J. M. G. Cortés: “El IVAM trabaja con la Historia, para hablar sobre el presente y organizar el futuro”

J. M. G. Cortés: “El IVAM trabaja con la Historia, para hablar sobre el presente y organizar el futuro”

 

El pasado mes de septiembre, José Miguel G. Cortés (Valencia, 1955) iniciaba su cuarta temporada al frente del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), con una exposición que se puede considerar paradigamática sobre el perfil de su gestión: En rebeldía. Narraciones feministas en el mundo árabe.

“Hasta hace pocos años, al hablar de las minorías, se incluía en ellas a la mujer, cuando no es una minoría, sino justo lo contrario.  ¿Cómo es posible que una sociedad margine al 60% de la población? Este museo pretende ser la plataforma para que un conjunto de sectores puedan decirse. El caso de las mujeres es evidente, pero otro caso en concreto podría ser el de los países del sur. Son elementos que tienen mucho que ver, marginados y olvidados.

Insisto en algo que me parece fundamental: la gente tiene que aprender a decirse. Muchas veces, incluso personas muy bien intencionadas, se convierten en portavoces de otros sectores. Una labor que nos proponemos es crear sujetos activos y que sean esas personas las que hablen, las que digan con sus palabras, con sus formas de entender las cuestiones, aquello que tienen que decir”.



G. Cortés, doctor en Filosofía por la UV  y profesor de Teoría del Arte en la UPV, accedió al cargo a través de un concurso internacional en el que los candidatos debían exponer su programa de dirección con el presupuesto más bajo de la historia del museo: 5,5 millones de euros.

– Como aficionado al arte, de joven era un plan bastante habitual visitar el IVAM. Había cosas interesantes, algunas exposiciones memorables, como la dedicada al Dadá. Pero hubo un momento en que a mucha gente el IVAM se nos fundió a negro en la mente. Ahora detecto que aquella costumbre se reactiva.

– No sé si lo diría así, pero sí que hemos hecho un trabajo significativo. Que un proyecto se venga abajo es muy fácil. Rehacerlo, muy difícil. El contexto en el que se desarrolla una institución museística nunca se debe olvidar. No es lo mismo el IVAM en un contexto en que su presupuesto era enorme como en el momento actual.

– Aún así, en su primer año como director se cuantificó el aumento de público en un 48 %.

– Fue así, pero las cuestiones culturales no deben medirse por una simple afluencia de público. No es la variable principal. De lo que debemos ser capaces es de ofrecer un programa cultural realmente importante. Creo que hay muchos elementos que hay que tener en cuenta en una institución cultural. Me planteé qué es lo que un museo debería de tener y la inmensa mayoría no tiene: un programa, una identidad.

Hay muchos museos, no sé si demasiados o no; centros de exposiciones y salas, muchísimas. Pero creo que muy pocos tienen una clara identidad. Si se tiene un programa y se dice “vamos a trabajar por aquí”, “vamos a incidir en esto”, se puede discutir si lo que se está haciendo está bien o no. Sin un programa, todo vale. Todo vale significa nada vale. Puedes entrar en cualquier tipo de cuestión sin que haya ningún criterio.

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Con el programa con el que me presenté establecí unos criterios de actuación. Uno de ellos es no mirar tanto al norte y estar “embobado” con lo que viene de EE.UU., sino ser conscientes de dónde está el IVAM: no está Galicia, ni en Oporto, ni en Roma, sino en València. Una ciudad con su tradición cultural y su historia, su condición geográfica y climática. Me parece fundamental entender que el IVAM tiene que ser un centro de carácter internacional, pero muy arraigado en el espacio donde está.  No solo por potenciar, proyectar el valor de los artistas, sino por vincularse a esa tradición histórica y cultural del Mediterráneo.

-Su dirección arranca tras una etapa, como se sabe, muy turbulenta. Llegó en un momento casi de refundación. ¿Es cómodo pensar “haga lo que haga, no puede ser peor”? ¿Entrar a gestionar una institución en esas condiciones es una ventaja o un hándicap?

– Es un terrible hándicap. Me hubiera gustado encontrarme un museo internacionalmente reconocido, con un presupuesto saneado, infraestructuras disponibles para funcionar… En cambio, aún tenemos que cargar con la losa anterior. Hubiera sido genial llegar aquí y poderme conectar inmediatamente con Oslo, París, Albacete y que todos nos conocieran.

Vuelvo al contexto: el IVAM era una parte de un todo absolutamente contaminado.  Pero no me presenté para hablar del pasado, sino para construir un futuro. Lo fundamental es cómo somos capaces de construirlo y en muy poco tiempo (porque un museo no se construye en un año ni en cinco). Es un trabajo muy lento, de muchísima gente, tanto de los que están aquí como de antiguos directores y directoras que cada uno, mejor o peor, han aportado aspectos que han hecho del IVAM lo que es.

