Dos años después de finalizar el servicio militar, un joven Manuel Palma que había llegado a Valencia desde su Córdoba natal, decide convertirse en lo que hoy llamamos emprendedor, abriendo un taller de compra-venta y reparación de vehículos en Burjassot. Algo más de 30 años después,Manuel Palma es un reconocido empresario, que lidera un grupo presente en cuatro sectores de actividad y que da empleo a más de 300 personas, con una facturación consolidada que, a pesar del impacto de la crisis sobre el negocio de la automoción, superará en 2013 los 45 millones de euros

Pocos empresarios en el sector de talleres de reparación y venta de automóviles pueden lucir un expediente como el de Manuel Palma. “Desde que en diciembre del 82 puse en marcha Automóviles Palma, tanto en los 10 primeros años como taller independiente, como cuando ya nos convertimos en concesión de Opel en el 92, no hemos cerrado ningún ejercicio en el que las ventas no hayan sido superiores al anterior”.

Pero hasta para un campeón de las ventas como él, que durante cuatro años consecutivos fue el concesionario de Opel que más coches vendió de España, las cosas cambiaron a partir de 2007, cuando la crisis se impuso como realidad incuestionable. Pero también en esas circunstancias Manuel Palma supo demostrar su calidad como gerente. “En lugar de esperar o aplicar parches, como hicieron algunos, al año siguiente, en 2008, nosotros ya aplicamos las primeras medidas de ajuste”.

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En 2008, tras las primeras luces rojas de 2007, “había concesiones a la venta y profesionales que se querían retirar o reducir tamaño.  Hubo empresas que optaron por crecer, se endeudaron y ampliaron capacidad. Y si la crisis hubiese sido más corta y menor profunda, esa era la estrategia correcta. Pero no ha sido así. Tenían razón quienes me advirtieron entonces que, durante años, como ocurre siempre en economía, el bien más caro iba a ser el más escaso: el crédito”.

La estrategia que ha seguido siempre Manuel Palma en el negocio de la automoción ha sido “no retroceder en la cuota de mercado conseguida, pero si el tamaño de mercado medido en vehículos matriculados se reduce en un 60%, la única alternativa es reducir tamaño, achicar estructura según la evolución de las ventas”. Y esto no significa cortar inversiones. “Al contrario, en estos años lo que hemos hecho es ordenar las instalaciones, convirtiéndolas todas en propiedad -no pagamos alquileres-, y eliminar la deuda bancaria”.

El norte que ha guiado a Manuel Palma estos últimos años queda resumido en esta frase: “Facturar más o menos me da igual; lo que no me da igual son los resultados y el empleo”.

GRUPO DE AUTOMOCIÓN

En estos momentos, la división de automoción del grupo Palma gestiona cinco instalaciones (la central en el Polígono Fuente del Jarro de Paterna; dos en Valencia capital, en Doctor Pesset y en Río Escalona; otra en Sedaví y la quinta en Rafaelbuñol), que totalizan una superficie de más de 36.000 metros cuadrados, donde explota cuatro marcas de vehículos; tres del grupo General Motors (Opel, Chevrolet y Saab), y desde enero de 2006, tras la compra de la concesión de Daule, también Ford.

Esta significativa presencia del grupo Palma en el negocio de la automoción garantiza a su presidente un profundo conocimiento del negocio. “¿Qué ha pasado con la compra-venta de vehículos en la Comunidad Valenciana de 2007 a 2013? Muy fácil: que el tamaño del mercado medido en número de matriculaciones se ha reducido en un 60%. Pero es que, además, no solo se vende un 60% menos de coches; los que se venden suponen menor ingreso unitario porque son más pequeños y con menor equipamiento. Por lo tanto, si en vehículos la caída ha sido del 60%, en euros puede ser del 75% o superior”.

Y de esta drástica reducción tampoco se salva el negocio de la reparación (los talleres). “En 2007, el precio medio de la hora de taller de plancha y pintura era de 65 euros; en estos momentos estamos en los 35 euros”.

PLAN PIVE E IMPUESTO DE MATRICULACIÓN

– Dada la situación del sector, ¿son útiles las medidas contempladas en el Plan Pive?

– Desde luego, sirven para sostener las ventas, pero, sobre todo, sirven para renovar el parque de vehículos, porque la situación en estos momentos es muy grave: ahora mismo, más de la mitad de los vehículos que están rodando tienen más de 10 años y, por muy buen mantenimiento que se le haya hecho a ese coche, con más de diez años no se está en condiciones para ir a 130 km/h. La media de antigüedad de los vehículos que se están achatarrando con el Pive supera los 16 años, y esto es un indicio de las características del parque que tenemos rodando por las carreteras españolas. Soy partidario de aplicar a los turismos una medida similar a la que se aplica a los vehículos industriales: a partir de los 10 años no se pueden vender.

– En varias ocasiones ha expresado la tesis de que el sector y el consumidor ganarían si el Estado retirase las ayudas y, al tiempo, redujese la fiscalidad que grava la compra-venta de coches.

– Es cierto: España es el único país de la Unión Europea donde la compra-venta de vehículos está sometida a una doble imposición: el comprador de un coche paga el IVA de la transacción y, además, para circular tiene que pagar el impuesto de matriculación. ¿Por qué? La explicación está en que hace años la compra de un vehículo estaba gravada con lo que se llamaba “impuesto de lujo” (se consideraba un lujo tener coche), pero en estos momentos, ¿tiene sentido mantener esto?

Y en términos absolutos, la aportación que hace el Estado con medidas como las contempladas en el Pive apenas es un tercio de lo que recauda vía impuesto de matriculación. Por lo tanto, naturalmente que sería bueno para el consumidor y para el sector suprimir las ayudas del Pive y, a la vez, el impuesto de matriculación.

LA REVOLUCIÓN DE LA AUTOMOCIÓN

– ¿Cuál es el futuro a medio plazo del negocio de la automoción?

– Estoy convencido de que, en un plazo máximo de 10-15 años,  el sector va a protagonizar la próxima gran revolución tecnológica mundial. Exactamente igual que hace unos años asistimos a la gran revolución y generalización en el uso de la informática, e igual que hoy todos participamos de la revolución y generalización en el uso de los aparatos móviles de comunicación (los smartphones y las tablets), en los próximos años asistiremos a un fenómeno similar, a una revolución, en los medios de transporte.

En cuanto los fabricantes lancen al mercado un vehículo eléctrico a un precio de venta de 10.000 euros, con autonomía de 500 kilómetros y con facilidad de recarga, las ventas se dispararán; el mercado de la automoción sufrirá una revolución similar a la de la informática o las telecomunicaciones, y esto es algo que está previsto en el horizonte temporal que le he indicado: de 10 a 15 años como máximo.