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La gestión cultural: ¿Hacia la precarización o a la consolidación?

El pasado día 24 de julio tuvo lugar en el Centre del Carme Cultura Contemporània la presentación del informe elaborado por Econcult Análisis del impacto de la Covid-19 sobre el sector cultural valenciano, un trabajo dirigido por el investigador de la Universitat de Vaència Raúl Abeledo. En él, la mitad de los encuestados preveían pérdidas mayores del 75% en sus ingresos durante el segundo trimestre. El informe extraía como conclusión principal «dos escenarios posibles: uno caracterizado por la pérdida de autonomía del sector cultural y un aumento de la precarización o un escenario en el que la cultura se sitúe como un derecho básico de la ciudadanía». Uno de los factores de los que dependerá que el futuro se decante por un escenario u otro es «la capacidad de vertebración sectorial y movilización de los agentes y organizaciones culturales».

A pesar de lo que pueda parecer, el ámbito cultural no depende sólo de la calidad artística de quienes protagonizan pantallas, escenarios o galerías de arte. No podríamos disfrutar de ellos si no existiera detrás un sector que parecía vivir un notable crecimiento, a base de coraje, antes del desastre: nos referimos a las micropymes de gestión cultural, tan poco conocidas por el público general, incluso por el asiduo a la cultura. Hemos querido realizar un pequeño acercamiento a ellas a través de cuatro empresas de pura actividad transversal: a+, Soluciones CulturalesLavisible, agencia de comunicación y coordinación de proyectos; la Asociación para el Fomento de la Economía Creativa, Viver Creatiu; y la agencia de comunicación y marketing Mercacine.

La gestión cultural: ¿Hacia la precarización o a la consolidación?

Actividad, servicios y clientes

Mª Ángeles Marchirant Laura Marín fundaron a + en 2013. «Nuestra labor -describe Marichant- abarca desde la distribución, acompañamiento y asesoramiento a empresas de Artes Escénicas (AA.EE.), elaboración de proyectos para tramitación de subvenciones o ayudas, organización de eventos, gestión en estructuras organizativas, campañas escolares, campañas de comunicación y producción ejecutiva tanto propia como ajena, en empresas existentes o de nueva creación». Compuesta por cuatro profesionales, «en estos momentos, el pilar fundamental de nuestra empresa es la representación de compañías y por ende de sus espectáculos. En nuestra cartera de Distribución de Artes Escénicas, contamos con espectáculos de todos los géneros: Clásico, Comedia, Vanguardia, Nuevas tecnologías, Danza, Títeres, Teatro para la infancia y la juventud, teatro de calle y música. Todos ellos con la contrastada calidad de las compañías que representamos».

gestión cultural

Laura Marín y Mª Ángeles Marchirant. | Foto: a +

Ambas fundadoras contaban con su propia cartera de clientes por separado y las unieron bajo el paraguas de la nueva empresa. Por tanto, desde entonces, » trabajamos con prácticamente las mismas compañías. No buscamos propuestas, más bien seleccionamos aquellas que nos llegan que nos suscitan especial interés». Además, «desde 2017, cada año seleccionamos una compañía novel y la becamos con un asesoramiento empresarial y acompañamiento artístico gratuito» hasta alcanzar su profesionalización. Por todo ello, Marchirant destaca que «no podemos parar de pensar y reinventarnos». A sus clientes «les mantenemos informados de nuestras actividades y servicios de manera continuada, de las novedades y/o oportunidades, y viajamos durante todo el año participando en todo tipo de eventos: ferias, festivales, congresos, formación, jornadas, etc».

Sandra Sancho, Claudia Alfonso y Olga Palomares se unieron, también en 2013, con el nombre de Lavisible. «Una vez finalizado el Máster de Gestión Cultural, veníamos de una crisis económica y sabíamos que los roles profesionales en la cultura estaban cambiando», recuerdan. «Así que de nuestras inquietudes y de la necesidad de crecer profesionalemente nació la idea de crear una agencia de comunicación y coordinación de proyectos, especializada en el sector cultural. Hacer visible la cultura, de ahí el nombre».

«Tenemos un equipo de colaboradores especialistas (SEO, Branding, desarrollo web, prensa, fotografía etc.), pues somos una agencia con la que podemos abarcar proyectos completos de marketing y comunicación, especializadas en el campo digital, aunque también en producción y coordinación de eventos culturales», prosiguen. «Después de siete años estamos bastante bien posicionadas. Hemos estado detrás de la gran mayoria de eventos culturales en esta ciudad y tenemos una buena cartera de clientes. Además ya hemos dado el salto a otros sectores, como el de la innovación o la gastronomía».

Abrimos el foco a través de Ángel Castillo, CEO de Mercacine, empresa de muy reciente creación. «En Madrid y Barcelona existen numerosas agencias de comunicación y marketing especializadas en el sector del cine. En València no había ninguna y era necesario crearla. Son un elemento imprescindible para crear tejido industrial a través del desarrollo de sinergias y la visibilización de producto», afirma. Por un lado, «trabajamos para dar visibilidad y notoriedad a las creaciones de este sector a través de los medios de comunicación y de la publicidad; y por otro, para generar alianzas y sinergias entre los creadores para que sus esfuerzos generen mayor valor conjunto que el que consiguen cada uno por separado. Captamos a nuestros clientes siendo muy proactivos a la hora de contactar y proponer continuamente acciones de repercusión muy personalizadas a las empresas del sector con el fin de promover sus marcas, valores y creaciones en València».

