Oportunidades de futuro para la empresa, con la ayuda del capital riesgo

Oportunidades de futuro para la empresa, con la ayuda del capital riesgo

2013-junio-opinion-FEBF-logoPresidente de Talde Gestión. Entidad asociada a la FEBF.

Sin ánimo de querer teorizar sobre las causas de la actual crisis financiera, sí es interesante resaltar, a modo de flashes, toda una serie de circunstancias que se estaban produciendo en el sistema económico antes de que estallase la crisis con una gran virulencia:

> España recibía importantes fondos europeos para obras de infraestructura.

> Las entidades financieras, ante la caída de márgenes, cambiaban estos por volumen.

> Daban a la red comercial incentivos diseñados por influyentes Escuelas de Negocios, para colocar productos financieros complejos y créditos (captación de Activo y Pasivo). Asimismo, conseguían fácilmente financiación internacional. Sin exagerar se podría decir que había tanta o más oferta de crédito que demanda del mismo. 

> Se ignoró la evidente relación entre rentabilidad y riesgo.

> Las personas individuales, los empresarios y ejecutivos conservadores, eran minusvalorados frente a los que arriesgaban.

> La financiación, además de ser abundante, era barata. En algunos momentos, el tipo de interés real llegó a ser negativo. Los Balances de las empresas se debilitaron como consecuencia de los altos niveles de deuda.

Todos pensábamos que este proceso de crecimiento basado en deuda perduraría y que, como mucho, se producirían reajustes limitados en importes y en cortos períodos de tiempo.

Sobrevino la crisis…

Y así, de la noche a la mañana y casi sin previo aviso (se ignoraron y ocultaron las señales que la economía emitía), el panorama cambió drásticamente:

> Nadie se fiaba de nadie, empezando por y entre la banca.

> El dinero dejó de circular y su escasez produjo insolvencias y quiebras. Las entidades financieras no sabían a ciencia cierta, y en muchos casos siguen sin saber, lo que tenían en sus Balances.

> El tejido industrial recibió una fuerte contracción en el crédito.

> La sociedad en general, y las empresas en particular, debían desapalancarse.

Sin menospreciar las graves consecuencias que esta crisis tiene sobre amplias capas de la población y sobre la Administración Pública, trataré de centrarme en las empresas.

En otros tiempos, cuando las empresas necesitaban recursos, comparaban el coste financiero que les suponía la financiación bancaria, contra el coste que les suponía una ampliación de capital (bien fuera de los propios accionistas o de entidades de Capital Riesgo).

Debido a la abundancia de crédito barato que existía en el mercado, los empresarios empezaron a aumentar sus balances con deuda. En esas mismas circunstancias, muchas entidades de Capital Riesgo vieron que su única oportunidad para seguir desarrollando la actividad que les corresponde era comprar esas compañías con grandes cantidades de deuda; las famosas «operaciones apalancadas».

… y llegó la recesión

Inicialmente, esa decisión parecía ser la correcta, puesto que los resultados empresariales no paraban de crecer y nuestro país se codeaba con las grandes potencias europeas, pero hoy en día esas mismas empresas tienen problemas derivados de la caída de la demanda, lo que les está originando importantes dificultades.

Al tener una estructura de balance débil, en la que han primado los recursos ajenos, se encuentran en situación muy delicada, que en algunos casos puede suponer incluso un peligro para su continuidad.

Las empresas necesitan fortalecer sus Fondos Propios y las entidades de Capital Riesgo constituyen un instrumento que les puede ser muy propicio para lograrlo. Pero aquí es donde encontramos, entre otros, el siguiente problema: el empresario tiene en mente las valoraciones que hace pocos años alcanzaba su empresa, justo antes de la crisis, y se resiste a dar entrada a inversores con las valoraciones que éstos están dispuestos a ofrecer a día de hoy.

Existen muchas teorías sobre cómo valorar empresas y negocios, pero a la hora de la verdad, todas ellas tienen un factor determinante que es la situación del mercado -las expectativas-, y las ganas de comprar de unos y la necesidad de vender de otros.

Fondos Propios

La tabla de salvación para muchas empresas, suponiendo que cuenten con un producto competitivo y un mercado objetivo solvente, es fortalecer sus Fondos Propios. Todo lo que suponga posponer la toma de decisiones puede deteriorarlas de forma irreversible.

Por ello es importante para el empresario hacer una valoración realista de la situación de su empresa y sus perspectivas de negocio, que le permita tomar las decisiones correctas.

En los años de bonanza se instalaron excesos de capacidad productiva en muchas empresas y sectores. Es un buen momento también para que se produzcan fusiones de empresas, aunando esfuerzos y vendiendo en terceros países las líneas de producción que les sobran.

De esa forma se volverán más eficientes, aumentarán el tamaño medio (el tamaño medio de las Pymes en España es excesivamente bajo para atender a mercados internacionales), y en este campo también las entidades de Capital Riesgo pueden resultarles de gran ayuda.

En definitiva, si avanzamos en un proceso de análisis de nuestra situación real y las expectativas a las que podemos optar, posiblemente nos demos cuenta de que en algunos casos es conveniente contar con la participación de las entidades de Capital Riesgo para coger pulmón y remontar la situación empresarial que estamos viviendo.

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