Anecoop no ha parado de trabajar durante estos meses de estado de alarma para garantizar el suministro de alimentos. Para ello cuentan con una red de suministro con producción en doce provincias de seis comunidades autónomas. Joan Mir, su director general nos confiesa que se ha producido un desequilibrio en la demanda. De hecho, el consumidor se ha inclinado por aquellos alimentos que mejoran el sistema inmunitario. Sin embargo, también reconoce que en el corto plazo cobrará importancia el factor “precio” en la cesta de la compra debido a la reducción del poder adquisitivo, cediendo el protagonismo a los productos de primera necesidad y más baratos.
– ¿Cómo está afectando a la agroalimentación la crisis sanitaria?
Como sector esencial, el agroalimentario no se ha visto paralizado por la crisis y ha continuado trabajando para garantizar el suministro de alimentos. Sin embargo, las restricciones derivadas de las medidas sanitarias exigidas tanto en España como en el resto de países, nos han condicionado en todos los procesos, desde el campo hasta la logística, pasando por los trabajos en almacén y la gestión en oficinas.
En este marco, nuestra premisa, la de Anecoop y la de nuestros socios, ha sido la de cumplir con nuestros clientes anteponiendo siempre la seguridad de las personas, con las dificultades que conlleva el adaptarse a las exigencias de los distintos países en los que estamos implantados y en los que comercializamos nuestros productos.
– ¿Ha habido algún problema de abastecimiento? ¿Ha funcionado correctamente la cadena agroalimentaria?
Nosotros no hemos tenido problemas para abastecer a nuestros clientes, dentro de la disponibilidad de nuestras producciones. Contamos con una red de suministro con producción en doce provincias de seis comunidades autónomas y un calendario comercial que abarca los doce meses del año gracias a la diversidad de productos que integran nuestra oferta.
«Hemos sido capaces de trabajar con fluidez a pesar de las dificultades planteadas por el estado de alarma, gracias a la agilidad de nuestras estructuras»
Hemos sido capaces de trabajar, tanto Anecoop como las cooperativas y empresas socias, con fluidez a pesar de las dificultades que se han ido sucediendo a lo largo de las semanas desde que se decretó el estado de alarma. Gracias a la agilidad de nuestras estructuras, acostumbradas a gestionar muy rápidamente cambios en las condiciones del mercado y a instaurar y garantizar el cumplimiento de protocolos muy exigentes, lo hemos ido consiguiendo.
Los trabajos en campo, así como en almacén, se han visto ciertamente afectados y encarecidos por la crisis como consecuencia de las medidas sanitarias que ha habido que implementar. El acondicionamiento de los almacenes, el establecimiento de más turnos con menos trabajadores para respetar la distancia mínima, así como el uso de las zonas comunes, los trabajos de higienización constantes, los materiales sanitarios, las restricciones en los desplazamientos que han triplicado la necesidad de vehículos para poder trasladar a las cuadrillas a los campos, y otros aspectos logísticos y de mercado derivados de la COVID-19, dificultan día a día nuestra labor y nos obligan a estar continuamente a la búsqueda de alternativas para adaptarnos a un escenario cambiante. Además de un encarecimiento notable del transporte, elemento clave para la distribución de frutas y hortalizas.
– ¿Ha aumentado mucho el consumo de productos del campo? ¿Habéis notado algún repunte? ¿En cuáles?
Se ha producido un cierto desequilibrio en la demanda. Las frutas cítricas, por su contenido en vitamina C y por ser productos con una vida comercial más larga que se conservan bien durante un mayor periodo de tiempo, han experimentado un enorme impulso en las ventas. Hortalizas como las zanahorias, o los pack de verduras para cocido, también han visto disparada su demanda. En definitiva, todos aquellos productos que son percibidos como alimentos que mejoran el sistema inmunitario, buscando además la optimización del tique de compra.
Sin embargo, los frutos rojos y exóticos, que son percibidos como más perecederos y con un precio mayor, han sufrido las consecuencias negativas de la pandemia en términos de consumo.
– ¿Habéis detectado cambios en los hábitos de consumo del cliente final?
Durante las primeras semanas, en la fase de acopio, hubo una mayor demanda de básicos en la cesta de la compra, con un importante peso de las frutas y hortalizas de vida comercial más larga y preferencia por los productos ya envasados frente a los graneles y la IV Gama, ya que los primeros transmiten al consumidor mayor sensación de seguridad alimentaria. A medida que ha ido avanzando el confinamiento, cuando el consumidor ha comprobado que el abastecimiento de lo esencial estaba garantizado y que los alimentos son seguros, ha ido incluyendo en la cesta otro tipo de productos.
