La startup de veinteañeros que triunfa cambiando el vino
Gïk Live es una pyme cuyos socios son todos menores de 30 años, y a pesar o gracias a su juventud, han dado con un peculiar producto del que ya han vendido más de 90.000 unidades en el mercado nacional. Se trata de una especie nada típica de vino, de color azul y sabor afrutado.
Los cinco socios de esta pyme se han lanzado a producir vino sin contar con ningún conocimiento de enología, pero aún han ido más allá rompiendo con la cultura que rodea a esta popular bebida, de este modo, su bebida es de color azul eléctrico, han confeccionado una etiqueta provocativa y hasta se han atrevido a meter pajitas en las copas.
Como se puede leer en su página web, en Gïk viven para representar la parte innovadora de la vida, «creemos en la rebeldía creadora, queremos innovar y construir cosas nuevas, romper con el pasado e inventar el futuro”. Su rompedora declaración de intenciones finaliza con una sentencia prometedora: «Somos Gïk y vamos a cambiar el mundo”.
El proceso de producción
Las uvas para confeccionar el vino Gïk Blue proceden de distintas bodegas españolas, luego ellos mismos las transforman. Estas uvas, procedentes de distintas zonas de la geografía española, son transformadas tanto en su sabor como en su color o aroma.
Ellos mismos afirman que trabajan con personas y no con uvas, es decir, que ellos escogen las bodegas basándose en las personas que trabajan en ellas, por ello su vino azul no tiene denominación de origen, pero «sí una garantía de calidad y un sabor único”.
Son pioneros en crear un vino cuyo color, sabor y aroma han sido alterados. Ofrecen una bebida totalmente innovadora, que tras su proceso de producción se desvincula totalmente del mundo tradicional del vino.
Su producto se aproxima más al concepto de «bebida aromatizada en base a vino”, según la categoría legal que rige en nuestro país, en cambio, dentro del marco de la Unión Europea, el producto de Gïk se enmarca en la categoría de «bebidas alcohólicas de menos de 15 grados”.
Su color y su sabor
Sin duda lo más llamativo del Gïk Blue puede que sea su color, un azul que según la psicología del color representa el movimiento, la innovación y el infinito, justamente lo que estos jóvenes innovadores buscan y representan.
Para lograr este tono peculiar en la bebida emplean procesos tecnológicos de pigmentación de la uva, dicha tecnología ha sido desarrollada por su equipo de I+D en colaboración con la Facultad de Ingeniería de la UPV-EHU y empresas del sector de la tecnología agroalimentaria, siempre con rigurosos controles de calidad y empleando elementos que siguen la normativa para productos alimentarios de la Unión Europea.
En cuanto a su sabor, el vino azul de Gïk no lleva azúcares añadidos, en sus procesos lo que emplean son compuestos regulados por la European Food Safety Authority. La mejor forma de descubrir a qué sabe esta peculiar bebida es echando un vistazo al vídeo que han preparado en Gïk en el que algunos afortunados disfrutan de una cata a ciegas.
Idea y equipo
Como decíamos al comienzo el equipo de Gïk está compuesto por un grupo de jóvenes de diferentes sectores, con edades entre los 20 y 30 años, sin ningún tipo de tradición vinícola a sus espaldas, tampoco cuentan con experiencia previa, y como ellos mismos afirman los horarios fijos tampoco son lo suyo, su oficina es el mundo y no se catalogan ni como empresarios ni como emprendedores. Cada uno es encuadra en lo suyo: diseño, informática o química. Trabajan de forma horizontal, y han dado a luz a Gïk simplemente por diversión, “para ver qué sucede cuando se agitan un poco las cosas, creando algo rompedor”.
Con esta forma de funcionar y esta actitud ante el negocio, la idea de cambiar el vino por pura diversión les ha valido la venta de más de 90.000 botellas del Gïk Blue en nuestro país, y a pesar de las críticas de los más puristas defensores del vino, la startup ya vende su creación azul en más de 25 países.
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