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De los microchips a TikTok: La guerra tecnológica entre China y Estados Unidos

Al contrario de lo que se suele creer, la guerra tecnológica entre China y Estados Unidos no se originó con la administración de Donald Trump. En 2012, Estados Unidos ya comenzó a percibir como una amenaza el ascenso al poder de Xi Jinping, así como la presentación del plan estratégico ‘Made in China’ en 2015.

Este plan tenía como objetivo principal convertir al país en un productor de bienes tecnológicos de alto valor añadido y aumentar su independencia económica. Se trata de un intento de progreso tecnológico por parte de China que intensificó las tensiones con EE.UU., ya que este último vio en ello un desafío a su liderazgo industrial y, posiblemente, militar.

De los microchips a TikTok: La guerra tecnológica entre China y Estados Unidos

La presidencia de Obama, inicio de la guerra tecnológica

El Real Instituto Elcano sitúa el inicio de esta pugna en la presidencia de Barack Obama. En 2015, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos ya inició una investigación sobre ZTE, una empresa china de telecomunicaciones y, en 2016, fue incluida en la Entity List (Lista de Entidades), que prohíbe a ciertas empresas recibir productos estadounidenses considerados sensibles. Finalmente, en 2017, ZTE fue sancionada.

Esta solo es una de las muchas empresas chinas sobre las que EE.UU. ha puesto el foco, entre las cuales también se encuentran Huawei o SMIC.

El catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea, José María Peredo, apunta a dos detonantes que dan comienzo a esta guerra tecnológica: la llegada de Xi Jinping y el 5G. «El año 2012 significa un cambio de orientación de China, porque Xi Jinping acelera su papel como gran potencia y su intento de convertirse en un rival al orden establecido. El otro detonante tiene naturaleza tecnológica: el 5G. Esto abre las puertas a una rivalidad en cuanto a la capacidad que tienen los distintos actores tecnológicos de hacerse con los mercados», explica.

La directora general de Avançsa y miembro del consejo editorial de la revista de Asuntos Internacionales del Cidob, Claudia Canals, también coincide en que «antes de la llegada de Trump ya había movimientos proteccionistas por parte de Estados Unidos contra China». «Estos movimientos se intensifican con Trump y no disminuyen en absoluto con Biden», indica.

La competencia en el campo de los microchips

La batalla tecnológica entre EE.UU. y China se ha extendido a múltiples áreas. Una de las más conocidas es la competencia en el campo de los microchips, que «son un elemento esencial para distintas tecnologías, como la automoción o la comunicación», asegura José María Peredo.

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En la misma línea se expresa Claudia Canals, quien resalta que «los chips tienen importancia a nivel mundial». «De ahí que no solo Estados Unidos y China estén haciendo un esfuerzo para incrementar su capacidad de producción, Europa ha hecho lo mismo. Sobre todo con la pandemia, que es cuando faltaron, se vio que eran estratégicos», añade.

Los coches chinos y TikTok

Otros capítulos más recientes de esta guerra son la persecución de EE.UU. a TikTok o a los vehículos eléctricos chinos. En el caso de TikTok, Estados Unidos ha puesto el cerco sobre la red social, propiedad de la empresa china ByteDance. El pasado mes de marzo, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que obligaría a TikTok a desvincularse de su empresa matriz en China o, de lo contrario, se prohibiría en Estados Unidos.

A pesar de que el país esgrime motivos de seguridad nacional, protección de datos o la adicción que provoca esta red social, lo cierto es que detrás esta medida, de nuevo, hay una intención de contener a China en el ámbito tecnológico. «Si Europa tiene que aplicar medidas de protección de datos, sí que lo hará, pero EE.UU. lo está haciendo dentro de una política proteccionista y anti-tecnología de China», apunta Claudia Canals.

Por otro lado, en el sector del automóvil, el pasado mes de mayo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció nuevos aranceles por valor de 18.000 millones de dólares a las importaciones de productos de China. Precisamente, el arancel más contundente afecta a los vehículos eléctricos, que pasará del 25% al 100%.

¿En qué lugar queda la UE en esta guerra tecnológica?

La rivalidad entre Estados Unidos y China puede desestabilizar a otros actores internacionales, como la Unión Europea. Uno de los principales desafíos que enfrenta la comunidad europea radica en su desarrollo tecnológico, el cual es significativamente inferior al de China y Estados Unidos. Precisamente, esto le impide adoptar una postura contundente en esta pugna.

«EE.UU. ha sido muy claro en esta guerra con China, pero a nivel europeo, al estar un poco más atrás en este aspecto, no es tan evidente que se pueda desacoplar de la manera en que EE.UU. se quiere desacoplar de China. Ellos tienen la capacidad tecnológica porque durante años, de manera directa, han estado desarrollando y protegiendo su tecnología. A nivel europeo no ha sido así», señala Claudia Canals.

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En este sentido, apunta que la UE se encuentra en «un impás», en el que no puede desvincularse por completo de la posición estadounidense, pero tampoco de la posición china. «Es un poco una dicotomía. Si les abres la puerta, se enfadan un poco los aliados americanos. Considero que al estar más rezagados en este ámbito, la UE no puede jugar al mismo juego que Estados Unidos», añade.

Un papel más secundario

En la misma línea se expresa José María Peredo, quien considera que «la Unión Europea tiene un papel más secundario desde el punto de vista de algunos desarrollos tecnológicos, como es el caso del 5G”. “A la Unión Europea le pasa que no puede perder el mercado chino», explica.

De esta forma, se genera un problema geoeconómico, porque la comunidad europea «tiene que conciliar perfectamente su alianza con Estados Unidos, que es prioritaria». Para hacer frente a esta situación, Peredo remarca la importancia del liderazgo: «Se nos llena la boca al hablar de los grandes líderes europeos y resulta que no están a la altura de esta competición de grandes potencias, están a la altura de iniciativas del peso dentro de la UE, pero no tienen esa talla de geopolítica».

Perspectivas de futuro

No hay visos de que esta pugna vaya a cambiar, al menos a corto plazo, ante los últimos movimientos entre Estados Unidos y China en asuntos como TikTok o los coches eléctricos.

El catedrático de la Universidad Europea prevé que esta rivalidad se mantenga durante unos años y considera que, «aunque el orden liberal sigue vivo, con EE.UU. a la cabeza, hay un orden de transformación hacia otro distinto, en el que, desde luego, estará China presente».

Ante la previsión de que este conflicto no termine a corto plazo, Peredo llama a «generar espacios de convivencia y de colaboración tecnológica, al igual que se ha hecho en ámbitos como la ciencia o la salud durante la pandemia».

Por su parte, Casals cree que esta guerra tecnológica «no es algo pasajero, sino que esta etapa proteccionista liderada por Estados Unidos se está extendiendo por todo el mundo». «Si a principios del siglo XXI vimos los grandes avances en la liberalización comercial, esto ha virado totalmente y vamos a entrar en una etapa, como indicaba, proteccionista, relativamente larga en la que vamos a estar como mínimo 10 o 15 años», concluye.

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