En la sede de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) su presidente, Cristóbal Aguado, ha comparecido esta mañana acompañado del secretario general de La Unió de Agricultors i Ramaders, Ramón Mampel y de Vicente Seguí, presidente de la Federación de Caza de la CV, en representación de las 17 entidades rurales que se manifestarán en València el domingo 26, «para que la ciudad vuelva su mirada al mundo rural».

Se trata de una manifestación de «manos abiertas, para pedir a las administraciones diálogo y respeto, y que los valores de la vida rural se vean reflejados», ha subrayado el presidente de AVA. «Lo hacemos porque no tenemos más remedio después de buscar encuentros y soluciones con la administración durante el último año».

Las entidades afirman que en las últimas tres décadas, las tierras de cultivo han sufrido una merma del 30%; en ese mismo tiempo, los precios en origen se mantienen invariables mientras los costes de producción crecen; y todas esas desventajas se ceban sobre el sector primario que, junto a sus industrias agroalimentarias afines, generan el 9% del total del empleo en la Comunitat y el 14% del PIB.

Las diferentes actividades que tienen lugar en el medio rural están obviamente conectadas entre sí y los daños que sufren son comunes. En los últimos años, el incremento de la fauna salvaje se calcula en un 30%. No sólo acarrea grandes pérdidas agrícolas, cifradas por los convocantes en 26 millones anuales, sino que además la proliferación de jabalíes ha causado «al menos 1.250 accidentes de tráfico en los últimos diez años, incluso con resultados mortales», ha subrayado Mampel.

Esta situación la achacan a la disminución de las licencias de caza otorgadas, así como a las crecientes dificultades para obtenerlas. «El medio no se autorregula sin la actividad de los cazadores», ha afirmado Seguí. Ha manifestado que, además, «para poder cazar, lo más importante es la sostenibilidad de la fauna. Cazamos durante dos meses y cuidamos el monte los otros diez». Asimismo, la Federación concluye que la falta de fomento y apoyo a la actividad cinegética son los principales culpables del aumento de la fauna salvaje.

Este panorama general finalmente se traduce en la progresiva despoblación del medio, que no ofrece ningún atractivo para los jóvenes. «Actualmente, sólo un 2% de los habitantes del campo son menores de 30 años», ha indicado Mampel, quien ha alertado de que «cada parcela que abandonamos se convierte en un peligro de incendio forestal». «Mi hijo y yo nos hacemos cargo de más de 6.000 árboles. A lo mejor somos nosotros quienes tenemos que dar educación medioambiental y no ciertos ecologistas de salón». 

Los organizadores ya consideran que la manifestación del próximo domingo es un «hito histórico» por la unión de todas las entidades vinculadas por el campo. De hecho, para Aguado, la mesa de negociación que se reclama debe «objetivar la situación de cada una de las entidades, ya que todas tenemos nuestras propias reclamaciones puntuales».

«Lo que se va del campo, ya no vuelve. Y sin el campo, perdemos el sector esencial de la economía, su base. Es fundamental que la vida rural cuente con más apoyo y facilidades por parte de todas las administraciones», ha remarcado el presidente de AVA.