La ciudad de Valencia cuenta con una metrópolis, pero carece de una fórmula de gobernanza metropolitana que la materialice. En la actualidad, el 40% de la población de nuestro país se concentra en torno a este tipo de áreas metropolitanas, aglutinando a un total de 1.300 municipios. Son muchos los ejemplos de entidades metropolitanas que podemos encontrar a lo largo de Europa, sin importar el carácter más o menos centralista del estado al que pertenezca.
El caso valenciano es particular. Durante los años ochenta el área metropolitana de València vivió una fase de gran expansión que culmina con la dispersión en núcleos urbanos de la ciudad. La zona metropolitana resultante, si bien desarticulada, supone, por tamaño y cantidad de población, la tercera mayor del país por detrás de Madrid y Barcelona.
Y es que, si bien la región urbana polinuclear reúne entre 1,5 y 1,8 millones de habitantes y registra diariamente 900.000 desplazamientos de entrada y salida, más del 80% se realizan en vehículo particular. La necesidad de soluciones de movilidad, tanto públicas como privadas, son evidentes en un entorno tan interdependiente.
De articularse en un sistema metropolitano, la llamada Gran Valencia, explica el catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Valencia (UV), Joan Romero, su dimensión poblacional «sería equiparable a las metrópolis de Marsella o Lyon».
La Gran Valencia, un esfuerzo de todos
Esta Gran Valencia plantea diversos retos, pero también muchas oportunidades. Desde el punto de vista económico, las ventajas de la integración de la ciudad con su área metropolitana supondrían no sólo abrir la puerta a nuevas áreas de negocio, sino incrementar la eficiencia y la sostenibilidad de los sectores tradicionales.
Desde Mobility Innovation Vlc (MIV) trabajan para responder mediante proyectos de integración europeos a las necesidades de movilidad de ciudadanos y empresas. Para su directora, Jackie Sanchez-Molero, existe una «gran voluntad» por parte de la ciudadanía, pero también desde los distintos sectores involucrados, por buscar un entorno metropolitano conjugando las tecnologías necesarias para lograrlo, además, de forma sostenible.
«Materializar esta voluntad será posible en la medida en que haya un esfuerzo por parte de todos los agentes implicados. Esto significa que tiene que haber un desarrollo industrial, tecnológico, pero también cultural. El apoyo de la Administración y los agentes de innovación también deben confluir. Ese impulso debe ir acompañado de un trabajo colaborativo», asegura la directora.
La manera en la que nos movemos ha evolucionado de forma natural durante los últimos años. Mucha gente contempla en la actualidad la opción de compartir vehículo, de igual forma que el patinete eléctrico se ha tornado un elemento común en nuestras ciudades. El paradigma de la movilidad evoluciona y el sector público, pero también el privado, deben saber adaptarse y saber ofrecer una solución integrada.
Integrar la movilidad desde lo público-privado
El futuro metropolitano de la ciudad de Valencia debe enfocarse desde un prisma doble de colaboración público-privada. Para Juan Bueno, CEO de Myrentgo Mobility y asesor estratégico de movilidad y Smart Cities en Cities Forum, Valencia y su área metropolitana «van de la mano y no se entiende si no como un solo ente». La comunicación entre sus territorios se produce de forma natural y desarrollar una estrategia de movilidad pasa por escuchar las necesidades de los agentes implicados.
«Hay casos de pueblos del área metropolitana de la ciudad que, pese a estar cercanos, tienen que pasar por Valencia necesariamente para ir de uno al otro. La solución pasa por que la Administración se ponga de acuerdo con las empresas y establezca una normativa única. Hay que estudiar las necesidades de cada municipio y enfocar la movilidad desde una perspectiva global e intermodal», afirma Bueno.
Y matiza: «Habrá días que a mí, como usuario, me compense coger el bus. Otros días me vendrá mejor la bicicleta. La movilidad del futuro debería poder conectar todas estas opciones. Además, la Ley está empezando a exigir a las empresas que desarrollen planes de movilidad propios, que incluirán implantar soluciones de movilidad compartida. Si esas soluciones ya las tiene el municipio, el trabajo está hecho».
Nuevas soluciones de movilidad
La Comunidad Valenciana pasa por un momento único de auge empresarial e innovador, que se puede observar en el esfuerzo por diversificarse de sectores tradicionales como el automovilístico. La implementación paralela de la Gran Valencia podría fomentar nuevas oportunidades de negocios para empresas que, como AtriaMove, ofrecen soluciones de movilidad sostenible adaptadas a las necesidad del usuario metropolitano.
Para el ingeniero de telecomunicaciones Miguel Romero, CEO de la startup AtriaMove, las características de Valencia la convierten en una ciudad ideal para moverse en bicicleta o patinete eléctrico. «Empresas como la nuestra hacen que todo el mundo pueda permitirse un vehículo eléctrico, funcional y seguro. La clave para lograr una movilidad sostenible es hacer convivir los distintos tipos de opciones. Debemos poder coger un metro para ir al centro y, una vez allí, movernos con patinete eléctrico», explica Romero.
Una gran área metropolitana conectada supondría la apertura de un gran mercado para estas nuevas empresas emergentes. En la actualidad, explica el ingeniero, hay dos millones de patinetes en España y se espera que lleguen a cinco millones en menos de dos años.
«Nuestro esfuerzo se centra en que esos dos millones de patinetes que existen en circulación no se desechen. El vehículo eléctrico contamina cuando se produce y cuando te deshaces de él, pero no lo hace durante su vida útil. Nosotros queremos dotar a ese patinete de una segunda vida y así evitar el riesgo. El paradigma de movilidad del futuro pasa por la economía circular. Ya no es sólo que sean sostenible, sino que debemos poder reciclar los vehículos», concluye Romero.