Y claro, como era de esperar, no todos llevan sus proyectos a cabo de la misma manera, pues el emprendedor, como todo en esta vida, tiene mil variantes que dependen de otros tantos condicionantes. De ahí que en esta ocasión vayamos a ver los cinco tipos de emprendedores más habituales. ¿Os identificáis con alguno?
5 tipos de emprendedores
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El que lo hace por necesidad
Este tipo de emprendedor es muy habitual, y suele darse cuando se pasa por una mala situación laboral o familiar. Por lo general son personas que por una u otra razón han tenido algún tipo de problema de índole económica o laboral, por lo que necesitan salir adelante al precio que sea; en no pocos casos con cargas familiares a sus espaldas.
Se trata de un tipo de emprendedor que tiende a montar proyectos de pequeño tamaño y sencilla adaptación. Se da mucho en el mundo de la hostelería con los que montan bares, en las panaderías, en pequeñas tiendas de barrio y en empresas similares. La parte mala del asunto es que muchas veces estas personas carecen de los conocimientos necesarios para llevar a cabo el proyecto de manera adecuada, por lo que la tasa de fracaso es muy elevada.
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El que lo hace por progresar
Esta figura de emprendedor no suele tener la necesidad imperiosa de tener que emprender para sobrevivir, sino que más bien lo hace por mejorar al verse atascado o frustrado con su actual relación laboral. Son personas que por lo general emprenden en asuntos similares a los que han desempeñado en su vida laboral, por lo que saben de primera mano cómo funciona el sector.
Este tipo de emprendedores suelen tener una tasa de éxito muy elevada, pues conocen de qué va el asunto, y por tanto saben bien cómo meterse en el mercado. Ahora bien, también es cierto que no suelen enfocarse en asuntos ajenos a su profesión, por lo que pueden fracasar si no ponen atención en temas como el marketing. Y es que de poco sirve ser un hacha con la contabilidad si no se vende uno a los demás, ¿vedad? Por lo general tienen un perfil universitario o técnico.
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El que lo hace por imagen
«Emprender mola”. En esa frase se podrían resumir las razones por las que algunas personas emprenden, sin más. Y qué decir de aquellos que lo hacen directamente porque consideran que por su formación o «posición” no son quiénes para tener superiores -he conocido algún caso-. Son personas que por lo general pertenecen a un estrato socioeconómico alto, por lo que un posible fracaso no suele preocuparles demasiado.
Este tipo de emprendedores son los peores, pues no tienen las capacidades, la ética, la experiencia y la educación necesarios para estar en el mundo de los negocios. No suelen implicarse al 100%, no tienen mayor problema en cerrar si pasa algo, dejando de lado a los empleados; no prestan atención a los problemas siempre y cuando la imagen pública sea buena.
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El que lo hace por la oportunidad
¿Nunca os ha pasado que se os haya venido a la cabeza algo que podría tener una buena salida en el mercado? Lo más probable es que lo hayáis dejado pasar, ¿verdad? Pues hay gente que no desaprovecha la oportunidad y decide buscarse la vida para llevar adelante el proyecto. Tienen una tasa de fracaso elevada, pues a veces se hace todo «a la loca”; pero eso sí, cuando triunfan todo el mundo acaba diciendo aquello de «tuvo suerte”. Y no, lo que tuvo es valentía.
Este tipo de emprendedor, como os decía, es uno de los que mayor tasa de fracaso tienen; pero bien canalizado ese entusiasmo la cosa cambia, y mucho además; llegando a ser de los mejores ejemplos de emprendedores.
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El que lo hace de milagro
No es tan frecuente, pero pasa. Se basa en el típico caso de alguien que hace una cosa determinada sin pretender mucho al respecto y logra un éxito inesperado que le hace constituir una empresa. Ejemplos de este tipo de emprendedores podéis ver en muchos blogueros, inventores o escritores.