«Se ha disparado la demanda de todos aquellos productos que son percibidos como alimentos que mejoran el sistema inmunitario, buscando además la optimización del tique de compra»
En el corto plazo se irá dejando sentir la inseguridad respecto al futuro, debido a la disminución del poder adquisitivo, a los ERTE y los cierres de empresas, que hará que el factor “precio” cobre importancia en la cesta de la compra, cediendo de nuevo el protagonismo a los productos de primera necesidad y menor precio.
– ¿Cómo ha afectado a vuestras bodegas esta situación y teniendo en cuenta que el sector de la restauración está cerrado?
En una primera etapa, hubo un bache importante debido al cierre del canal horeca y a que el acopio se centraba más en la adquisición de productos esenciales. En una segunda etapa, se ha producido un cierto repunte en la compra de vinos en supermercados y grandes superficies, aunque es cierto que el cierre del canal horeca ha hecho mucho daño.
Ante esta situación, junto a nuestras bodegas hemos puesto en marcha iniciativas con algunos de nuestros distribuidores para hacer llegar a casa a los consumidores sus vinos de restauración favoritos, a precios especiales y con entrega gratuita. La Viña, por su parte, ha aprovechado también para dar un importante impulso a su tienda online, con el lanzamiento de packs promocionales para incentivar el consumo.
La expectativa es que, conforme se vaya normalizando la situación, se vaya retomando el mercado, pero va a ser lento.
– Hasta hace unas semanas, el sector estaba en armas por la falta de rentabilidad de sus negocios, caída de precios, venta a pérdidas… ¿Volverán las reivindicaciones después de que la crisis sanitaria termine? ¿Cómo ve Anecoop esta situación?
Esta situación ha puesto sobre la mesa una cuestión de extrema importancia: no podemos depender de países terceros para alimentarnos. Si hay algo que ha quedado bien patente durante la pandemia, es que el agroalimentario se ha alzado como uno de los sectores esenciales, pasando de ser “insostenible” a “insustituible”.
Confiamos en que habrá una mayor apuesta por las políticas de sostenibilidad en general y muy especialmente en el ámbito empresarial. Creemos que es necesario apostar por aspectos clave como la investigación y la digitalización del sector, con un mayor compromiso de todos los eslabones de la cadena por el desarrollo e implementación de proyectos que sean impulsores de una agricultura moderna.
«Esta situación ha puesto sobre la mesa una cuestión de extrema importancia: no podemos depender de países terceros para alimentarnos»
La comunicación responsable es también más necesaria que nunca, debemos trabajar para conseguir el respaldo de una sociedad que está abriendo los ojos a la realidad del campo y que está cobrando consciencia del papel fundamental de la agricultura española.
Preocupación por las campañas que promuevan en el exterior la producción local
– ¿Cómo está afectando la crisis sanitaria a las exportaciones? ¿Han cambiado los mercados o la Unión Europea sigue siendo nuestro mercado de referencia?
Nosotros seguimos trabajando con nuestros mercados habituales, siendo la Unión Europea, con un 74%, el principal destino de nuestras exportaciones. Lógicamente, como ya hemos avanzado, las exportaciones se están viendo afectadas por las restricciones y los sobrecostes tanto en el proceso de producción como en la logística. Una de nuestras mayores preocupaciones es que los gobiernos de países clave para la comercialización de nuestros productos promuevan campañas potentes de nacionalismo agrícola, en un intento de impulsar sus producciones locales en detrimento de las del exterior.
– En estos momentos y debido a la crisis sanitaria están surgiendo problemas de mano de obra para recoger determinados productos. ¿Cómo están afrontando esta situación sus cooperativas?
Está resultando complicado. Cabe distinguir dos problemáticas: aquellas zonas que emplean mayoritariamente mano de obra “local“ (asentada en nuestro territorio, inmigrante o no), como Comunitat Valenciana, Murcia, o Almería que tienen dificultades para cumplir sus necesidades de mano de obra por varios motivos: falta de personal por miedo o por responsabilidades familiares de los trabajadores, restricciones a la movilidad de las personas, medidas de seguridad en centrales que podrían afectar a la productividad de estas… Luego están las zonas dependientes de temporeros extranjeros (aquellos que vienen al país para cada campaña): en este caso, a los problemas anteriores se suman las dificultades derivadas del cierre de las fronteras y de confinamiento de cada país y, también, las problemáticas para cumplir con sus necesidades de alojamiento y manutención en condiciones de seguridad. Este ha sido el caso por ejemplo en la zona de Huelva con la campaña de «berries“ y posiblemente lo será en Lérida con la de fruta de hueso.