De todas formas, hay una cuestión bastante curiosa: creo que soy el único director de un museo en España que proviene de la Universidad.

– ¿Y eso cómo es posible?

– No lo sé, yo no digo que sea bueno ni malo, pero es una característica y se nota. Somos el único museo en este país que tiene una cátedra con tres universidades públicas. Y lo hemos hecho en los últimos tres años. Una cátedra en la UV o en la UPV solo se crea si hay una empresa que la paga. Significa reconocer que un museo tiene que ser un instrumento de conocimiento. En el sentido más amplio del término: no quiero un conocimiento aburrido, críptico, cerrado… Todo consiste en cómo lo cuentas. Se pueden contar cosas muy profundas con un lenguaje lo más llano posible para que el máximo de la gente lo entienda.

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Discurso contra los prejuicios

– Vamos al cómic. En la presentación de Fanzination! anunció que es el primer museo que incorpora una fanzinoteca. Pensé que estaba en el Instituto Valenciano del Arte “Absolutamente Moderno”, como decía Rimbaud.

(Ríe) No sé si es exactamente moderno, lo que sí sé son varias cuestiones, muy entrelazadas. Por ejemplo, me parece incomprensible que el cómic no haya entrado antes en el IVAM en sus 28 años de historia. Un museo tiene que ser internacional; pero para que lo sea, lo primero que tiene que hacer es conocer cuáles son sus raíces. Si estas no se conocen, no es que no sea internacional, sino que es intelectualmente torpe.

Uno de los elementos fundamentales de la creación artística de la Comunidad Valenciana es el cómic. Hay cantidad de hombres y mujeres que han hecho del cómic en esta tierra un elemento de primerísimo orden. Creo que con esto no estoy descubriendo la penicilina, pero no se había hecho ninguna exposición sobre ello. Nosotros ya llevamos tres: Valencia Línea Clara, la dedicada a Daniel Torres y, ahora, la fanzinoteca, que, evidentemente, no va a ser la última.

Por tanto, hay varias razones: primero, creo que no se puede entender la contemporaneidad sin el lenguaje del cómic. Segundo, su gran presencia en la cultura de la Comunidad Valenciana. Entonces, ¿a qué esperábamos para darle la importancia que se merece?

– ¿Puede haber sido una cuestión de prejuicios?

– El IVAM debe luchar contra los prejuicios culturales. Con respecto a la creación y a las mujeres, a materias o técnicas artísticas, a las zonas geográficas; como he dicho, siempre miramos al norte, como si nos dieran vergüenza nuestros antepasados y nuestras raíces judías, árabes… Si se va al Líbano, a Argel o a Túnez, se comprueba que el paisaje es muy similar al nuestro.

Al mismo tiempo, pienso que las personas y las identidades son fluidas. Uno tiene que construir algo para inmediatamente cuestionárselo. Queremos descubrir el Mediterráneo con una nueva mirada interrogadora, no mitificadora, como si viviéramos a finales del siglo XIX. El Mediterráneo, como todo en la vida, tiene sus contradicciones. Hoy, es un foso con miles de cuerpos; al mismo tiempo, a pocos metros, pasan cruceros de lujo.

Las realidades son contradictorias. Hay que ser capaces de ver que la contradicción es un elemento de nuestra existencia y de qué manera trabajar con ella para intentar comprenderla.

– Entiendo que el concepto “moderno” lo está llevando a la antigüedad para replantearnos nuestros orígenes.

– El IVAM trabaja con la Historia para hablar sobre el presente y organizar el futuro. No podemos hablar de lo que somos, de lo que conocemos, de lo que nos gusta, ignorando la Historia. Eso solo puede llevar a crear algo que hace 70 años alguien hizo mucho mejor que tú.

Por otro lado, queremos intervenir en el presente. Por eso estas exposiciones, estos coloquios, artículos en prensa… Y queremos hacer el futuro, porque son tres elementos que no se pueden separar y el producto de esta relación (contradictoria, problemática) es un museo vivo, que está en su tiempo y quiere que el espectador sea un agente activo, de transformación social y cultural.

– Fuera del IVAM, tengo la impresión de que València vive una cierta ebullición cultural, ¿lo comparte o son más la ganas que muchos tenemos?

– Posiblemente hayan ganas y nos dejemos llevar por el entusiasmo. Pero muchas veces no somos capaces de consolidar las cosas, es mi opinión personal. Aunque vengan épocas de sequía, que lo anterior se mantenga. No volver a empezar de cero. Por ejemplo, mucha gente no conoce las cosas estupendas que se hacían aquí en los 70. Entusiasmo, pero acompañado de serenidad, reflexión y consolidación.

 

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