Alfatec, el lado humano de las nuevas tecnologías

Alfatec, el lado humano de las nuevas tecnologías

Alfatec nació en el “año maldito” de 2008, con un director y un empleado procedentes del entonces conocido como sector informático. Pocos lo llamaban sector TIC. Ahora están presentes en toda España y en seis países latinoamericanos, cuentan con más de 350 empleados, transfieren conocimiento valenciano al exterior y en 2016 su matriz, Alfatec Sistemas, obtuvo el sello de Pyme Innovadora. Una historia de éxito contra las leyes de la gravedad económica.

Ignacio Miranda, Innovación; Diego Meliá, Comunicación; Fernando Marco, CEO.

Ignacio Miranda, Innovación; Diego Meliá, Comunicación; Fernando Marco, CEO.

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Con la sensación de que vivimos los primeros compases de la 4ª revolución industrial como vía de salida de la crisis, en un entorno de cambio de paradigma –ya saben aquello de lo nuevo no acaba de nacer ni lo viejo de morir–, el crecimiento exponencial de Alfatec Sistemas durante los peores años es un caso que nos puede ayudar a entender muchas cosas. La sencillez de la primera piedra hacia el éxito, en palabras de Mariano Martínez, socio fundador, tranquiliza: “Cumplíamos. Los clientes incluso se sorprendían: no éramos los mejores, ni los más altos, ni los más guapos, pero cumplíamos. Realmente, cuando salí al mercado, no sabía que ese era uno de los valores”.

El siguiente pilar que sustenta a Alfatec también llega mucho antes de la tecnología en sí: “Hay que ser felices trabajando. Pasamos un montón de horas delante del ordenador. Si no eres feliz, te has equivocado de trabajo. Siendo felices trabajando, más pronto que tarde consigues la satisfacción del cliente. Y la derivada siguiente es que se gana dinero”. Fernando Marco, CEO de la compañía y con amplia experiencia laboral en multinacionales, subraya que “uno de los factores es creer firmemente en las personas y en lograr que la gente se sienta cómoda. Hay que pensar primero en las personas, luego en el cliente y luego en la empresa. En las grandes multinacionales uno es básicamente un número. Pero al ver a la gente contenta, con ilusión por sacar adelante los proyectos, desarrollas su valor”.

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En la sede central, donde se cuentan más de 212 empleados divididos por unidades de negocio, llama la atención la ausencia de despachos ya que los directivos están mezclados entre los empleados. Les rodean las salas de reuniones –sobre cuyas paredes blancas se puede escribir libremente– y una sala de relax presidida por una mesa de ping pong. Al observar el ambiente, es inevitable relacionarlo con el “modelo Google” de empresa. Sin embargo, Martínez apunta que “son cosas que van surgiendo. En etapas anteriores a Alfatec, yo tenía mi propio despacho. Pero cuando había que abordar algún tema importante, nos juntábamos varios en uno y eran fases de gran productividad, trabajando conjuntamente y complementándonos mucho mejor. Y la zona de relax, o colocar una mesa de ping pong para distraerse un rato, salió solo. Hay que estar atento a todos los detalles. Querer mejorar a diario. Es una actitud”.

La ola TIC y la internacionalización

Fernando Marco.

Fernando Marco.

Volviendo a 2008, el año del crash global, surge la curiosidad por saber si un grupo de gente como los fundadores de Alfatec eran capaces de prever cuál sería el túnel correcto para la gran escapada ante la que se venía encima. “Más que apostar por el sector TIC como una visión estratégica, fue porque teníamos experiencia y apostamos por lo que sabíamos. Si bien, en sus comienzos era una empresa que exclusivamente trabajaba en mantenimiento de equipos o servidores, nos valió como plataforma para ofrecer otros servicios, en principio complementarios, de Tecnologías de la Información, prestando actualmente 22 disciplinas distintas en este terreno”.

Respecto al crecimiento del sector, al que nadie parece atreverse a poner un límite, “ni en nuestros mejores sueños lo podíamos prever. El impulso se dio en una crisis muy profunda, pero estas tienen una parte positiva y es que ayudan a limpiar los sectores. Fue muy duro, pero sabíamos que teníamos que ir con una estructura de costes baja, en la que todas las personas debían ser productivas. El cliente veía cómo sufríamos económicamente pero el trabajo lo acabábamos. Eso nos permitió extender la fidelidad y que las puertas se abriesen cuando llamábamos”.

Pronto Alfatec se sintió lo suficientemente fuerte como para implantarse en el extranjero. Cuenta Marco que “somos una empresa que se dedica a la colaboración. Cuando nos implantamos en otros países basándonos en un proyecto, como en Sudamérica donde empezamos con los proyectos de salud, siempre compartimos nuestro conocimiento con un partner local. No jugamos a ser el Llanero Solitario y ganar los clientes por nuestra cuenta. No nos podíamos creer que siendo una empresa pequeña nos llamaran para un proyecto de varios millones. Para eso, en vez de querer todo el ‘pastel’, unimos la experiencia local, la cercanía de un cliente, con la fuerza de una multinacional. Compartir el conocimiento nos ha permitido crecer. Se puede decir que nuestro modelo de expansión es conocimiento valenciano que se exporta a otros países”.

