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Adeit impulsa un posgrado para formar a los gestores culturales del mañana

Adeit impulsa un posgrado para formar a los gestores culturales del mañana

El próximo 16 de octubre empieza en Adeit (Fundación Universidad-Empresa) de la UV el pionero Posgrado Experto Universitario en Mercado y Gestión de Arte Contemporáneo (euMGAC), una iniciativa de la agente cultural, asesora y consultora Amparela Benlliure y del profesor de Historia del Arte de la UV Jorge Sebastián. El curso es un síntoma muy claro de que aquel abismo que no hace tanto tiempo separaba la actividad artística del ámbito económico y laboral se está estrechando de forma imparable.

La profesionalización del arte –que no incumbe sólo a los creadores– y la labor de mecenazgo empresarial -la Responsabilidad Social Corporativa se considera clave para mejorar la percepción de las empresas, y con ello su rendimento- deben caminar de la mano, pero como toda novedad, requiere de expertos que la sepan guiar a partir de su experiencia. El euMGAC -cuyo plazo de matriculación está abierto hasta el día 2, y se puede solicitar una preinscripción- ha reunido a 25 profesionales no sólo procedentes de la cultura.

Como cuenta Benlliure, «hemos recogido lo que hemos sembrado durante nuestros veinte años de carrera profesional en galerías de arte, en ferias, asesoramiento, tanto en España como en el extranjero. Para un programa tan complejo y especializado teníamos que contar con los mejores, de hecho, otros profesionales ya se han ofrecido para que contemos con ellos el año que viene. Proceden de diferentes sectores que nos van a explicar cómo se redacta un contrato publicitario o cómo se gestiona una galería de arte. Las expectativas de los alumnos que ya matriculados son muy altas”.

Sebastián apunta que «queremos que haya grandes profesionales en el mercado del arte contemporáneo. Ya los hay, pero nuestra meta es aumentar el nivel de profesionalización, que haya mucho más arte para todos y más oportunidades de empleo para mucha gente». El euMGAC cuenta con el respaldo de la Asociación de Galerías de Arte (LaVac) y la Associació d’Artistes Visuals d’Alacant, València i Castelló (AVVAC).

-¿Qué os movió a impulsar este posgrado?

-Amparela Benlliure (A.B.): La idea surgió hará unos tres años, porque detectamos en los cursos y charlas de formación que impartíamos que por parte de los alumnos había mucho desconocimiento del mercado del arte a pesar de los esfuerzos que está haciendo la UV, y al mismo tiempo mucha curiosidad y mucho interés. Hicimos una búsqueda de las ofertas educativas y de formación que existían tanto a nivel nacional como autonómico, y vimos que existía un hueco por cubrir. Ambos concluimos que era necesario hacer este posgrado para ofrecer una herramienta muy útil para los futuros profesionales del arte.

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| Foto: Adeit-euMGAC

-Si llevabais dándole vueltas desde hace tres años, este maravilloso 2020, ¿os ha obligado a modificar mucho el planteamiento inicial?

-Jorge Sebastián (J.S.): Esos tres años también han estado llenos de experiencias. Amparela ya impartió dos cursos dentro de la Colección Martínez Guerricabeitia y funcionaron tan bien que se convirtieron en otro de los grandes motivos que nos indicaron que esta iniciativa era buena. Lógicamente, planificas las cosas y luego la vida viene como viene. Evidentemente, a lo largo de estos últimos meses el covid ha estado muy presente en nuestras conversaciones, en nuestras decisiones acerca del plan de estudios y en cómo orientar las asignaturas. Hasta cierto punto, muchas de las cosas que queremos enseñar son permanentes y siguen siendo válidas.

Pero luego también hay montones de aspectos, diría que muy directamente comerciales -relación con el cliente, venta, etc.- que la pandemia está cambiando día a día o casi hora a hora: comportamientos de los profesionales, coleccionistas, instituciones, y lo tenemos muy presente para que en las clases se transmita cómo se venían haciendo las cosas durante unos cuantos años, y cómo hay otras que van cambiando prácticamente según hablamos. Vamos a aportar casos concretos  sobre qué se está haciendo en el plazo más cercano, porque la realidad está cambiando muchísimo.

-Y el curso se va a desarrollar en la cresta de la ola (en el sentido antiguo de la metáfora). Supongo que contempláis que habrá que hacer un esfuerzo extra de adaptación.

