El dibujante valenciano Paco Roca, el «hombre en pijama» que trabajaba en sus viñetas desde casa, ve la «pausa» que vive el mundo por el coronavirus como un hito histórico comparable a la llegada del hombre a la Luna, el atentado del 11S o el Golpe de Estado del 23F, algo que «se recordará» y que protagonizará muchas historias: de terror o intimistas.
«Igual en el futuro las cuarentenas se vuelven algo habitual» pero ahora es algo «excepcional» que «se va a recordar toda la vida porque hasta ahora no ha habido un momento en la historia en el que casi toda una civilización esté en cuarentena y todo se haya parado». «Va a ser un momento excepcional, lo recordaremos y seguro que va a dar para muchísimas historias, tanto de terror como intimistas, de toda esa gente que no está muy acostumbrada a estar en familia y la redescubre, o todo lo contrario -afirma entre risas-, sirve para que dentro de un mes haya muchos divorcios», sostiene.
Este experto en el trabajo desde casa, que tan bien reflejó su «alter ego» en sus «Memorias de un hombre en pijama», ve la etapa de confinamiento como una oportunidad para hacer todo aquello que la vida ajetreada que vivimos nos impide hacer, como leer esos libros pendientes o retomar el aprendizaje del inglés.
«Eso de currar en pijama, que parecía que era inservible y un poco de perdedor, al final va a ser como una filosofía de vida en este momento», asegura el Premio Nacional de Cómic de 2008 y ganador de dos Goya por la película «Arrugas» sobre su historia gráfica homónima.
Reconoce que a todos los que como él están «acostumbrados a trabajar en pijama desde casa», este encierro obligado en las casas no les parece «nada excepcional, sino una oportunidad de poner al día todo eso que teníamos atrasado». Para Roca, este momento sobre todo le está sirviendo para adelantar su próxima novela gráfica, que comienza con la única fotografía que su madre tiene con su abuela de mediados de la década de los 40 y cuya historia prevé lanzar a finales de noviembre o diciembre.
«Hablamos de 1945 o 1946; si la gente tenía dinero no lo gastaba en hacerse fotos y esa fotografía para mi madre ha sido muy importante -su madre murió cuando ella era joven- y la ha tenido siempre en la mesita de noche. Se trata de hacer una historia alrededor de esa foto«, explica el autor de «La casa«.
Para el ilustrador valenciano, una fotografía es «una instantánea de una escena congelada en el tiempo», con lo que nos quedamos, pero «nos gustaría saber qué pasaba alrededor de esa imagen y la ficción sirve para eso». Acostumbrado a trabajar desde casa, Roca recomienda «tener disciplina en el trabajo y unos objetivos y seguir una rutina», con sus horas de descanso programadas y sus fines de semana bien diferenciados.
Cuando él dejó el estudio en el que trabajaba par irse a su casa, «la jornada laboral se hacía eterna y acababa haciendo mil cosas menos trabajar, desde descongelar la nevera o arreglar una armario; cualquier excusa era buena».
«Pero cuando te acostumbras le sacas mucho partido al día e incluso acabas teniendo un poco síndrome de Estocolmo, de disfrutar de estar en casa y agorafobia a salir fuera«, sostiene para reconocer que al final se «puede sacar partido de la situación» para aprender, con el tiempo, a tener disciplina y «no mezclar el ocio con el trabajo».
Confiesa que su «sueño» era «poder poner el mundo en pausa» para ponerse al día porque «siempre» ha «tenido la sensación de ir un paso por detrás del mundo, y de repente el mundo está en pausa» y puede hacer «todo lo que quería, leer esos libros para los que nunca encontraba el momento o repasar las clases de inglés».
Para el dibujante, encerrarse en casa por el coronavirus ha de servir para «cambiar la dinámica de vida» y el «no hacer nada» no hay que tomárselo como «tiempo perdido» porque, al contrario, a veces, «nos viene bien estar ociosos».