Las actividades basadas en el conocimiento han sacado a España de la crisis
Las actividades basadas en el conocimiento, es decir, aquellas que requieren utilizar recursos productivos más cualificados -capital humano, activos TIC, maquinaria y equipo-, han ganado peso en la economía española en lo que llevamos de siglo. En concreto, entre el año 2000 y el 2014, este tipo de actividades ha pasado a representar el 60% del valor añadido bruto (VAB) de la economía, frente al 54% que suponía a principios de siglo, según recoge el estudio realizado por el Ivie para la Fundación Ramón Areces.
En los años de expansión, las actividades basadas en el conocimiento crecieron a una tasa anual media del 2,3%, casi el doble que el resto de actividades, que lo hicieron al 1,2%. Incluso durante la crisis, el valor de estas actividades centradas en la utilización de factores productivos más cualificados ha seguido aumentado (0,2%), en contraste con la caída cercana al 1% anual que registraron las actividades no basadas en el conocimiento. Por tanto, las actividades basadas en el conocimiento han constituido la principal fuente de crecimiento en los últimos años y su desarrollo explica la salida de la recesión española.
Estas son algunas de las conclusiones del informe El valor económico de las actividades basadas en el conocimiento en España y sus regiones, elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) para la Fundación Ramón Areces, que se presenta esta tarde en la sede de la Fundación Universidad-Empresa de la Universitat de València (Adeit), en Valencia. El trabajo, dirigido por el catedrático de la Universitat de València y director adjunto de investigación del Ivie, Joaquín Maudos, en colaboración con las investigadoras Eva Benages y Laura Hernández, incluye la creación de una base de datos de dimensión regional que permite cuantificar el VAB basado en el conocimiento en las 17 comunidades autónomas españolas. El banco de datos ofrece además una amplia desagregación sectorial: 27 sectores a nivel nacional y 21 a nivel regional.
El análisis realizado se basa en la descomposición de las rentas (VAB) que remuneran los factores productivos (capital y trabajo) en dos partes: la que retribuye a los factores más cualificados (basados en el conocimiento) y la que retribuye a los menos cualificados. De esta forma, se estima qué parte del VAB se destina a remunerar a los factores basados en el conocimiento. En el caso del capital, la distinción entre conocimiento y no conocimiento viene determinada por el tipo de activo, mientras que para el factor trabajo se tiene en cuenta, tanto el nivel de estudios, como las ocupaciones en las que trabajan los empleados.
De los factores que caracterizan las actividades basadas en el conocimiento, el trabajo altamente cualificado es el que más ha contribuido a impulsar la economía, ya que el 45% del VAB se destina a remunerarlo (gráfico 1). Esta elevada aportación se justifica por el crecimiento registrado en el peso de los ocupados con estudios superiores y en puestos cualificados, que ha aumentado 14 puntos porcentuales desde el año 2000, hasta representar en 2014 el 40,8% del empleo total, mientras que el peso del empleo con estudios básicos y en ocupaciones no cualificadas ha caído 15 puntos este siglo, hasta suponer el 32,4% del total. El incremento del capital humano también ha incidido en la mejora de la productividad por hora trabajada en España, que ha aumentado un 16% de forma acumulada entre 2000 y 2014.
En cuanto a los otros dos factores que integran las actividades basadas en el conocimiento, maquinaria y equipo y capital TIC, en 2014 aportaron al VAB el 10,9% y el 3,8%, respectivamente. Aunque la remuneración del trabajo cualificado es la que más ha aumentado su participación absoluta en el VAB en el periodo analizado, en términos relativos, es la del capital TIC la que más ha crecido, un 20% acumulado de 2000 a 2014.
Por lo que respecta a los activos productivos que no están basados en conocimiento, destaca la caída del peso del empleo no cualificado, cuya remuneración ha pasado de aportar al VAB un 22% en el año 2000 a un 14,8% en 2014. El capital inmobiliario ha representado alrededor de un 25% de las rentas generadas en el periodo analizado, impulsado en un primer momento por el periodo de bonanza económica, debido al auge de las actividades relacionadas con la construcción, y con ligeras caídas durante la crisis, a partir de 2007.
La investigación destaca que tanto en años de expansión como en los de crisis, los factores productivos más cualificados se han comportado mejor y han permitido contrarrestar los efectos de los no basados en conocimiento, lo que supone un escudo protector frente a los cambios de ciclo económico.
Análisis sectorial
En 23 de los 27 sectores que analiza el informe, predominan las actividades basadas en conocimiento, es decir, más del 50% del VAB que generan se destina a retribuir trabajo y capital intensivo en conocimiento. Sin embargo, existen diferencias sectoriales muy importantes que van desde el máximo del sector de las tecnologías y servicios de la información, donde las actividades basadas en el conocimiento representan el 95,4% del total, hasta el mínimo del 5,6%, en el caso de las actividades inmobiliarias.
También destacan por el elevado peso del VAB basado en el conocimiento (por encima del 80%) los sectores de edición, actividades audiovisuales y radiodifusión; la educación; y la sanidad y servicios sociales. En el lado opuesto, se sitúan los sectores con menor presencia de activos del conocimiento: además de las actividades inmobiliarias, la construcción (41,3%), la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (43,4%) y las industrias extractivas (49,5%).
Análisis regional
Actualmente, en todas las comunidades españolas sin excepción predominan las actividades basadas en el conocimiento, pero las diferencias entre ellas alcanzan los 20 puntos porcentuales. Madrid, con un 68,9% del VAB centrado en actividades que utilizan recursos cualificados, es la primera en el ranking, mientras que Extremadura, con un 50,6%, se sitúa a la cola de la economía del conocimiento (gráfico 2).
El capital humano, el factor más determinante por su contribución al VAB, destaca nuevamente en Madrid (destina el 54,1% del VAB a remunerar trabajo cualificado), mientras que en Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura, la parte del VAB que remunera al trabajo cualificado no alcanza el 40%.
En el caso de la maquinaria y equipo, La Rioja es la comunidad en la que más pesa este activo en el VAB (14,1%), seguida de Navarra (13,1%), frente a los mínimos registrados en Illes Balears, Extremadura y Canarias (por debajo del 10%). Las diferencias absolutas son mucho menores en el capital TIC, donde Madrid vuelve a destacar.
En cuanto a los activos no basados en el conocimiento, la remuneración del capital inmobiliario pesa más en Extremadura e Illes Balears (casi 30%) y menos en Madrid (20%). Por último, en el empleo no cualificado es donde se registran mayores diferencias porcentuales entre autonomías, con un valor máximo en Extremadura, (donde la remuneración a este tipo de empleados supone un 20% del VAB) que duplica al mínimo de Madrid (10,7%).
En lo que llevamos de siglo, las diferencias entre comunidades autónomas en la intensidad del uso de los activos basados en el conocimiento se han acentuado. La divergencia tuvo lugar principalmente en el periodo expansivo, entre 2000 y 2007, mientras que en los años de crisis se han mantenido estables.