-J.S.: Sí, la pregunta llega en el momento justo. Íbamos a empezar el curso en formato presencial, que es al que estamos acostumbrados en la Universitat. Ya es bastante reto organizar un curso a la manera tradicional como para, además, empezarlo en línea. Pero los acontecimientos, y puedo concretar, de las últimas dos semanas, nos han llevado a cambiar eso. De hecho, vamos a tener la posibilidad de que se curse presencialmente en la sede de Adeit, y también en línea por streaming en un entorno de aula virtual. Es una decisión que se ha tomado hace muy poco por si la gente no viene a clase con tranquilidad y comodidad. Nos hemos ajustado sobre la marcha y Adeit nos ha dado las facilidades para ello.

-Es el modelo híbrido tanto de estudio como de trabajo que parece que se vaya a implantar para siempre.

-A.B.: Es un modelo que también nos abre un nuevo horizonte, porque de esa manera podemos llegar a muchos más alumnos tanto a nivel nacional como internacional. Precisamente, se han mostrado interesados alumnos que residen en Cuba y México y que tenían la imposibilidad de venir a València, pero ese modelo híbrido ha traído cosas buenas porque nos permite que podamos impartirlo a distancia.

-¿Cuáles son los datos técnicos del curso?

-J.S.: Son 100 horas de clase que se desarrollarán los viernes por la tarde y los sábados por la mañana. Esas horas equivalen a 12 créditos ECTS. Junto a eso, se añade el tiempo individual de trabajo y de estudio de los alumnos, de preparación de los trabajos que tendrán que presentar para su evaluación, y en el aula virtual hay abundante información y bibliografía adicional. Por tanto, una parte serán las clases donde los profesores impartirán de manera directa su experiencia personal y profesional, y por otro lado se facilita a los alumnos una información muy completa y diversa.

-A.B.: Tenemos un número limitado de plazas, 27, para que sea una enseñanza mucho más directa,  especializada y de calidad.

-J.S.: En los grados universitarios estamos acostumbrados a grupos mucho más amplios. En el caso de los posgrados siempre se espera una interacción mucho más cercana entre profesores y alumnos. Además, muchos de los alumnos ya inscritos son muy interesantes,  ya tienen trayectoria y conocimientos, con lo cual la posibilidad de que haya networking con los profesores y también entre ellos requiere que el número no sea demasiado grande.

-A.B.: En el alumnado tenemos perfiles muy diferentes: artistas, periodistas, historiadores del arte, también personas que han estudiado Económicas, ADE, abogados interesados por los derechos de propiedad intelectual… Es un curso que construye puentes entre diferentes sectores y disciplinas, porque no queremos que el mundo del arte siga siendo tan endogámico. Creemos que el futuro está en las colaboraciones y por eso definimos un programa que aúna este tipo de sinergias.

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| Foto: Adeit -euMGAC

El posgrado se ha organizado con el apoyo de Adeit, la Fundación Universidad-Empresa. Es curioso, porque aún sigue vigente el cliché de que el arte va por un lado y el mundo empresarial por otro. ¿Creéis que en el futuro va a aumentar la percepción del arte como una actividad profesional y económica, por decirlo así, de pleno derecho?

-J.S.: Desde luego. Ese es uno de los motores de esta iniciativa, en el sentido de que, para muchos de nosotros, es fácil visualizar la cultura y el arte como una responsabilidad de las administraciones públicas, algo en lo que tienen responsabilidades y es muy bueno que así sea, aunque todavía nos quede mucho por avanzar. Pero a la vez, lamentablemente hay una especie de recelo del mundo de la cultura hacia la empresa, hacia la iniciativa privada, el mercado, cuando la realidad es que, empezando por los artistas, quienes producen el arte lo hacen como iniciativa privada, es decir, trabajando para una institución privada.

Hay una relación a veces ambivalente respecto a la iniciativa privada y al mercado, cuando no directamente negativa y enormemente crítica, cuando en realidad, como en cualquier ámbito humano puede haber mejores y peores profesionales, gente honesta y deshonesta. Pero, desde luego, que el mercado y la empresa juegan un papel fundamental en el desarrollo de una producción artística, de unos públicos artísticos y unas instituciones artísticas, para nosotros está clarísimo. El curso tiene también el componente importante de visibilizar las posibilidades y necesidades de plantear ese tipo de colaboraciones desde el respeto, el conocimiento mutuo y la profesionalidad. Trabajamos en esa línea.

