«Las bandas de música también son patrimonio cultural de las Fallas»
Más de 14.000 músicos procedentes de las sociedades musicales de la Comunitat Valenciana tocan en las más de 400 comisiones falleras de la ciudad de Valencia y otras poblaciones. Las más de 550 sociedades se aglutinan bajo la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV), presidida por Pedro Rodríguez desde 2014.
Cuesta imaginar cómo o qué era la FSMCV antes de su llegada a la presidencia. Su estrategia de comunicación, la obtención del reconocimiento de las sociedades musicales como Bien de Interés Cultural (BIC) y la incesante actividad que culminó con la celebración del 50ª aniversario de la Federación hace un año, en lo que calificó como «el mejor momento de su Historia«, han sido algunos de sus grandes logros. Este año se han planteado nuevas metas a más largo plazo: la semana pasada se firmó un acuerdo con el centro cultural Las Naves para impulsar la innovación en las sociedades musicales.
Charlamos con Pedro Rodríguez en el marco de la Ofrenda Fallera, uno de los momentos álgidos del año para la FSMCV.
-¿Las Fallas son el gran momento del año para las Sociedades Musicales?
-Son muchísimos los músicos y las sociedades musicales que están implicados en las Fallas, pero su gran momento es la festividad de Santa Cecilia, el 22 de noviembre. Ese día todos los músicos participan en la fiesta, pero es cierto que la repercusión mediática que tienen las Fallas es inmensa.
-La Federación está trabajando en el proyecto Música y Fallas, que persigue la mejora musical en la fiesta fallera. ¿Nos puedes concretar un poco más en qué consiste?
-Hace años, empezamos a detectar problemas, sobre todo a partir de la crisis económica, cuando las comisiones falleras empezaron a recortar presupuesto en música. La petición de músicos fue disminuyendo. Eso dio lugar a la aparición de lo que vulgarmente llamamos “charangas”, que son grupos ilegales de músicos, que no de músicos ilegales, esto que quede claro. Las «charangas» surgen normalmente a partir de alguien que la comisión fallera conoce, que no está dada de alta en ningún sitio, no es un músico profesional ni tiene detrás ninguna empresa que lo respalde. Hace uso de su agenda y llama a otro músicos, con los que monta un grupo que cobra en B y se reparte el dinero.
-Claro, muchas veces en Fallas eso se puede confundir. Una sociedad musical es una entidad disciplinada, seria, y en medio del ambiente fallero puede no apreciarse esa característica…
-Y además no digo que necesariamente tengan que ser sociedades musicales. También hay empresas que son profesionales y se pueden dedicar a esto, que están dadas de alta, facturan legalmente, y no son una competencia ilícita. Sí lo es cuando lo que se contrata no es realmente un grupo, sino personas que hacen un trabajo en economía sumergida, e insisto en que se reparten el dinero y ya está. Cuando se contrata a una sociedad musical, que puede mandar a 20 o 40 músicos, a una Falla o a cualquier otra fiesta, del montante del contrato siempre queda algo que se puede destinar a actividad social, por ejemplo.
-Además, las llamadas “charangas” no suelen dar muy buena imagen.
-No hay una disciplina, un día pueden ser cuatro y al siguiente doce… Esa imagen perjudica mucho. Pero el hecho de haber conseguido el reconocimiento de la Unesco ha sido sustancial en este sentido, porque dentro del proyecto Música y Fallas poco habíamos conseguido hasta que, con el reconocimiento de la fiesta como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la FSMCV ha podido sentarse a una mesa con la Unesco.
A eso se une que las sociedades musicales fueron reconocidas el año pasado como BIC, por lo que ya estamos hablando del patrimonio cultural que supone la presencia de la música en las Fallas. No es un mero acompañamiento, sino que hay unas cuestiones culturales, identitarias, enraizadas en la gente y el pueblo que están detrás de todo ello.
-Tras un año con tantísima actividad, ¿este 2019 va a ser más tranquilo?
-El aniversario celebrado en 2018 era una oportunidad de poder salir de nuestro propio entorno y mostrarnos a la sociedad con esos actos multitudinarios que se celebraron en la plaza de toros de Castellón, en la de Alicante y en Mestalla. Fue una forma de decir “aquí estamos y queremos que se nos vea”. No vamos a celebrar igual el 51, está claro.
-¿Cómo era la FSMCV antes de tu llegada?
