La DOP Utiel Requena produce sobre todo tintos de la variedad bobal, pero hay que reivindicar en estas páginas los rosados de bobal. Son rosados elaborados exclusivamente con uvas tintas pero, con la lágrima o mosto flor, lo que les da una potencia aromática fantástica y un color precioso. Medina lamenta que hoy los rosados de moda tienen el toque provenzal (por la Provenza francesa), en los que dominan tonos pálidos y asalmonados, lejos del rojo fresa de la bobal, con todos sus aromas a palote, caramelo y piruleta.

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El presidente del Consejo Regulador de la DOP considera que tienen un campo por explotar, que es la costa mediterránea, donde los rosados como los bobales tendrían que ser mucho más conocidos y bebidos. El clima, el verano y las comidas playeras casan muy bien con estos vinos frescos, jóvenes y aromáticos a ultranza, fáciles de beber. Asegura que “falta conocimiento entre los consumidores, que por desgracia siguen sin valorar como se merecen los rosados en general”.

Sin embargo, los bobales rosados tienen mucho éxito entre las puntuaciones de la crítica. Y lo mismo pasa con los blancos. De ser una tierra de tintos y rosados, hoy Utiel-Requena se desenvuelve con soltura entre los territorios de los grandes vinos blancos de España.

Para Medina, una de las razones está en la expansión del cava. El hecho de que Requena sea municipio de la DOP Cava hizo que los ojos de los viticultores se volvieran hacia esta variedad y proliferasen las plantaciones de chardonnay, macabeo, sauvignon blanc más tarde y hasta hay algunas de xarello y riesling alemán.

De pronto, de estas variedades foráneas surgieron granes vinos con contraetiqueta DOP Utiel-Requena, que rompieron tópicos viejos entre la crítica. Ahora sí, también hay blancos de altura en el occidente valenciano. En el caso del Impromptu de Hispano Suizas, que ha sido el mejor de España en su categoría en varias añadas y para varias guías.