisión Europea ha iniciado un procedimiento de infracción contra el Reino Unido por incumplimiento de sus obligaciones en el acuerdo de retirada. Según esto, estaríamos más cerca de un Brexit duro que de alcanzar un acuerdo amistoso.
¿Quién necesita a quién?
El Reino Unido fue en 2019 el quinto país importador y decimoprimer exportador del mundo, con un saldo comercial deficitario de más de doscientos veinte mil millones de dólares americanos. La Unión Europea de los 27 fue el destino del 46 % de sus exportaciones y el origen del 49,5 % de sus importaciones.
Independientemente de las cifras comercio entre el RU y la UE-27, un no acuerdo tendría impacto en el producto interior bruto –PIB– de cada país. ¿Cuánto de la riqueza nacional de un país depende de lo que compramos y vendemos a otro país? Respecto de la relación bilateral España-Reino Unido, en 2019 tuvimos un saldo comercial superavitario de más de 7.800 millones de euros, una cifra que suma un 0,6 % a nuestro Producto Interior Bruto. La Comunitat Valenciana exportó a Reino Unido en 2019 por valor de 2.573 millones de euros e importó productos por valor de 1.693 millones de euros, arrojando un superávit de 880 millones de euros, o un 0,8 % de contribución a nuestro PIB regional (sin considerar el peso del turismo británico en nuestra Comunitat).
Visto en términos de comercio bilateral está en riesgo el 0,8 % de nuestro PIB. Sin embargo, para el Reino Unido las exportaciones hacia la UE-27 constituyen un todo, en tanto que no existen acuerdos bilaterales entre UK y los países miembros de la Unión Europea y nuestras relaciones se rigen por normas comunes. Así, sus exportaciones a la UE representan el 7,6 % de su PIB y el 46 % de sus exportaciones. ¿Quién necesita a quién?
Es inimaginable que este volumen de comercio pudiera verse gravado como consecuencia del enfrentamiento entre los dos bloques, pero seguro que algo de todo lo que antes nos compraba el Reino Unido será sustituido por producción nacional y por otros países proveedores de fuera de la UE. En caso de que las normas de comercio a partir de ahora sean las recogidas en la Organización Mundial de Comercio, habrían de aplicarse tarifas arancelarias, formalidades y restricciones aduaneras propias de los intercambios de la Unión Europea con terceros países. Exceptuando aquellos países con los que el Reino Unido hubiese alcanzado acuerdos de comercio por los que no existiesen aranceles y trabas burocráticas.
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