El Truenorayo Fest saca a bailar a la agitación cultural y el feminismo
Ada Díez y Lu Sanz (Hits With Titis), creadoras y directoras del Truenorayo Fest. | E3
El Truenorayo Fest 2019 regresa a La Mutant con un cartel que combina todos sus valores: enérgico, emergente, enrabietado y feminista. Sus fundadoras, el colectivo Hits With Tits (las DJ’s Ada Díez y Lu Sanz) reinician su búsqueda de los nombres que desfilarán por la próxima hornada de carteles veraniegos, mientras que la presencia de mujeres sobre el escenario, gestión y dirección del encuentro queda totalmente asimilada. El público del Truenorayo disfrutará esta vez durante tres jornadas de su oferta los días 24, 25 y 26 de octubre, con una jornada inaugural gratuita.
Antifan, Lorena Álvarez, Texxcoco y Paul Vallvé encabezan un cartel en el que también figuran apuestas guerreras como Las Odio, Amparito o Novio Caballo, entre otros. La jornada, del 24 de octubre contará con el estreno en España del documental Una Banda de Chicas (2018), dirigido por Marilina Giménez (1978, Argentina). La cinta cuenta las peripecias y los problemas que afrontan las mujeres lesbianas y transexuales que crean música. Tras la proyección, Hits With Tits, han programado una tertulia donde se abordará la relación entre este oficio y el feminismo, que es el eje central de la temática del Truenorayo. De todo esto pudimos hablar con Ada Díaz.
-El Truenorayo ya cumple su sexta edición. ¿Cómo explicarías qué es a quien no lo conozca?
-Es un festival de música e ilustración, en el que siempre buscamos un cartel ecléctico para que el público pueda descubrir nuevas bandas, además de disfrutar de grupos que hubiera querido ver en su ciudad. Mezcla lo emergente con lo consolidado, y consigue despertar el afán de exploración en el público. Es un festival familiar, que apuesta por la cultura, y que demuestra que las cosas pueden hacerse de otra manera. Además, de que normalizar y visibilizar a las mujeres creando grandes carteles es posible.
-¿Cómo surgió el primer Truenorayo?
-De forma muy natural. Como Hits With Tits, hicimos nuestros primeros recopilatorios de bandas de mujeres, lideradas por mujeres o con voz femenina. Nos dimos cuenta de que lo mismo que estábamos haciendo en ese formato, se podría trasladar a un festival. ¿Por qué quedarnos sólo con el objeto? Nos apetecía también mostrar referentes, que las jóvenes supieran que sí había gente haciendo lo que a ellas les apetecía hacer. Nos parecía imprescindible que esa visibilización también fuera algo a lo que la gente pudiera acudir y disfrutarlo en forma de festival, y que además se apostara por grupos distintos, emergentes, hacer carteles eclécticos, donde no solo conozcas a un grupo sino que apetezca conocer al resto y ampliar tu cultura musical. Hacer carteles con mayor número de mujeres en ellos surge de forma natural, porque el talento está, y creemos que es imprescindible hacer.
-Supongo que empezaríais en el underground hasta lograr hacerlo tan visible como ahora…
-Creemos que es muy importante que los proyectos crezcan de forma orgánica. No es necesario ni pegar pelotazos ni macroproyectos cuando en realidad lo que se necesita es conectar con el público y con los músicos, que ambas partes disfruten del festival. Se debe hacer de forma cuidada y que evolucione, que se escuche lo que quiere la propia ciudad. Es cierto que empezó underground, pero nos dimos cuenta de que el público necesitaba propuestas así. De hecho, hay quien se compra las entradas sin conocer a los grupos. Al final se crean unos vínculos con el público que enriquecen al festival.

Cartel del Truenorayo Fest 2019, obra de la ilustradora Sonia Pulido. | E3
-Tengo que confesar que aunque voy de enterado por la vida, no conozco a ninguno de los grupos que actúan, por lo que deduzco que debéis hacer un esfuerzo de radar muy grande.
-Lo es, pero también es cierto que cuando te interesa realmente lo que está sucediendo tanto a nivel local como nacional e internacional, el trabajo de radar sucede de forma natural. Nos interesa escuchar cosas nuevas. Aparte, nosotras somos DJ’s y siempre es interesante poder ofrecer sesiones distintas, cosas diferentes a la radiofórmula o las listas de Spotify y Youtube, que están muy sujetas a los algoritmos. Es una labor que disfrutamos porque nos enriquece culturalmente.
-¿Hay algún logro de la programación que te gustaría destacar en particular?
-Bueno, sacar adelante el festival es ya todo un logro. Cada propuesta es todo un logro. Es un trabajo durísimo, que dos personas realizamos durante todo un año. Ver que sale adelante es impresionante. Después, sí que es verdad que hay algunos grupos por los que apostamos cuando eran emergentes y más desconocidos, y ahora están presentes en grandes festivales. Eso quiere decir que el público aprecia a los grupos con actitud, a los que tienen cosas que contar. El público es soberano. Si se le da la posibilidad de ver cosas distintas, las quiere ver. Por eso decimos que hay otras formas de hacer cultura, sacar a la luz lo que en realidad ya existe. Aunque al que no tener apenas apoyos institucionales-nos hemos conseguido contactar nunca con la concejalái de Igualdad, por ejemplo- da la impresión de que se queda en la ruta underground, que siempre es el primer paso. Todos los grupos indies valencianos y que actúan en grandes festivales salen de la cultura underground.
-¿La etiqueta de festival feminista se queda corta?
