La ratio de solvencia es un término muy conocido en el mundo empresarial y se define como otro de los indicadores fundamentales de toda empresa. Su cálculo y análisis permiten saber, si una entidad (al día de hoy) puede pagar de manera solvente todos sus compromisos o deudas. Dicho de otra manera, la capacidad que tienen las empresas para poder afrontar las deudas. Como tal, es de los indicadores financieros más importantes para la dirección empresarial, en especial en la toma de decisiones para nuevos retos o proyectos.
¿Qué es la ratio de solvencia?
La ratio de solvencia es un indicador financiero muy importante. Le permite a una determinada empresa saber qué tan fuerte es ante las obligaciones de corto o largo plazo. En términos más entendibles, indica a los directivos la parte de sus deudas que pueden ser satisfechas con todos sus activos o derechos futuros. Con este factor, se puede decidir si es viable o no invertir en un proyecto determinado. Este se puede calcular en función del tiempo presente o de un momento específico futuro.
En términos económicos, este porcentaje permite saber la cantidad de dinero de todos sus bienes materiales e inmateriales comparados con el dinero adeudado. Por lo tanto, decir que se está solvente significa que las entidades son capaces de pagar sus deudas sin correr riesgos importantes. Por lo general, las empresas son solventes cuando su capacidad de pago es constante y consistente. Si resultare en lo contrario, la insolvencia demuestra que el patrimonio es menor a las deudas y existirá incapacidad de pago.
Diferencia entre liquidez y solvencia
A pesar de ser términos relacionados, no es lo mismo tener liquidez que tener solvencia. Y esto tiene que ver con el tiempo en que una corporación puede enfrentar sus deudas. La liquidez se refiere a la cantidad de dinero o capacidad de pago que una empresa presenta a corto plazo. Ahora bien, cuando hablamos de solvencia, nos referimos a la capacidad de pagar las deudas en un lapso de tiempo más largo. Eso sí, a pesar de ser diferentes en cuanto a plazos, es necesario que no se descuide ninguno.
Otras diferencias importantes entre estos conceptos están en el tipo de activos que se tengan. La liquidez se inclina hacia activos corrientes (disponibilidad de dinero), mientras que la solvencia opta por activos no corrientes que generen estabilidad. De las ratios a analizar, la liquidez se inclina más por el circulante de la empresa. Por el contrario, la solvencia toma más los de apalancamiento o capacidad de endeudamiento a largo plazo. Con respecto al riesgo, tener liquidez, baja este factor, en cambio, tener solvencia lo aumenta.
Interpretación y análisis de la ratio de solvencia
¿Cómo se puede interpretar este factor contable y financiero? Al calcular esta ratio, las empresas deben tener a la mano la información actual sobre todos sus recursos y deudas contraídas, indistintamente los plazos. El análisis del resultado que arroje la ratio de solvencia, permitirá a la dirección planificar mejor sus objetivos, metas y actividades. Asimismo, definirá actuaciones debidas de los socios o terceros que participen. El valor de esta ratio determinará el contexto real financiero.
Un resultado ideal deberá estar entre 1,5-2 o muy cercano. Esto indica que la empresa tiene capacidad activa para enfrentar de forma solvente sus obligaciones. Valores superiores al rango ideal, indica que la empresa cuenta con activos corrientes en demasía. Estos representan riesgo, porque no pueden perder valor en el futuro o la inversión no se está realizando lo mejor posible. Ahora, cuando el valor es menor, indica que no tiene capacidad presente para enfrentar sus deudas de corto plazo. Los valores bajos generan desconfianza en los acreedores.
Qué es la solvencia de una empresa
La solvencia de una empresa, visto todo lo anterior, representa su capacidad de pagar todas sus deudas. Puede ser en el presente o en un momento futuro. Este término permite buscar financiación, es decir, que diversos acreedores puedan ofrecer el dinero que se requiera para cualquier proyecto. Asimismo, permite saber, con pocos argumentos, la situación actual de una empresa. En términos financieros, este concepto también está asociado a morosidades que se puedan presentar en el futuro, en función de los ingresos presentes.
Asimismo, algunas personas o directivos confunden los términos solvencia con aval, cuando no son semejantes. El aval está relacionado mayormente con la seguridad de un deudor. Es decir, un aval actúa como protección en caso de impago, y en un proyecto, sirve para darle viabilidad. Sin embargo, tener avales no implica que una empresa cuente con solvencia que permita enfrentar su deuda futura. Por tanto, los acreedores (por ejemplo, las entidades bancarias) toman como referencia la solvencia financiera antes que los avales.
Cómo mejorar la ratio de solvencia
Para mejorar este índice financiero empresarial, es necesario enfocar hacia nuevos rumbos, que estabilicen su futuro. Muchos negocios se enfocan en producir más para reducir deudas. Sin embargo, es una estrategia complicada y que puede traer problemas a futuro. Lo primero es la búsqueda de nuevos mercados para la producción, algo no común, para atraer a más público. En cuanto a lo tecnológico, si hay poca interacción con el mundo digital, vencer este paradigma y fomentar las ventas por internet, mejorarán la solvencia.
La estructura empresarial es otro de los aspectos que ayudará a mejorar la solvencia. ¿Cómo? Reduciendo lo que conocemos como costes fijos de producción. Una forma es aprovechando materiales que se desperdician en el proceso para venderlos a otras compañías y convertirlos en materia prima. Atraer inversionistas es otra manera de mejorar la ratio de solvencia, pues nos permite ampliar el capital disponible para pagar deudas. Finalizando este punto, una reestructuración de deuda con las entidades financieras también es conveniente.
Fórmula de la ratio de solvencia
Por último, te enseñamos la fórmula de este indicador financiero. Sabiendo que este factor nos habla sobre la fortaleza financiera ante las deudas, es prioritario saber todos los activos y todos los pasivos. La fórmula general expresa que la ratio de solvencia es igual a los activos totales entre (o sobre) los pasivos totales. Los activos totales están conformados por elementos corrientes y no corrientes, e igualmente los pasivos. Para el cálculo de esta operación, no se incluye el valor de patrimonio neto.