-A.B.: El momento que se está dando en el ámbito empresarial va muy de la mano de la Responsabilidad Social Corporativa. Las empresas están buscando devolver a la sociedad lo que la sociedad aporta. Cuando colaboran en la gestión de proyectos de arte es por una cuestión de reputación, porque la cultura aporta entidad, prestigio y es un bien social, un bien esencial, de hecho.

En uno de los tres módulos en que hemos dividido el programa ahondamos en la búsqueda de patrocinios para el sector cultural. Cabe diseñar un plan estratégico en función de las necesidades de la empresa, para definir sus valores a través del arte. Es un mundo aún por explorar y contamos con muy buenos profesionales que nos van a hablar de las tendencias globales en patrocinio, de los objetivos de los patrocinadores, de cómo atraer financiación privada… Cómo generar recursos propios y abordar las líneas de negocio. En ese sentido, nuestro posgrado es pionero porque se habla muy poco en España de esto.

-J.S.: La percepción, los modelos o incluso diría los prejuicios que existen en buena parte de la sociedad y de la opinión pública sobre los artistas es de gente bohemia, estrafalaria, que se dedican a cosas que la mayoría de gente no entiende o directamente rechaza. Pero la realidad que constato en el día a día del mundo del arte es que hay trabajadores que se esfuerzan muchísimo, a menudo en condiciones de precariedad bastante lamentables. En ese sentido, cambiar ese imaginario, esa percepción del artista contemporáneo como alguien al margen o extraño, es una necesidad.

-A.B.: Estos planteamientos son muy nuevos en realidad, en muchas publicaciones especializadas no se tocan.

-El hecho de que los artistas puedan tender puentes hacia las empresas, ¿es algo que se pueda sistematizar en una sociedad tan proclive al amiguismo? Es decir, ¿se puede crear una forma objetiva de recorrer ese camino?

-A.B.: En Inglaterra, por ejemplo, eso sí que está bien definido. En España, consideramos que queda mucho camino por explorar, porque hasta ahora había mucho desconocimiento sobre cómo reunirse con una empresa. Yo me he reunido con grandes empresas y entidades bancarias para plantearles proyectos con los que ellos también se sientan identificados y hasta les apasionen, sin renunciar a la libertad de expresión del artista. No me cabe duda que el futuro del arte tiene que ir por ahí al margen de otros canales como el trabajo que hacen galerías e instituciones, y más concretamente en València, donde se ha conseguido tener una cultura muy crítica y a día de hoy tenemos un paisaje cultural muy interesante. Pero todavía tiene que crecer mucho la relación entre arte y empresa, y creo que a partir de ahora las empresas van a estar más volcadas, porque hasta ahora se centraban más en temas vinculados con el deporte, por ejemplo, pero poco a poco el arte está entrando.

-¿Qué herramientas profesionales queréis aportar a los alumnos?

-J.S.: En estos meses hay una verdadera explosión de plataformas tecnológicas que están permitiendo  organizar exposiciones virtuales, ya que muchas ferias se están cancelando por la pandemia. Para eso hay distintas soluciones tecnológicas que están proliferando y son muy interesantes. Y por supuesto, hablaremos de la cuestión de las redes sociales. Hay quien vende sus obras directamente desde Instagram, quienes las utilizan para establecer contactos y que las transacciones comerciales se realicen en entornos diferentes. Los artistas están siendo muy hábiles en ese aspecto para crear, no diría que un entorno de clientela, pero sí de reconocimiento, encontrándose a veces con cantidades de seguidores francamente sorprendentes. La venta a través del soporte online está creciendo a velocidades espectaculares.

-Visto así, parece que en el futuro el artista se convertirá en su propio agente. En vez de ocuparse de crear y tener a alguien que mueva su obra, tendrá que abarcarlo todo.

-J.S.: Me temo que ya llevamos un tiempo ahí. Depende mucho de las condiciones personales. Hay quien piensa que no sirve como comercial de sí mismo, pero lo que nos estamos encontrando en la enorme mayoría de artistas, especialmente entre los jóvenes, es que autogestionan su carrera. Eso requiere unas capacidades comunicativas y conocimiento del marco legal para establecer relaciones seguras con sus clientes y con otros agentes del ecosistema, que son una parte importantísima de los contenidos de nuestro curso.

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