Jueves, 25 de Abril de 2024
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Información empresarial: La hiperconectividad

Socio – Director de Negocio de StraTIC, Consultoría Estratégica TIC

2014-mayo-opi-Stratic-Gabriel-sotocaHace unas semanas acudí a un evento donde intervenía uno de los grandes de la industria de TI y donde se trataban temas de actualidad referentes al tratamiento de la información, como “big data”, “analytics”, “mobility”, etc. Me impactó la frase final con la que cerraron la jornada: ”No estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época”. Sin duda alguna, no puedo estar más de acuerdo.

 

En la primera parte de estos dos artículos dedicados a la gestión de la información empresarial (publicada hace unas semanas), hablaba sobre la importancia de medir todo lo que hacemos dentro de nuestras empresas a través de la definición de los KPIs.

Pero, por otra parte, debemos de ser conscientes del gran volumen de información que se genera a nuestro alrededor, del que la mayoría de las veces ni siquiera conocemos su existencia, y cómo podemos aprovecharla y utilizarla en nuestro favor, pues cuando toda esta información se analiza, pasa a un nuevo estado de conocimiento y, por tanto, se convierte en el fundamento o base de decisiones estratégicas para nuestra empresa.

Hiper-conectividad 

Estamos en una nueva etapa de hiper-conectividad, donde ha cambiado radicalmente la naturaleza en la que los individuos y las organizaciones interactúan, creando lo que se ha dado en llamar una economía centrada en el individuo.

Para corroborar lo que estamos hablando, piensen en el siguiente dato que aporta un estudio reciente realizado por la Unión Europea: cada minuto, en el mundo se generan 1,7 billones (con “b”) de bytes de datos, lo que equivale a 360.000 DVDs. Esto es más de 6 megabytes de datos para cada persona, cada día.
De toda esta información, evidentemente podríamos desechar una gran parte, que no nos aporta nada significativo, pero en cualquier caso, estamos ante unas cifras tan grandes, que al menos debemos de intentar aprovechar alguna parte de todo ello en beneficio propio dentro de nuestra empresa.

Otra de las características que definen esta nueva era es la explosión en el uso de los medios sociales, junto con la revolución de los dispositivos móviles. Este tándem implica que, en cualquier momento, cualquiera de nosotros puede estar poniendo un dato o emitiendo una opinión sobre nuestra empresa en internet, estando accesible en ese mismo instante para cientos, miles, millones de personas, que a su vez pueden compartir, opinar o rebatir esa información.

Y para acabar de complicarlo más, no debemos olvidar que esta información de la que estamos hablando, está guardada en un formato “no estructurado”: webs, redes sociales, mensajes, blogs, videos… No están en una base de datos tradicional, por lo que también estamos ante nuevos formatos de almacenamiento de la información, totalmente distintos a los habituales hasta el momento.

Oportunidades y retos

Toda esta ingente cantidad de datos que se está generando continuamente, representa para nosotros oportunidades y retos dentro de nuestra empresa, que debemos saber cómo manejar; de hecho, cada vez es más frecuente que los CEOs se planteen preguntas del tipo “¿cómo puedo saber lo que se está diciendo de mi empresa en la web ?”, “¿cuál es mi reputación corporativa en la red?” o “¿cómo puedo manejar estos datos para que se analicen de forma automática y que me permitan obtener una ventaja competitiva?”.

Después de ver el panorama en el que nos encontramos, evidentemente, estamos ante nuevos retos tecnológicos, pues tampoco nos sirven los modelos de análisis de datos tradicionales.

Estos nuevos modelos son mucho más que un análisis complejo de bases de datos; estamos hablando de nuevas estrategias para administrar todos estos datos desestructurados, utilizando metodologías innovadoras del tipo de: procesamiento de lenguaje natural, adaptación al entorno, auto-aprendizaje, modelos cognitivos… Y además, usando la especialización del análisis para cada formato de aplicación o ámbito de actuación empresarial: Servicios, Salud, Industria, etc.

Aparte de las grandes multinacionales (Coca Cola, Apple, Microsoft, BMW…), que ya hace tiempo que han incorporado estos nuevos modelos como ayuda en sus tomas de decisiones, hoy en día tenemos muchos casos de aplicación, impensables por otra parte hace tan solo unos años.

Por ejemplo, es habitual que las empresas que cotizan en Bolsa utilicen esta tecnología de explotación de datos para analizar lo que se está diciendo de ellos en internet, Facebook, Twitter, etc…, y con modelos predictivos que sean capaces de ver cómo les va a afectar en la evolución del precio de sus acciones.

O el caso que ocurrió hace unos meses, cuando un usuario estaba introduciendo comentarios en Twitter porque tenía la intención de cambiar de compañía de telefonía móvil, y de repente se encontró con un ‘tuit’ dirigido a él directamente del CEO de la compañía de la que pretendía salirse, haciéndole una oferta especial para que no se cambiara de compañía. Por supuesto, no se cambió.

Todo el conocimiento existente

Y si damos un paso más, ¿por qué no analizar toda la base de datos de conocimiento existente en internet y ponerlas a nuestra disposición? Enciclopedias, diccionarios, tratados, artículos, noticias, obras literarias, etc. Supongo que conocerán el caso del sistema de supercomputación “Watson” creado por IBM. Fue el que ganó el concurso “Jeopardy” en la televisión americana (una especie de “Trivial”), ante los mejores concursantes que habían pasado por él.

Estamos hablando de un sistema de computación que rivaliza con la capacidad humana de responder a preguntas en lenguaje natural, interpretando el significado y el contexto, y tomando decisiones basadas en las evidencias de mayor confianza. Y, por supuesto, con la capacidad de autoaprendizaje.
Ya han salido las primeras versiones comerciales orientadas al sector de la salud; en particular, para diagnosticar y pautar tratamientos oncológicos. Y si lo enfocamos al entorno empresarial, ya se está hablando de empresas que han incorporado en sus comités de dirección a “representantes virtuales”, capaces de tomar decisiones estratégicas en entornos de riesgo con resultados óptimos .

Así pues, ciertamente no puedo más que ratificar lo que comentaba al principio: “No estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época”. Y seguro que no será el último gran cambio que nos queda por ver en los próximos años.

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