Mercacine

Oficinas de Mercacine. | Archivo E3

Por su parte, Xavier Ferrer es consultor en economía creativa y curador en cultura digital. Trabajó durante cinco años en la Universidad Nacional Autónoma de México y, a principios de 2019, fundó la plataforma Viver Creatiu bajo una mirada global y con características singulares. «Es una asociación profesional sin ánimo de lucro que tiene como objetivo principal el impulso de los sectores creativos, su defensa y visualización. La iniciativa vino de la mano de constatar la inexistencia de un debate público en España respecto a las industrias creativas y culturales. Desconocimiento que afecta a la, cada vez más evidente, importancia estratégica de la economía creativa».

Como contraste, cita el ejemplo de Gran Bretaña: «El British Council, como organismo de estado, articula todo el sector. Los británicos son muy conscientes de su peso económico (un 6% del PIB actual), de su potencial de crecimiento futuro en términos de empleo estable y de calidad» . Y constata el alcance de su proyecto con la mirada puesta en Latinoamérica: «Viver Creatiu, ha adoptado forma de hub creativo digital con la denominación Creabinars, asumiendo que nuestro espacio natural es Latinoamérica, un potencial mercado de más de 500 millones de personas nativas en español. Hemos abierto recientemente nuestras delegaciones en México y Argentina y enfocado nuestros objetivos al intercambio, internacionalización, formación, digitalización, difusión de la innovación y consultoría  para universidades, industrias y gobiernos». Así, «recientemente, la Unesco reconoció a Creabinars, como el primer centro creativo digital en español» y lo incluyó en la iniciativa mundial #Resiliart, «una estrategia para hacer de la cultura y creatividad uno de los factores claves del desarrollo económico sostenible».

La peculiar naturaleza del sector

A pesar de que, desde distintos organismos -es inevitable volver a referirse la labor de Econcult y de su director, Pau Rausell-, se trabaja en dar carta de naturaleza al sector cultural y creativo o «economía naranja», en términos anglosajosajones, como un actor económico de pleno rendimiemto, su encaje en la industria sigue resultando difícil, se puede decir que incómodo desde diversos puntos de vista.

Así, Ferrer asevera que «la relación entre la economía y la cultura ha sido tradicionalmente de mutua indiferencia. La economía ha considerado la aportación de la cultura al desarrollo económico como trivial y la cultura ha considerado ‘tóxica y contaminante’ la tarea de cuantificar sus actividades desde el punto de vista monetario. Desde hace un par de décadas, desde el lado de la economía y desde el lado de la cultura hemos tenido que repensar la relación». Lanza un contundente aviso: «La cultura y sus industrias afines son uno de los motores más sólidos para generar innovación en una sociedad postindustrial. Dejar de lado y abandonar a su suerte a las industrias creativas y culturales es un suicidio económico colectivo de dimensiones épicas, el presente ya lo dibuja quien lidera un modelo productivo basado en el talento, la innovación, la conectividad y la creatividad fomentada desde la escuela».

gestión cultural

Xavier Ferrer, fundador de Viver Creatiu. | E3

En la misma línea, y aportando datos, se posiciona Mª Ángeles Marchirant: «Efectivamente existe un sector de la industria cultural y creativa en la Comunitat Valenciana muy rico y diverso, y a pesar del escaso interés de las administraciones públicas, la realidad es que las AAEE confirman un sector vivo en constante ebullición.  Como ejemplo, en la Asociación de Distribuidores Valencianos de AAEE y Música (Advaem), sólo las seis empresas que la conformamos, gestionamos un total de 108 compañías de teatro, danza, circo y música dirigidas a todos los públicos y hasta un total de 239 espectáculos que promovemos y hacemos girar por la Comunitat, España, Europa, América, Asia, África….» Aún así, «curiosamente las empresas dedicadas a la gestión cultural somos las únicas que no podemos acceder a ningún tipo de ayuda pública, a pesar de estos números», denuncia.

A estas alturas, resulta evidente que no podemos (posiblemente nunca pudimos) hablar de un sector rubusto y cohesionado. Por el contrario, la palabra clave es atomización. Ángel Castillo declara que «el sector existe, pero su excesiva atomización y su falta de cohesión provocan que no exista un buen tejido industrial que posibilite que tenga el tamaño y la relevancia que correspondería. Hay muchos jugadores, pero poco equipo».

Desde Lavisible coinciden en el diagnóstico: «La economía naranja en la Comunitat goza de una atomización de pequeñas empresas y autónomos en todo el territorio. Pareciera que las grandes empresas son del sector público, y son contadas las productoras de mediano tamaño que afrontan proyectos como festivales de música.  El sector existe, con sus especificaciones únicas, pero en comparación con otros parece estar siempre entre los últimos a considerar. Y la cosa no parece mejorar. Pero no hay que olvidar que la cultura no es gratis y que genera empleo y riqueza». 

Ahora un inmenso agujero negro -metafóricamente más efectivo que el famoso cisne negro, que casi parece inofensivo- nos amenaza a todos. Hay quien traduce «crisis» como oportunidad; otros, menos creativos, traducimos crisis como crisis, mala cosa, miedito. En la segunda parte de este reportaje conoceremos cómo sus participantes piensan manejarse en este nuevo escenario económico. Un avance: la cosa va de viajar con luces largas.

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