«Una de nuestras mayores preocupaciones es que los gobiernos de países clave para la venta de nuestros productos promuevan campañas para impulsar sus producciones locales en detrimento de las del exterior»
La prioridad de nuestros socios es garantizar la seguridad de sus trabajadores y ese es el mensaje que tratamos de trasladar a las personas que contratamos. Solo se contrata personal para actividades que puedan cumplir con todos los estándares de seguridad establecidos por las autoridades competentes y -tanto en central como en campo- se está extremando el control de su cumplimiento.
– Ha comenzado ya la campaña de la sandía sin pepitas. ¿Cómo se ha enfocado? ¿Cuáles son las perspectivas?
En sandía, fruta en la que somos el mayor productor y comercializador, especialmente en el tipo “sin pepitas”, contamos con una previsión de cosecha de 160.000 toneladas, de la que el 85% corresponde a los distintos tipos de sandías sin pepitas.
El inicio de campaña, abril y parte de mayo, lo preveíamos complicado, por las dificultades derivadas de la desaparición del canal horeca, además del incremento de costes en los almacenes y transporte derivados de las medidas de seguridad adoptadas por la COVID-19. Pero la realidad ha sido que, una vez superado un primer periodo de puesta en mercado con una demanda errática, hemos pasado a la situación actual, con ventas más fluidas y con una oferta inferior a la demanda, a lo que ha ayudado también la mejora del tiempo y la presencia limitada de productos sustitutivos en los lineales.
«La prioridad de nuestros socios es garantizar la seguridad de sus trabajadores y ese es el mensaje que tratamos de trasladar a las personas que contratamos»
La expectativa es que la demanda siga aumentando conforme suban las temperaturas, y que con la desescalada se vayan reactivando todos los canales de venta.
En este sentido, hemos de destacar que, con el fin de adaptarnos más a las necesidades de los consumidores y facilitar el trabajo de nuestros clientes, ante la supresión del corte en tienda, este año vamos a ofrecer sandía ya cortada. El proceso de corte se realizará en nuestras instalaciones de Janus Fruit, lo que nos ha llevado a realizar una inversión económica importante para ampliar la línea de fruta cortada, multiplicando por cinco su capacidad de producción.
Nuestro objetivo comercial es pasar de una cuota de exportación del 12% en 2019 al 14 % este ejercicio.
En el marco promocional, hemos aprovechado el lanzamiento de la temporada de sandía para presentar nuestra campaña “Raciones de vida para el campo”, con la que precisamente queremos poner en valor carácter “esencial” del sector agroalimentario y su incuestionable valía estratégica.
Firmemente vinculados a nuestro compromiso de asegurar al campo esas “Raciones de vida” que tanto necesita, en el ámbito de la innovación estamos implicados en un conjunto de proyectos que se sustentan en una serie de objetivos comunes orientados a hacer de la agricultura un sector sostenible: potenciar la cooperación como fórmula de competitividad y desarrollo local, fijar la población en las zonas rurales, limitar el abandono de tierras de cultivo, facilitar el relevo generacional, incorporar los avances tecnológicos a la producción o adaptar su producción al cambio climático, son sólo algunos de ellos.
«Con el fin de adaptarnos a las necesidades de los consumidores y facilitar el trabajo de nuestros clientes y ante la supresión del corte en tienda, vamos a ofrecer sandía ya cortada, un proceso que se realizará en nuestras instalaciones de Janus Fruit»
Todo ello con el objetivo de que los agricultores puedan seguir viviendo del campo gracias a sus cultivos, dotando a las jóvenes generaciones de productores de un futuro lo más estable, consolidado y adaptado posible a los nuevos tiempos a través de un presente que luche contra la despoblación del campo y evite una España vaciada mayor.
– Por último, puede hacernos un balance de cómo ha ido el primer trimestre del año y qué previsiones tienen para el resto de 2021 teniendo en cuenta el impacto de la crisis sanitaria.
Está claro que ha sido un trimestre marcado por la COVID-19, donde la demanda del mes de marzo superó cualquier expectativa, por muy positiva que fuera. Pese a esto, ha habido una demanda muy desigual, con algunos productos que se han visto postergados y otros que han experimentado un crecimiento muy notable.
En estos momentos, nos encontramos totalmente inmersos en una campaña de fruta de hueso, sandías y melones con una fuerte demanda y que coincide, al igual que ha sucedido con los cítricos, con campañas de producción más cortas que otros años debido fundamentalmente a las inclemencias meteorológicas que hemos sufrido al final del invierno y durante la primavera.
Esperamos y deseamos que la pandemia remita y el consumo se normalice, y que meteorológicamente el verano sea como se espera que sea, que haga calor y anime el consumo de fruta de hueso, melones, sandías y hortalizas de aire libre. También esperamos que con la recuperación de las reuniones familiares y de amigos, nuestros vinos sean protagonistas en las mesas de muchos hogares y de los restaurantes.