-Lo que pasa con las etiquetas es que las cosas no son sólo de una manera. Es más reivindicativo. Tenemos que luchar por hacer mejor la cultura, por acabar con la precariedad que se da muchas veces en ella…Digamos que es un festival de agitación cultural, que no todo vale y que se tiene que acabar con el postureo. Y al final, si no se es feminista, no se avanza, no se consiguen igualdades reales.
-Has nombrado a uno de los grandes demonios de la cultura: el postureo. ¿Cuál tu punto de vista sobre este fenómeno?
-Es verdad que hace unos años, visibilizar a la mujer en el mundo de la cultura no estaba de moda, por decirlo así. Después, dio la sensación de que se podía sacar tajada y, entonces, quienes nunca habían tratado con grupos musicales compuestos por mujeres, parecía que se apuntaban, incluso los ayuntamientos. Pero lo hacían de forma sesgada: En el Día de la Mujer, organizando algún bolo sólo de mujeres, con la sensación de que era lo correcto. Pero no hay que incluir a mujeres en las distintas propuestas porque sea lo que se debe hacer, sino que tendría que surgir de forma natural. A eso es a lo que deberíamos aspirar todo el mundo, a que haya una normalización y que se sepa que si no se incluyen se va a poner el grito en el cielo. Hay muchos que ni siquiera piensan que el tema va con ellos, ni les interesan las propuestas de mujeres, ni tienen ganas de conocerlas. Así, nos perdemos una gran parte de lo que nos puede ofrecer la escena.
Todas las desigualdades las sufrimos también en las pequeñas cosas. Sufrimos micromachismos constantemente, que muchas veces están interiorizados como normales. Nosotras primero tenemos que demostrar que valemos para que después, quizás, nos empiecen a dar oportunidades. En algún sitio leí que habremos alcanzado la igualdad real cuando haya las mismas mujeres mediocres que hombres mediocres en todos los ámbitos. Es muy importante darnos cuenta de que lo personal es político, cada decisión que tomamos, así que es imprescindible luchar día a día. Las mujeres debemos tener el mismo trato que los hombres. Y además, tener una banda o ilustrar ya no es cuestión de ser un virtuoso, sino de tener actitud, algo que contar.

La cantante Lorena Álvarez, una de las cabezas de cartel del Truenorayo Fest. | Foto: Adrian Nieto Maestro
-¿Eres optimista? ¿Crees que esos objetivos estamos cerca de cumplirlos, de que la cultura y la sociedad realmente los asimile?
-No estamos cerca. De hecho, incluso las propias instituciones caen en cosas que no se deben hacer, como interesarse por las mujeres sólo el día 8 de marzo. Es una lucha continua. Siguen habiendo asesinatos machistas, miles de discriminaciones de género, nuestros salarios son inferiores, seguimos cargando con muchas labores domésticas que los hombres asumen que no es cosa suya…Aparte, nosotras parece que no somos capaces de reivindicar todo nuestro trabajo y todo nuestro esfuerzo, nos han educado para que constantemente estemos en el que se supone que es nuestro sitio, y es hora de que tomemos las riendas, respecto a cómo contamos la historia, sobre qué cosas hacemos…Tenemos que ser nuestras propias cronistas.
-Has nombrado algunos de los ejes principales de la lucha feminista, como es la brecha salarial, las tareas domésticas…Creo que sí que son visibles y, poco a poco, no tan rápido como nos gustaría, van calando en la sociedad. Pero me interesan más, porque creo que son el meollo de todo esto, los micromachismos. ¿Qué contenido le das a este término y qué ejemplos podrías citar?
-Uno de los ejemplos más típicos es el de las cenas familiares, en las que mujeres asumen el rol de cocinar, servir, recoger…
-Yo a eso lo llamaría macromachismo clásico.
-Son una suma de pequeñas cosas. Sin ir más lejos, el otro día aparqué el coche, y alguien vino a recriminarme que estaba esperando él para aparcar. Me dijo que si yo hubiera sido un hombre, no lo habría hecho, y hasta me dijo que eso era un acto de violencia de género.
-Bueno, creo que ahí ya entramos en el terreno de la caspa, directamente…
-Entonces, te das cuenta de que la sociedad no tiene claro a lo que se está enfrentando, desconoce los términos, las realidades más allá de su propio ambiente, que en muchos casos son ambientes viciados. Es imprescindible la educación, porque no se trata de hablar de lo que sucede, sino de cómo lo solucionamos, y eso se hace desde la base. Los niños reproducen lo que ven. Incluso las mujeres lo interiorizamos: llega un punto en que tenemos reestructurar todo lo que hemos aprendido y todo lo que es innato para darnos cuenta de que no estamos siendo tratadas como igual. Es imprescindible replantearnos la educación, la cultura, cómo estamos constituidos como sociedad, los roles de género, hasta poder cambiar lo que nos intoxica.
Además, la Historia funciona como un péndulo: vamos para adelante y para atrás. Es verdad que llevamos años luchando por igualdades y al final parece que siempre nos atascamos en el último paso. Como ya he dicho, al no ser cronistas de nuestra propia historia, nos olvidamos de mujeres que ya lucharon por lo que ahora estamos luchando y llegaron hasta donde les permitieron, porque, al final, ¿quién ostenta los puestos de poder y decisión? Es muy importante que empiecen a entrar otras formas de ver, que empiecen a ostentarlos mujeres. Desde abajo hay que cambiar cosas, pero también desde los puestos de decisión. De hecho, los jóvenes están adquiriendo cada vez comportamientos más machistas, incluso cosas que a los de mi generación no se les habría ocurrido hacer, como vigilar el móvil, instalar apps para tener localizada en todo momento a tu pareja, decidir lo que puede ponerse…Nos puede dar la sensación de que se avanza, pero no.
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