Abunda Marco en que se trata de “buscar puentes para entrar en los países. Una transferencia de modo tal que todos ganemos. Es un modelo de trasparencia que nos está funcionando: enseñamos nuestros productos, nos aportan dos jefes de proyecto, les formamos y, a partir de ahí, empieza el desarrollo. Pero -insiste– no queremos todo el ‘pastel’, así sería imposible”

I+D+2I

Ignacio Miranda

Ignacio Miranda

Ignacio Miranda fue doce años director técnico de Redit antes de incorporarse hace algo más de un año a la compañía como gerente de Innovación. A él se le debe la formulación del concepto I+D+2I. “Innovación orientada a la internacionalización, que ambas cosas vayan ligadas, compañeras de viaje. Nuestro objetivo es ser globales basándonos en la innovación. Gracias a proyectos innovadores hemos identificado partners en el exterior, además de en Latinoamérica también en Emiratos Árabes. Gente muy buena que hace lo mismo que nosotros y cuando nos juntamos, la suma multiplica”.

Pero, ¿acaso una TIC no es per se sinónimo de innovación? Miranda explica los matices que responden a una cuestión no tan sencilla como pueda parecer: “Una empresa TIC sí es innovadora por definición. Pero muchas no lo saben. El secreto está en cómo generar valor a través de la innovación. Cuando la dirección de Alfatec me invitó a incorporarme, por mi trayectoria me di cuenta enseguida de que la empresa es innovadora y propuse ampliar ese aspecto a nivel interno y externo. A nivel interno, con el equipo humano que hay, con personal capacitado y con investigadores -yo les llamo así porque es personal altamente cualificado-, se puso en valor todo ese conocimiento para definir una estrategia interna de creatividad, generación de ideas, oportunidades. Ver lo que se está haciendo fuera y, al mismo tiempo, exportar nuestro modelo de innovación para diferenciarnos y lograr la rentabilidad que buscamos”.

Porque una cosa es la innovación y otra bajo qué pautas se dirige: “Hay que personalizar y crear la gestión propia del proceso que no tiene por qué ser el mismo de otra empresa de la competencia, sino que uno se crea su propia estructura. A partir de ahí generar ideas con las personas que tenemos en el equipo, esas ideas se transforman en proyectos y se posee una cartera. Posteriormente, hay que detectar cuáles son susceptibles de poner en el mercado con éxito: no es que hagamos desarrollos a medida del cliente, sino que sabemos que vamos a tener clientes”. Marco indica el criterio gracias al cual Alfatec confía, y hasta ahora con éxito, en la introducción de sus soluciones innovadoras: “Toda innovación tiene que ser práctica. Debe tener un testeo real. Hay mucha innovación, como decimos nosotros, “de armario”: se concede un proyecto europeo o una subvención, se hace el proyecto, pero se queda en el cajón. Cualquier proyecto que hagamos tiene que tener una aplicabilidad. Hay que buscar socios -sea un ayuntamiento o sea una industria- que estén dispuestos a ponerlo en práctica como proyecto finalista”.

Departamento de innovación a tiempo completo

Por tanto, para ir a lo seguro y que los proyectos no corran el riesgo de quedarse en la pura oscuridad, Alfatec, como indica Miranda, “se dotó de recursos para formar un departamento de innovación con personal a tiempo completo. Esa es la diferencia que hay con otras empresas que, siendo innovadoras, no le sacan rentabilidad. Se dedican a esta labor a nivel residual. Nuestro departamento coordina todas las demás áreas de la empresa en las que se generan los futuros proyectos o soluciones orientadas al mercado”.

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El antes y el ahora del sector lo ilustra Marco de un modo explícito: “En el sector TIC hubo un tiempo en que competíamos a precio. Se abría una convocatoria en el sector público y se subastaba. Pero uno se distingue por el aporte de valor. Saltas y ya empiezas a jugar en las grandes ligas. En salud, hablamos de tú a tú con las grandes multinacionales, no nos amilanamos: el conocimiento valenciano compite y se exporta internacionalmente”.

Gestión del cambio de la industria tradicional a la digital

Ningún sector debe arriesgarse a quedar fuera del tren de la digitalización. No es el tren del futuro, sino que está pasando ahora mismo ante nuestros propios ojos. “Acompañamos a la industria tradicional valenciana en su transformación digital. En la salida de la crisis, las TIC son la herramienta adecuada para sectores tradicionales y manufactureros”, subraya Miranda.

2017-abril-alfatec-3El CEO de la compañía detalla su modo de hacer: “Es muy importante la cercanía al cliente. El hecho de tener gente implicada y contenta hace que ya no seas el informático que vendes un producto y te vas, sino su acompañamiento, el consultor que le ayuda a solucionar problemas. En el proceso de transformación digital, existen empresas pequeñas que ven el mundo de la tecnología de una determinada manera, y necesitan una ayuda extra: hay que estar ahí en todo el proceso. Muchas veces viene una multinacional que está en Madrid e implanta un proyecto, cobra y se vuelve. Nosotros nos quedamos. Y, desgraciadamente, el mercado es muy pequeño. No nos podemos permitir el lujo de hacer ninguna cosa mal porque de inmediato todo el mundo lo sabe y seguramente ya no haremos más”.

Lo que nos devuelve al punto de partida indicado por el socio fundador Mariano Martínez: aquella idea de cumplir con el cliente, tan anterior al concepto 4.0. “Va en nuestro ADN”, según Marco. Pero además, en el entorno competitivo que rodea a la compañía en un momento crucial como el que la economía atraviesa en estos momentos, el socio fundador añade un factor más, un sentido de prudencia estratégica: “No se puede aspirar a un gran beneficio porque el mercado no está dispuesto a pagarlo, pero no hay que renunciar a unos mínimos. De lo contrario, lo único que se consigue es poner en peligro la empresa y muchos puestos de trabajo».

Como concluye Martínez, “todo cambia a una velocidad que no controlamos”. Por tanto, hay que mantenerse vigilantes, fomentar el talento, gestionar y dar forma práctica a la innovación… y cumplir. Dentro y fuera de la empresa: con todos.

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