Área de Investigación Fundesem Business School

Jorge I. Álvarez

Hablar de destrucción de empleo en Europa en general, y en España en particular, es ya, por desgracia, noticia que abre y cierra telediarios. ¡Que lejos han quedado esos tiempos de bonanza económica, en donde un sector de la economía era el principal motor de creación de empleo y de riqueza!…, para algunos, claro está. Aquellos momentos, cuando trabajar en la construcción era más rentable (económicamente) que aventurarse 4 años en la Universidad para obtener un título que no garantizaba un salario como el ofertado por este boyante sector.

Sin embargo, y como dicen por ahí, no todo dura una eternidad, y de aquella pujante industria no queda mucho, más que activos (ahora en manos de los bancos) necesitados de vender a cualquier precio y a cualquier postor.

Es hoy cuando empezamos a pensar en las consecuencias de aquellas decisiones de dejar todo por un trabajo que tenía una durabilidad corta (muy corta). Es hoy cuando esas decisiones están pasando factura a miles de personas, que no ven un futuro claro debido a la poca o nula empleabilidad que tienen hoy en día (por desgracia). Personas que necesitarán reciclarse tarde o temprano, si es que quieren reinsertarse nuevamente en el mercado laboral; sin embargo, la edad y el tiempo necesario para ello, en algunas ocasiones, jugarán en su contra.

Emprendedurismo

Es aquí cuando surge un rayo de esperanza, una nueva tendencia, llamada emprendedurismo; y digo nueva, porque en otras regiones del mundo ya ha sido aplicada con éxito. Sin embargo, en el contexto español, y debido a diversas situaciones, aun no se ha popularizado.

Hoy en día, en diversos rincones de la geografía española se realizan ferias enfocadas al emprendedurismo, foros en donde aquellos interesados en decir “Basta ya” al desempleo, interactúan y cogen ideas para poder ellos iniciar su propia historia de éxito, la aventura de crear su propia empresa o negocio; una aventura que se dice y se piensa fácil, pero que cuando se lleva a la práctica, resulta ser un largo y tedioso periplo.

Por desgracia, las instituciones a las que se debe recurrir para iniciar un nuevo negocio (organismos públicos y privados), aun no tienen una metodología de trabajo especializada, diseñada para hacer de estas gestiones algo mucho más sencillo; de hecho, España es, dentro del grupo de los países desarrollados, de los que más tiempo y gestiones se deben realizar para poder poner en marcha una empresa.

Debido a esto, muchas ideas se quedan en el camino por causa del desgaste y, a veces, lo imposible que puede llegar a ser, no solo cumplir con los requisitos legales que el sector público exige, si no, también, el solicitar un préstamo o financiación bancaria.

Sin embargo, no todo es negativo; en esta tendencia existen formas de poder lograr el objetivo de crear una empresa; existen muchas iniciativas (muchas de ellas generadas desde el sector privado), para acceder a un crédito (siempre y cuando la propuesta de negocio sea viable y rentable), y obtener ayuda y asesoría para poder realizar todas las gestiones pertinentes.

Estos oasis de esperanza surgen, como casi siempre lo han hecho, debido a la iniciativa de grupos de empresarios con visión de negocio, que en diversas regiones del mundo han logrado, no solo un cambio en la estructura de las instituciones, sino también un cambio cultural: dejar de esperar que llegue un trabajo por cuenta ajena (muchas veces una plaza en el sistema burocrático), y crear su propio negocio y empezar a llamarse, aunque creeerlo, empresario y emprendedor. 

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