La berlina para entusiastas de la conducción deportiva
Es algo habitual que los fabricantes utilicen en el marketing de casi todos sus vehículos el mensaje de la deportividad. Pero bien sabemos qué coches son los que de verdad son capaces de transmitir sensaciones deportivas. Uno de ellos es, sin duda, el Audi A5. Máxime cuando esta versión “Sportback” es, quizá, el emblema de las berlinas deportivas medias.
Nacida a la sombra de la que fue la primera berlina con carácter de coupé, el Mercedes CLS, se convirtió en reina y señora en la clase media, con permiso del Passat CC, también predecesor. Ahora, en su segunda generación, ya tiene verdaderos rivales, como el Serie 4 Gran Coupé de BMW. Por ese motivo, sabíamos que esa presión le iba a servir para mejorar. Esta prueba nos ha demostrado que ha evolucionado tanto, que casi podíamos hablar de un coche totalmente nuevo.
Siete años después de su lanzamiento, es obvio que muchos han de ser los cambios, máxime cuando la primera generación solo ha ido experimentando ligeros “restylings”.
Para empezar, el chasis es totalmente nuevo. Y aunque exteriormente mantiene las formas que nos permiten identificar fácilmente el modelo, realmente cambia todo.
Ahora es ligeramente más largo (+21 mm), menos ancho (-11 mm) y más bajo (-5 mm). Quizá la cota más ampliada sea la distancia entre ejes, que proporciona un mayor espacio interior, como luego veremos.
Sin duda, la parte más llamativa la encontramos en su largo y bajo capó, con una enorme parrilla más plana y ancha que en el modelo anterior. Ese rasgo le da una imagen tan deportiva, que en la vista frontal nos hace pensar mucho en el super-deportivo R8.
Los marcados hombros y pasos de rueda mantienen la intensidad deportiva de todo el conjunto, que concluye en una zaga más continuista comparada con el modelo predecesor. Lógicamente, las nuevas ópticas totalmente led de serie, catapultan hasta el presente la nueva generación A5.
Máxime, si accionamos los intermitentes, pues su carácter dinámico con encendido de dentro a fuera señalizando nuestras maniobras son un imán de miradas de apasionados de los coches. En el coche probado solo disfrutábamos de ellos en la trasera, pues en el frontal van unidos a los faros Matrix LED opcionales.
En la élite
No es en este caso una opinión mía, si no común entre la mayoría de compañeros de profesión y también en la calle: los diseños interiores de Audi son los más modernos y mejor acabados en prácticamente todos los segmentos en los que está presente.
De nuevo, en el A5, como cabía esperar, la marca de los cuatro aros ha introducido un diseño muy minimalista, pero atractivo a rabiar. Un salpicadero de líneas rectas y una elegante consola central con conmutadores de estilo vanguardista y tacto agradable, nos trasladan casi más al futuro que nos mantienen en el presente. Todo, además, está perfectamente iluminado con una fría y elegante luz LED.
Para más inri, el Audi Virtual Cockpit opcional con su enorme pantalla de alta resolución a modo de cuadro de instrumentos, acaba de rematar ese conjunto que parece rendir tributo a clásicos del cine de ciencia ficción. Totalmente configurable, nos quedamos con el modo de pantalla que ilustra este reportaje, en el cual el mapa ocupa la mayoría de espacio y que se va descargando en tiempo real a través de la conexión a internet del vehículo.
El sistema de infoentretenimiento de ‘nuestro’ Audi también era el más completo y opcional. Es rápido e intuitivo, pero, en mi opinión, yerra al depender de un joystick. Audi, tal como hace Mercedes-Benz y BMW, no ha apostado por las tecnologías de pantalla táctil como, por ejemplo, Volvo, que realmente son mucho más prácticas e intuitivas.
Y es que, acostumbrados a interactuar directamente con los dedos en los smartphones y tabletas, se hace muy raro tener que usar un mando cuando subes al coche. Me parece un diseño ‘contranatura’.
La experiencia
Como adelantábamos antes, el espacio interior del vehículo aumenta en casi todas las cotas. Aunque no exageradamente, sí es perceptible. El maletero ofrece ahora una capacidad de 480 litros, que puede llegar a los 1.300 abatiendo los asientos traseros.
El Grupo Volkswagen, al que pertenece Audi como es bien sabido, lleva muchos años evolucionando los motores diésel y, ni el ‘dieselgate’, podrá restarle mérito a la avanzada tecnología que ha desarrollado hasta la actualidad. El 2.0 TDI de 190 CV de la unidad probada, confirma este razonamiento. Máxime, como es el caso, si va unido a otra de las innovaciones del grupo automovilístico alemán: la caja automática de doble embrague. En este A5 motor y caja de cambios funcionan con tal perfección, que te hacen olvidar todos los coches de la marca que hayas probado antes: consecuencia de la evolución. Acelera, recupera, reduce… todo con una exactitud insultante…, para su competencia.
Y lo mejor de todo: con un consumo irrisorio. El consumo medio declarado es de 4,2 l/100 km. Nuestras mediciones dieron como resultado 5,5 a 120 km/h y 6,4 en ciudad. Solo encontramos una pega en su motor y es la sonoridad y brusquedad en frío. Habitual en los motores del Grupo VW, hacía que incluso el coche se balanceara al arrancar en ciudad, controlado por el sistema ‘start & stop’.
Pero si el grupo propulsor es de quitarse el sombrero, no es menos su chasis. El nuevo A5 estrena plataforma más rígida y ligera (hasta 85 kilos menos), y también un equipo de suspensiones capaz de ofrecer un gran confort en carretera. Es igual de aferrado y consistente cuando le pedimos un rápido paso por curva lenta. Una combinación no fácil de conseguir en un equipo de suspensiones de serie, como es el caso.
¡Imagínese el lector cómo funcionará con la suspensión adaptativa opcional! También la dirección acompaña al conjunto, permitiéndonos alcanzar ritmos muy rápidos y cargados de sensaciones deportivas.
Otro de los aspectos en los que ha mejorado y mucho es en la sonoridad. La aerodinámica es prácticamente imperceptible y consecuencia posiblemente de ofrecer uno de los mejores coeficientes de su segmento (Cx 0,26). Del asfalto aún llega algo de sonido de rodadura de los neumáticos de bajo consumo, pero mucho menos que en la generación anterior.
El precio a pagar
Solemos dejar para el final el apartado del equipamiento, porque es el que más largo o corto puede ser; todo depende de lo que nos detengamos en detallar. Aquí podríamos llenar líneas y líneas mencionando y explicando cada uno de los sistemas de asistencia a la conducción o complementos estéticos disponible. Dispone de tantos como sus hermanos de clase superior. ¿Cuál es el problema? El obvio, el precio. El coche objeto de nuestro test ronda los 55.000 euros, tal como aparece en las fotos. Si lo equipamos razonablemente superará los 60.000 euros y si queremos disfrutar de toda la tecnología de Audi con, por ejemplo, el equipo Bang & Olufsen 3D con 19 altavoces y el control de velocidad adaptativo con asistente en atascos, o embellecerlo con llantas de mayor tamaño o paquetes deportivos como el atractivo S Line, empezaremos a ver de cerca los 70.000 euros. ¿Lo vale? Por supuesto.
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