“Para emprender no hace falta dinero», así de explícito se ha mostrado Javier Jiménez, CEO de Lanzadera durante la jornada impulsada por la Asociación Española de Directivos Reinvéntate 2018 ante unos 400 directivos en el Palacio de Congresos de Valencia.
En la mesa redonda «Una nueva cultura empresarial: Alineando productos, gobierno corporativo y ética», que ha compartido con Pedro Ballester, presidente de Logifruit y Sandra Sotillo, fundadora y directora ejecutiva de TrustMaker, Jiménez ha animado a los futuros emprendedores: «si es lo que realmente quieren hacer, deben tirarse en plancha y écharle morro. No importa tanto el proyecto en sí, sino si esa persona es la adecuada para llevarlo a cabo. Lo caro es la capacidad de ejecución, descubrir que hay gente capaz de llevar a cabo cualquier cosa».
«Invertimos en personas no en proyectos, –ha añadido– nos gustan todo tipo de proyectos, pero lo fundamental es determinar si ese equipo o persona es el ideal para ejecutar el proyecto que plantea porque los inversores invierten en realidades ”, ha matizado.
Jiménez ha confesado que Lanzadera recibe unas 1.500 propuestas emprendedoras al año, más de 12.000 en sus 6 años de andadura, de las cuales han apoyado a 250 empresas, cien de ellas en estos momentos, «sin embargo tengo que reconocer que nos equivocamos y nos dejamos muchas empresas buenas por el camino, porque en este país hay mucho talento. De las que apoyamos un tercio acaba muriendo, otro sigue funcionando y otro tercio funciona muy bien”.
«El concepto emprendedor no es nuevo, y menos en esta tierra donde se vendían naranjas y juguetes por todo el mundo sin saber nada de inglés –ha añadido–, lo que ha cambiado es la forma de llegar al cliente y los productos y servicios que se le ofrecen. Por eso debemos adaptarnos a llegar de una forma más rápida y ágil al cliente. Las nuevas tecnologías nos obligan a estar a la última en todos los sentidos porque lo que prima hoy es la inmediatez y ser capaz de dar respuesta a esa inmediatez”, ha recalcado el CEO de Lanzadera.
En cuanto a los «jefes» de Lanzadera, –en su caso emprendedores–, Jiménez los ha calificado, citando un conocido libro, como “el monstruo que tienes que amar», «son insaciables, muy exigentes y demandan cada día el mejor servicio, por ello tenemos que hacerlo muy bien, anticiparnos y ofrecerles acciones que añadan valor».
Asimismo, ha recordado que la trayectoria emprendedora es como una montaña rusa y «hay que saber convivir con el éxito y el fracaso». A su juicio todos los emprendedores tienen denominadores comunes: «asumen riesgos, pasión (que es la multiplicadora del talento), esfuerzo (las cosas salen por sudoración no por inspiración)… y dependiendo del mercado donde estén son más tecnológicos”.
Por otro lado, teniendo en cuenta que el concepto confianza se ha convertido en una de las claves de la llamada nueva economía, Sandra Sotillo ha explicado cómo su compañía ayuda a las empresas a construir confianza con todos los grupos de interés. «Desde el inicio de la crisis, cualquier estudio que analice la confianza del público en empresas e instituciones muestra como esta ha descendido considerablemente. Es interesante que nos preguntemos por qué sucede esto y si el cliente nos compra porque no tienen más remedio».
«Hacer las cosas bien parte de intentar hacerlas bien y de pensar en sus grupos de interés y que estos sepan que piensas en ellos, así lo han hecho las empresas que han puesto al cliente en el centro. Saber lo que quieres ser puede conducirte a serlo”, ha destacado Sotillo.
Asimismo, ha insistido en la necesidad de identificar los drivers de confianza, para potenciarlos: autenticidad –que asegura un comportamiento–, coherencia –hago lo que digo y digo lo que hago–, transparencia, empatía –escuchar y devolver a tus grupos de interés–, y actuar pensando en el largo plazo –sostenibilidad, anticipación…–. Para Sotillo la primera RSC de las empresas es hacer bien lo que hacen.
“Una empresa es buena cuando da resultados. Una empresa reputada tiene mejores resultados. El resto lo debe hacer exactamente igual de bien. El líder del futuro debe ser coherente, entender en un entorno de ruido, anteponer la ética al negocio, capaz de entender la tecnología y de rodearse de los equipos correctos, capaz de adaptarse a la regulación que vaya apareciendo, y diferenciarse por cómo hace y consigue las cosas, no por qué hace y consigue”, ha recordado.
Por su parte, Pedro Ballester, presidente de Logifruit, que ha iniciado su exposición desde la premisa de que la logística tiene que ser invisible, ha desgranado cómo su compañía se ha ido reinventado continuamente desde las 3 R (envases reutilizables, con una reducción de peso y volumen y reciclables), pasando por una logística unidireccional e inversa; avanzando hacia una economía circular y afianzándose en una economía compartida o colaborativa (sharing economy).
Ballester ha alertado de que “antes de aplicar las tecnologías tenemos que saber hacer muy bien lo que hacemos. La tecnología se vende como una panacea y no es así. Primero tienes que tener los procesos muy bien diseñados y establecidos”.
Por último ha recomendado trabajar con centros de innovación, institutos tecnológicos y universidad, por todo el know how que pueden aportar.