Resistir, cooperativa de coviviendas como alternativa a la residencia

El presidente de la cooperativa "Resistir", Martín García (2º dcha), junto a tres socios | Foto: Efe Biel Aliño
Vivir de forma solidaria, sostenible y en compañía es el fin de Resistir, una cooperativa valenciana sin ánimo de lucro que trabaja para hacer realidad su objetivo de crear espacios que reúnan viviendas de pequeño tamaño con espacios comunes, como un centro social donde compartir actividades.
Resistir surgió hace cuatro años y medio, cuando un grupo de amigos se planteó que cuando llegara el momento no querían tener que ir a una residencia de mayores estándar y empezaron a interesarse por el modelo de coviviendas o cohousing que ya es habitual en países como Alemania, Suiza o Austria.
La cooperativa cuenta actualmente con 64 socios, 130 simpatizantes y varios proyectos listos para llevar a la práctica, explica a EFE su presidente, Martín García, quien destaca que los principales problemas que afrontan son la falta de solares en entornos urbanos y, sobre todo, la falta de financiación.
El modelo que defienden se sitúa entre el alquiler y la compra de vivienda, ya que la idea es que la cooperativa sea la propietaria de las viviendas pero ceda su usufructo y el de los espacios comunes a los socios, quienes pueden recuperar la inversión menos la amortización si se van, o sus herederos cuando fallezcan.
Indica que en España ya está en funcionamiento una veintena de iniciativas de viviendas colaborativas, pero aún no en la Comunitat Valenciana, donde se están impulsando unos quince proyectos, y apunta que quizá la novedad de este fenómeno hace que los bancos sean reticentes a financiarlos.
García explica que los miembros de esta cooperativa, donde hay muchos jubilados que han trabajado en el ámbito de la docencia o la sanidad, tienen pensiones medias o altas, pero no pueden asumir toda la financiación del proyecto, ni los bancos les darían de forma individual los préstamos hipotecarios debido a su edad.
Porque aunque la cooperativa se plantea como una iniciativa intergeneracional, su presidente admite que la práctica totalidad de su actuales componentes son jubilados, y de hecho están intentando relacionarse con los otros proyectos que hay en España a través del Imserso, a falta de una normativa concreta sobre coviviendas.
Los ayuntamientos de Godella y Puerto de Sagunto, así como la Consellería de Vivienda han acogido positivamente el proyecto
García señala que, tras intentar sin éxito la legislatura pasada que el Ayuntamiento de València sacara a concurso la cesión de uso de solares públicos, han encontrado el «apoyo absoluto» del de Godella para construir en ese municipio un espacio con 21 viviendas de 50 metros cuadrados y un centro social de 300 metros cuadrados.
El proyecto, presupuestado en 3’5 millones de euros y un plazo de ejecución de dos años, está a la espera de reunir la financiación, para lo que ya han iniciado contactos con dos bancos y esperan reunirse en enero con el Instituto Valenciano de Finanzas para ver si crea alguna línea de apoyo a cooperativas sin ánimo de lucro de coviviendas.
Se han reunido también con el vicepresidente segundo del Consell, Rubén Martínez Dalmau, quien explica a EFE que le parece «muy interesante» este tipo de iniciativas y que en la Generalitat están trabajando en fórmulas de cesión de uso del suelo a cooperativas y en la financiación para que «puedan hacer realidad» los proyectos.
El presidente de Resistir señala que también han encontrado buena predisposición en el Ayuntamiento de Sagunto, que cuenta con un edificio en el Puerto de Sagunto donde en seis meses podrían ubicar unas dieciocho viviendas colaborativas.
Pese a que está costando poder llevar adelante sus proyectos, Martín García destaca que el nombre de la cooperativa es toda una declaración de intenciones y que no cejarán en su empeño para que las personas que desean vivir de forma independiente, pero en compañía y con los servicios que precisan, puedan hacerlo. EFE – Loli Benlloch.