La visita a Valencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha mantenido en secreto hasta el último momento. Su avión aterrizaba el viernes por la mañana en el aeropuerto de Manises, procedente de Nueva York, en donde había intervenido en el Debate General de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU). Arropado por el presidente autonómico socialista y barón del partido, Ximo Puig, y en un acto «a puerta cerrada», Sánchez jugaba en casa.
El acto arrancaba con el Presidente haciendo esperar a los asistentes, que trataban de combatir el sol con cualquier abanico que pudieran improvisar. De fondo se escuchaban algunos tímidos pitidos, alejados de la plaza por un robusto perímetro policial. La comitiva de Sánchez finalmente llegaba al recinto entre el nerviosismo generalizado de los asistentes, que le recibían entre aplausos.
Pedro Sánchez comenzaba su intervención ensalzando la labor que realizan los periodistas, con un discurso que, por lo demás, presentaba pocas novedades. Especialmente difícil ha sido esta labor, matizaba, durante una última década «compleja, difícil y en la que se han dado grandes transformaciones en un muy corto periodo de tiempo, en el que también hemos vivido catástrofes». De todo ello, ha afirmado, podemos extraer valiosas lecciones.
Sánchez exhibe músculo
El presidente del Gobierno recurría en su discurso a los mantras habituales, muy eficaces entre un público que, por otra parte, presentaba simpatías similares a las que se habría encontrado en un acto de partido. Sin embargo, sobre las palabras del Presidente sobrevolaba una idea principal: la de una reforma fiscal que grave los beneficios que el Ejecutivo considera «extraordinarios».
«Una de las principales conclusiones que podemos sacar de esta década, es que crisis puede haber, pero la forma de responder puede ser diametralmente distinta. La que vimos hace diez años, basada en el individualismo, en la insolidaridad, en la que la mayoría social paga a costa de un beneficio de una minoría. O la que pusimos en marcha desde el gobierno de coalición progresista», afirma Sánchez.
Para Pedro Sánchez, su Gobierno encara los desafíos de la época con una «clara visión progresista y socialdemócrata», frente al «hasta ahora predominante dogmatismo neoliberal». Muy de pasada, sin embargo, han sido las menciones que el presidente del Gobierno ha hecho acerca de los problemas que está generando la inflación. Tampoco se ha podido escuchar gran cosa acerca de la subida del coste de la energía y los problemas que ello está generando a familias y empresas. La economía española, ha afirmado Sánchez, se está «recuperando bien de la crisis de la pandemia».
La economía española se ha recuperado, afirma Sánchez
«Si tras la crisis financiera de 2008 necesitamos una década para recuperarnos tras las políticas de la austeridad, en la actualidad han hecho falta únicamente dos años para volver a las cifras previas a la pandemia. Hoy España cuenta con más trabajadores cotizando a la Seguridad Social que antes de la pandemia, con un volumen de contratación indefinida notablemente superior. Si en 2012 se perdieron más de tres millones de puestos de trabajo, en 2020 el empleo sólo se redujo en un punto y medio. Hoy tenemos los niveles de empleo de antes de la pandemia», afirmaba Sánchez.
Pedro Sánchez también ha sacado pecho ante los suyos del «Mecanismo Ibérico», que afirma ha ayudado a proteger a muchas industrias «tan importantes como la cerámica en la Comunidad Valenciana». El Gobierno ha luchado, ha afirmado el Presidente, por una reforma del mercado eléctrico que les permita «contener los precios de la luz y del gas».
«Hoy hemos conocido un dato muy importante que es una revisión al alza del PIB del segundo trimestre del año. Teníamos una previsión del 1,1%, pero finalmente ese crecimiento será del 1,5%. Mayor del esperado y esto nos anima porque creemos que modernizando nuestra economía y haciéndonos más competitivos, podremos superar situaciones tan complejas como la actual», ha revelado Sánchez.
Más impuestos a las grandes empresas
El Ejecutivo se muestra firme en su línea de reformar la fiscalidad con el punto de mira puesto en las grandes empresas. Una política tributaria que busca colocar el peso sobre los hombros de «aquellos que más tienen».
«En Europa, no sólo gobiernos progresistas, sino también liberales y conservadores, se está planteando un gravamen extraordinario para que las grandes corporaciones, que se están beneficiando de este contexto, como las entidades financieras que se benefician del endurecimiento de la política monetaria. Donde hubo subidas indiscriminadas del IVA, hoy hay un reparto equitativo de cargas», mantiene Sánchez.
Sánchez se muestra muy seguro de que la economía española «más pronto que tarde va a doblegar la curva de la inflación». Nuestra economía, ha sentenciado el Presidente, tiene «unos principios y unos finales mucho más férreos que hace una década para hacer frente a las grandes incertidumbres derivadas de un conflicto».