Estados Unidos flirtea con el default: ¿Desastre financiero global a la vista?
Durante las últimas sesiones, el techo de la deuda estadounidense está monopolizando la atención de los mercados financieros. El actual límite de endeudamiento de la primera potencia económica del mundo es de 31,4 billones dólares. No obstante, este tope se alcanzó el pasado 19 de enero.
Desde esa fecha, la Administración norteamericana ha recurrido a soluciones temporales para poder salir al paso. Sin embargo, estos parches de carácter extraordinario tienen una fecha límite: el próximo 1 de junio. Si vencido ese deathline el Ejecutivo no ha llegado a un acuerdo para extender su tope de deuda, Estados Unidos se vería irremediablemente avocada al primer default de su historia. Un desastre económico sin precedentes para la gran dominadora de las finanzas internacionales que desataría una crisis financiera a nivel global.
¿En qué consiste el techo de gasto?
El techo de gasto es una norma, introducida por primera vez en Estados Unidos en 1917, que establece el límite máximo de fondos que puede tomar prestados el Gobierno para financiar sus gastos.
El gigante norteamericano no es una excepción y, como en la inmensa mayoría de las economías occidentales, su nivel de gasto es superior al de los ingresos que genera mediante la recaudación de impuestos. El déficit resultante, es financiado por otras instituciones (países, inversores, etc.) mediante la compra de títulos emitidos por el Estado. La cantidad de títulos que puede emitir el Gobierno es finita y la determina el techo de gasto, el cual es fijando consensuadamente por el poder ejecutivo.
Si en su origen esta norma tenía como objetivo facilitar la financiación, en la practica se ha convertido en un mecanismo que restringe el endeudamiento, siendo, además, fuente permanente de intensas disputas políticas durante las últimas décadas.
Una cuestión más política que económica
La cuestión del techo de gasto se ha convertido, por tanto, en una disputa eterna entre demócratas y republicanos que tiene lugar en el Congresos de los Estados Unidos. A un año y medio de las próximas elecciones presidenciales, esta lucha parece que se ha agudizado como hacía tiempo no ocurría.
En la actualidad, los republicanos tienen el control de la Cámara Baja, el cual están utilizando para dificultar la aprobación del incremento del techo de endeudamiento y exigir importantes reducciones presupuestarias. Una estrategia política con la que pretender transmitir a su electorado su firme oposición a los planes de Gobierno de la Administración Biden.
Cada vez que el techo de la deuda se ha aproximado a su límite el Congreso ha incrementado el tope. No obstante, en esta ocasión, y con la próxima carrera presidencial hacia la Casa Blanca en el horizonte, la situación se está tensando más de lo normal y necesario.
Por consiguiente, no encontramos ante un problema político y no económico. La economía estadounidense continúa siendo la más robusta del mundo, por lo que su capacidad par atender todas sus deudas está fuera de toda duda. Sin embargo, y a raíz de la controversia derivada de la norma del techo de deuda, la cuerda podría tensarse más de lo deseado y desembocar en una catástrofe financiera sin precedentes que desemboque en una desestabilización global de los mercados financieros.
¿Qué ocurría si Estados Unidos entra default?
Si, finalmente, demócratas y republicanos no alcanzaran un acuerdo antes del 1 de junio Estados Unidos entraría en default. Es decir, sería incapaz de atender la deuda soberana que venciera en ese momento. Un auténtico desastre para la primera potencia económica del mundo y, por tanto, para las finanzas internacionales.
El impago estadounidense crearía una crisis de confianza sin precedentes en un sistema financiero actual muy vinculado al país norteamericano. El consiguiente desplome de la calificación crediticia de EE. UU. derivaría en una volatilidad e incertidumbre de los mercados que amenazaría con un nuevo colapso de los mercados financieros a nivel global. Asimismo, la hegemonía del dólar estaría en serio peligro.
En definitiva, una falta de acuerdo final entre ambos partidos sería uno de los mayores atentados contra la coherencia y la responsabilidad que se han producido en la historia. No obstante, la capacidad de autodestrucción del ser humano es en ocasiones asombrosa. Veremos.