Los comerciantes de souvenirs del centro de València alertan del incremento del turismo low cost, al que tildan «de baja calidad». Lamentan que este tipo de turismo provoque que la venta de los artículos de mayor factura, peso, tamaño y valor se haya reducido mucho los últimos años.
Al mismo tiempo, detectan un predominio claro del imán y el llavero como souvenirs preferidos por los visitantes extranjeros, que aunque ya eran los productos por excelencia desde hace años, se han vuelto aún más importantes en este tipo de negocios ante el declive de otro tipo de artículos de mayor nivel.
En general, afirman que el turista busca souvenirs de reducido tamaño y precio que no ocupen mucho espacio en la maleta, como es el caso también de bolígrafos, pulseras o camisetas con estampados relacionados con València. Estas últimas, tal y como revelan los dueños de algunas de las tiendas del casco antiguo de ciudad, están teniendo un notable éxito, aunque, según precisan, no sirven para paliar el cambio cualitativo en la adquisición de souvenirs de los turistas de la capital valenciana.
Dos de las tiendas de la Plaça Redona coinciden en señalar que no existe un producto estrella que esté dándoles un resultado especial. En Souvenirs Aguilar destacan la venta de abanicos y camisetas, pero recalcan que la venta de artículos de recuerdo ha caído mucho en general a lo largo de los años.
«No hay un producto estrella, lo que más se vende es lo más económico, pero luego suma menos que lo de mayor precio», apunta el dueño de Luna de València, que lamenta así la reducción de los márgenes de beneficio al vender artículos de menor calidad. También explica que algunos objetos funcionan por temporadas: «Cuando se saca un artículo nuevo te lo compran más que los otros unas semanas pero solo dura hasta que el resto de tiendas lo empiezan a tener también».
La dueña de El mercado de la plata va más allá y señala directamente a la Autoridad Portuaria de València como responsable de esta bajada del poder adquisitivo de los turistas en València. En particular, advierte que las altas tasas a las embarcaciones por permanecer atracadas en el puerto ha contribuido a que estas elijan otros destinos como puerto base, de manera que los cruceros actuales, «más económicos», se quedan muy poco en València y «traen un tipo de turista con menor nivel económico«, según asegura.
«El imán es lo que más triunfa. En vez de llevarse otra cosa mejor, se llevan siete y además de los más feos», confiesa la propia dueña del negocio. También la propietaria de Souvenirs La Reina advierte este hecho: «Los imanes siempre han sido los artículos más vendidos, pero ahora más». «El turista de ahora es un turista low cost que compra cosas que quepan en su equipaje de mano», añade.
Paradójicamente, el artículo con más éxito en su establecimiento no tiene nada que ver con los objetos de merchandising: lo que más vende son botellas de agua. Según recalca, los «cruceros buenos» han dejado de llegar con asiduidad en la temporada de verano, por lo que la comerciante se mantiene siempre pendiente de la llegada de estas embarcaciones para estar presente en la tienda los días en los que se prevé afluencia de turistas con mayor solvencia y «que no falte de nada».
Por último, el dueño de La botiga de la seu, vecina de Souvenirs La Reina, llama la atención también sobre el abaratamiento de los costes de viajar en avión, lo cual contribuye a fomentar este turismo de pocos gastos: «Hoy en día con una maleta de mano vas a cualquier parte, nosotros hacemos lo mismo cuando viajamos al extranjero».
Subraya que este tipo de viajes exprés también limitan el espacio disponible en el equipaje, así como el peso máximo que se puede llevar sin tener que facturar una maleta accesoria. «Si hay alguien que se lleva algo un poquito más grande, nos hacen cambiar las cajas bonitas por embalaje de burbujas para que quepa en la maleta», apunta.
Del mismo modo que los otros comercios consultados, percibe que la escasez de cruceros de alta gama en los meses de verano en el Puerto de València ha desembocado en una disminución del interés de los clientes en los objetos más caros y elaborados de los que comercializa.