-Los estatutos de la Federación y la base estructurada por comarcas son del año 2000. Pero es cierto que las sociedades musicales viven muy dentro de sus ámbitos, muy apegadas a su entorno, y bastante aisladas. No son muy amigas de este tipo de grandes eventos, y es verdad que si algo ha caracterizado mi presidencia ha sido ponerlas en valor, y para eso era necesario sacarlas a la calle. Si no, era muy difícil. Tienen que salir en las portadas de los periódicos, que es lo que se ha conseguido. Lo que se no se cuenta, no existe.
-Entiendo que llegaste a la presidencia con una estrategia de medios muy clara.
-Efectivamente. En 2008, con motivo de la crisis, se creó el gabinete de prensa de la Federación, y en 2014 se reinventó por entero. Había que dar un paso al frente y mostrarse al público. Hay que tener en cuenta que todo el dinero que se destina a las sociedades musicales procede de la propia sociedad civil: de los festeros que pagan a una banda de música, de la contribución de las Fallas, o de los padres que pagan las clases de sus niños en nuestras escuelas. Por tanto, no tenemos más remedio que devolverle a la propia sociedad lo que nos da, y la gente quiere música en la calle, conciertos, actividades, macroeventos, cosas chulas. Si no las hacemos, no cumpliríamos nuestro papel. Desde el aula más pequeña de un pequeño pueblo donde hay un niño recibiendo clases, y que si no fuera así no aprendería a tocar el piano en su vida, hasta organizar los mencionados macroeventos.
-Repecto a la colaboración que se ha firmado con el centro de innovación Las Naves, creo que no me equivoco si digo que las sociedades musicales, al menos en el imaginario popular, están conceptualmente muy vinculadas a la tradición. ¿Cómo se va a combinar innovación con tradición? ¿Nos puedes adelantar algún ejemplo?
-Todo sistema cultural tiene tres patas. Una es la tradición; si no se valora lo que se ha hecho hasta ese momento, difícilmente se puede valorar lo que se tiene. Pero al mismo tiempo, también es importante que exista la innovación. Un cuadro pintado en el Siglo XVI, en el XX puede quedar muy bonito, pero está muerto, no vale repetirlo.
-Si la aplico a las sociedades musicales, ¿me puedo imaginar la incorporación de música electrónica, por ejemplo, o hablamos de otras cuestiones?
-Innovación es detectar un problema y solucionarlo poniendo el foco en el usuario. Cualquier cosa que no tenga que ver con eso no funciona. Con Las Naves vamos a crear un hub, un concentrador de esfuerzos, energía e iniciativas. El primer problema que se va a abordar es la asistencia de los músicos a los ensayos.
–¿Por qué es un problema?
-Pues no lo sabemos: lo primero es definir el problema. La primera ponencia que se hizo en la primera asamblea de la Federación, en 1969, trató sobre el problema de la asistencia de los músicos a los ensayos. Hace 50 años y seguimos con lo mismo. La gente sigue poniendo excusas. Pero, ¿cómo es posible que los músicos no vayan a los ensayos y hagamos grandes conciertos? ¿Cómo es posible que tengamos más de 550 bandas? A lo mejor es que los directores quieren más de lo que se les puede dar, o que se trate de un problema asociativo, que ir todos los días a una determinada hora a un sitio no pueda ser, a lo mejor hay que hacer otros repertorios…No se ha analizado lo suficiente, y la innovación proporciona herramientas para todo esto. El Ayuntamiento ha puesto Las Naves a nuestra disposición para que podamos convocar allí a quien quiera hablar de todo esto, quien crea que puede aportarnos soluciones, de ver si ha habido otros colectivos con problemas similares y, si los han tenido, cómo los han solucionado.
-A fin de cuentas, me estás hablando de una fase de investigación, a la que seguirá una de desarrollo, y finalmente, la innovación. Puro I+D+i, cuya última fase, como es lógico, aún no se puede concretar.
-Este mismo discurso lo hice el pasado jueves en Las Naves tras la firma del acuerdo, y les gustó porque estamos en el mismo barco. Hay asociaciones residentes, que tienen su centro de trabajo allí, con las cuales podemos interactuar. Una de ellas es la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana, y a lo mejor le podemos dar unas vueltas a los trajes de músico, por ejemplo. No nos hemos puesto todavía un calendario de asuntos a tratar, vamos a empezar por las dos que he mencionado. A partir de ahí, se establecerá una sistemática para tratar la solución de estos problemas…si es que lo son. Como he dicho, todo el mundo se queja de que faltan músicos en los ensayos pero, al final, los conciertos se producen, las bandas crecen y los pasacalles se hacen.
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