Los números ayudan a definir la realidad y -no menos importante- a ponerla en su contexto. En el caso del Polígono Industrial Las Atalayas de Alicante sus cifras hablan de 110 propietarios; 1,2 millones de metros cuadrados de superficie ubicados de forma estratégica entre autovías; y más de 250 empresas que dan empleo a unos 6.000 trabajadores y alcanzan un volumen de facturación anual superior a los mil millones de euros. A pesar de tan halagüeños datos de presentación, lo mejor, según su director de gestión, Vicente Seguí, está por venir. El futuro de esta importante área industrial ya tiene fecha en el calendario y nombre: Atalayas, ciudad empresarial 2025, un proyecto que será presentado al ayuntamiento en breve.
-2025 no es una fecha demasiado alejada en el tiempo ¿ En que consiste vuestra propuesta?
-No es lo mismo el concepto de polígono que se tenía en los años 80, que el modelo que debe imperar a partir de ahora. La idea viene de las propias transformaciones que están teniendo las empresas a nivel interno. Se están creando unos escenarios y ambientesde trabajo mucho más humanizados, mucho más sostenibles de cara al trabajador. Viendo el ejemplo de algunas de las empresas de aquí, nos animó a intentar trasladar ese mismo concepto al entorno donde se encuentran. Los propios empleados hoy en día precisan de unos espacios fuera de la empresa como áreas verdes o zonas de recreo que les permitan desconectar, relajarse e incluso simultanear el trabajo con actividades, por ejemplo, de carácter deportivo. Con el término ‘ciudad empresarial’ hemos querido reflejar esa idea con la que queremos ir más allá de lo que entendemos por área industrial. De hecho, la gente pasa más tiempo aquí que en su casa.
-Pasar de polígono a ciudad es una transformación bastante importante…
– Desde luego. Un ciudad tiene vida. Y para vivir se necesitan servicios. Tiendas, por ejemplo, o asistencia sanitaria. También nos planteamos introducir mejoras en materia de movilidad, así como habilitar lugares para alojamientos temporales, una idea que puede ser muy útil para las empresas. Nos gustaría además poner en marcha acciones que propiciaran una mayor interacción entre las empresas para que se produjeran sinergias. El proyecto es ambicioso y pionero. Si conseguimos sacarlo adelante, yo creo que vamos a marcar tendencia. Podemos servir de modelo a otras áreas industriales. De entrada, ya contamos con el respaldo del propio empresariado, que aprobó por unanimidad el proyecto en la asamblea que celebramos el pasado 18 de junio. Los siguientes pasos son intentar implicar a los trabajadores y presentarlo al Ayuntamiento de Alicante. Ya hemos solicitado una reunión para explicarlo. La implicación pública es fundamental y yo lo que espero es que el consistorio haga suyo el proyecto.
– ¿ De qué manera va ligado el proyecto a la ampliación de Las Atalayas?
– Si no se acomete la ampliación lo caparía. Para plasmar esas mejoras y llevar a cabo esa transformación que planeamos necesitamos unos espacios que actualmente no tenemos. Ampliar el polígono es, en cualquier caso, una necesidad desde hace tiempo. Desde el año 2002 no hay suelo en Atalayas.
– ¿En qué fase se encuentra ahora mismo el proyecto de ampliación y cómo se acometería?
-En origen, para Las Atalayas se plantearon 3 millones de metros cuadrados de suelo, de los cuales se acabaron desarrollando los 1’2 millones actuales. De la zona de expansión, 1.250.000 metros cuadrados pertenecen al Sepes, Entidad Pública Empresarial de Suelo perteneciente al Ministerio de Fomento. El Ayuntamiento de Alicante y el Sepes están trabajando en el desarrollo de una primera fase de la ampliación que se llevaría a cabo sobre una superficie de entre 180.000 y 200.000 metros cuadrados. El Sepes necesitaba tener la seguridad de que la inversión que pueda realizar tuviera un retorno, pero es que solamente con la propia demanda interna de las empresas del polígono ya cubriríamos esa primera fase.
