Cambiar el modelo energético cuesta menos que paliar los efectos del cambio climático
La revolución climática es un reto que, a la vez, debe convertirse en oportunidad. Esa es la principal idea que ha trascendido del encuentro «Cambio climático y competitividad empresarial: La revolución climática, una oportunidad ineludible», organizado por la Universitat Politècnica de València (UPV).
“Del mismo modo que no tenemos miedo a la transición tecnológica, tampoco hay que temer a la transición ecológica” ha destacado el conseller de Economía Sostenible y Sectores Productivos, Rafael Climent, que ha participado en su inauguración.
De hecho, la directora científica del Basque Centre for Climate Change BC3, María José Sanz, ha asegurado que, si consiguiéramos cambiar nuestro modelo energético en el mundo, «nos gastaríamos en salud mucho menos de lo que costaría ese cambio». Y es que, según ha puesto de relieve, se han realizado estudios sobre el coste en vidas humanas y gasto sanitario ocasionado por los efectos del cambio climático que indican que «las inversiones que se deben hacer para cambiar nuestro modelo de desarrollo compensarían todo ello, perfectamente», ha dicho.
Entre las evidencias y los efectos que el cambio climático presenta en nuestro territorio se encuentran: el aumento general de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones, la aridificación del territorio, el aumento del nivel del mar, la aparición de especies invasoras y de dolencias nuevas, así como el aumento de la intensidad de los acontecimientos extremos, como por ejemplo las lluvias torrenciales.
“Todo esto, repercute inevitablemente en la sociedad, la salud, los ecosistemas, la economía, la cultura, los servicios, las infraestructuras y, en general, en el acceso a los recursos primarios”, se ha expuesto en esta conferencia, que ha tratado de aunar la opinión de académicos, empresas, asociaciones e instituciones en torno a un tema clave para la Unión Europea en su conjunto, que prevé movilizar 1 billón de euros durante los próximos 10 años para responder al cambio climático.
En este sentido, Paula Tuzón, Secretaria Autonómica de Emergencia Climática y Transición Ecológica ha destacado cómo la Estrategia Valenciana de Cambio Climático y Energía 2030 es un elemento clave para lograr la minimización de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y aumentar la resiliencia de nuestro territorio ante los efectos del cambio climático.
Así, según recoge la Ley de Cambio Climático que impulsa la Generalitat en este marco se busca reducir un 40% las emisiones contaminantes en 2030 y que el 100% de la energía provenga de fuentes limpias en 2050.
La transición energética es una pieza crucial en esta lucha puesto que «más de dos tercios de las emisiones de gases contaminantes provienen de la energía que utilizamos». Es por ello que se busca potenciar la producción y distribución de energía renovable conjuntamente con las entidades locales y la sociedad civil y empresarial.
De hecho, Rafael Climent, ha recordado las ayudas de la Generalitat orientadas a la sostenibilidad: «35 millones de euros anuales irán destinados a los 17 sectores productivos que tenemos en nuestro territorio de cara a mejorar en eficiencia y, por tanto, reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera». “Necesitamos una industria limpia y digitalizada”, ha subrayado.
Los presentes han coincidido en que es necesario un cambio de comportamiento que comience en cada persona. «Eso dirigirá la demanda e indirectamente cambiará la actitud de las empresas. De hecho, los fondos de inversión están desinvirtiendo ya en empresas contaminantes«, ha puesto de relieve Sanz.
En este sentido, el rector de la UPV, Francisco Mora, ha señalado la necesidad de formar a los estudiantes, que liderarán las decisiones del futuro: «La ciencia y la tecnología nos ayudarán a generar tecnologías limpias, a eliminar los residuos, a conseguir una agricultura más ecológica…pero eso no frenará el cambio climático si las personas no cambiamos nuestro mapa mental día a día».
“El tiempo se agota, –ha apremiado el rector– y solo con ciencia y tecnología no vamos a resolver este reto, pues requiere un cambio de comportamientos de las personas”.
Empresarios, académicos y políticos han coincidido en que «las acciones que palían el cambio climático son ya un elemento de competitividad empresarial y de innovación, porque nuestras empresas deben posicionarse en la vanguardia de las tecnologías que ayudan a preservar nuestro planeta«.
«Europa es una gran potencia en energías renovables, en agricultura y productos fitosanitarios sostenibles, así como en tecnologías que fomentan una producción agroalimentaria y logística eficiente y respetuosa; gracias a la aplicación de las TIC de forma transversal, de ahí la necesidad de seguir estimulando al sector privado frente al riesgo del cambio climático», ha explicado el rector.
Han recogido el guante el vicepresidente de la CEV, Miguel Burdeos y el presidente de la Cámara de Comercio de València, y del Consejo de Cámaras, José Vicente Morata, quien ha recordado que “hay que orientar también a las pymes, concienciarlas de que esto no es una moda. La legislación para la transición energética ya está, tenemos que informar y ayudar a las pequeñas y medianas empresas a formarse, para que sea una realidad”.
Esta jornada se enmarca en la estrategia de posicionamiento de la Universitat Politècnica de València en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se ha impulsado desde el Vicerrectorado de Investigación, Innovación y Transferencia.