-¿ Se han dado plazos concretos para iniciar esa primera fase?
-Parece ser que la iban a acometer de inmediato, pero si esa ampliación se cubre con demanda interna, demanda exterior no se podría atender, con lo cual se precisa una ampliación mucho más ambiciosa para dar cabida a esas nuevas inversiones que puedan venir a Alicante. Nos tenemos que poner en marcha y no demorarlo más porque se están perdiendo oportunidades de instalación de empresas. Además, existe también el peligro de que, ante una falta de respuesta a esa demanda, haya empresas que puedan deslocalizarse. De hecho ya ha ocurrido. Seur, por ejemplo, ya se ha ido a ampliar a Monforte del Cid. No hay tiempo que perder, sobre todo porque las empresas no paran de llamarnos porque entre sus prioridades está establecerse en este enclave.
-La Generalitat -con Distrito Digital- y el Ayuntamiento -con ‘Alicante Futura’- están apostando por un nuevo modelo económico para la ciudad basado en una actividad empresarial de corte tecnológico. ¿ Se quedarán los polígonos como Atalayas para un tipo de empresa más convencional?
-La verdad es que se está hablando mucho de hacia dónde quiere ir Alicante y de la transformación digital. Eso me parece muy bien, porque puede ayudar mucho al desarrollo empresarial, pero también hay que apoyar a las empresas que ya están, que son una realidad hoy y que están generando tanto un volumen concreto de facturación como un gran número de puestos de trabajo. Si en Atalayas tenemos unas empresas líderes, de calidad, eso puede hacer que vengan muchas más y puede ser muy beneficioso para la ciudad. Cuanto más diversificado esté el tejido empresarial, más opciones hay si surgen problemas. La ampliación y el nuevo proyecto de Atalayas ciudad empresarial también daría cabida a este tipo de empresas tecnológicas que la Administración está intentando atraer. Además, al final todas las empresas van a ser tecnológicas, incluso las más tradicionales y para las empresas de aquí, tener cerca un Distrito Digital va a suponer un factor de valor añadido muy importante. Esa combinación puede ser muy interesante en cualquier caso.
– En general, las áreas industriales, con independencia del término municipal donde se ubiquen, siempre han reivindicado que los ayuntamientos traten a estas zonas como a un barrio más en cuanto a servicios básicos. Ha sido uno de vuestros caballos de batalla desde hace años…
-Las áreas empresariales generan más del 50% del PIB nacional y un tipo de empleo más estable, porque es una actividad más planificada que otras y más a largo plazo. Sin embargo, no se le ha dado la importancia que tiene. Antes, la tendencia era sacar la actividad industrial de la ciudad, pero el hecho de que estemos en el extrarradio no significa que no se nos deba atender. Los servicios básicos como limpieza, recogida de residuos, seguridad, jardinería o transporte público no deberían ser distintos a los de cualquier barrio. Pero sí lo han sido.
–Desde Fepeval habéis valorado positivamente la nueva Ley de Gestión, Modernización y Promoción de las áreas industriales de la Comunitat Valenciana aprobada en 2018 por lo que ha supuesto de voluntad de ordenación. Pero también habéis transmitido la necesidad de modificar algunos de sus aspectos para facilitar su puesta en práctica…
-Sí. Hemos pedido que se faciliten algunos trámites para que sea más operativa. Por ejemplo, hemos solicitado que las actuales Entidades Urbanísticas de Conservación se transformen sin tantos trámites en las Entidades de Gestión y Modernización (EGM) que contempla la norma porque, de hecho, ya funcionamos como tales, así como modificar el sistema del cómputo de las cuotas para hacerlo más flexible. En definitiva, desde Fepeval hemos pedido no cambiar las cosas que funcionan. Y la dirección general de Industria ya ha recogido el guante de pulir los aspectos que necesitaban ser mejorados.