El sector del vino alza la voz: exige quedar exento de aranceles en el acuerdo

El reciente acuerdo comercial alcanzado entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos ha traído alivio en muchos sectores, pero ha generado una profunda preocupación en uno muy concreto: el del vino. Aunque el pacto evita una guerra comercial inminente y rebaja la amenaza de aranceles del 30 % sobre los productos europeos, el arancel general del 15 % aprobado en el marco del acuerdo sigue generando incertidumbre, especialmente porque el vino no ha sido incluido explícitamente en la lista de productos exentos de tarifas.

Tanto el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV) como su homólogo español, la Federación Española del Vino (FEV), han pedido públicamente a los negociadores europeos y estadounidenses que el vino sea añadido a la lista final de productos cubiertos por el principio de «arancel cero por cero».

La exclusión actual —dicen— amenaza con provocar una caída significativa de las exportaciones europeas, perjudicar la rentabilidad de las bodegas y dañar las relaciones comerciales transatlánticas construidas durante décadas.

Una relación comercial de beneficio mutuo

La presidenta del CEEV, Marzia Varvaglione, ha recordado que el comercio de vino entre la UE y EE.UU. no solo beneficia a los productores europeos, sino también a múltiples sectores de la economía estadounidense, desde la distribución hasta la hostelería. Según los datos de la organización, por cada dólar que Europa gana vendiendo vino en Estados Unidos, los sectores económicos estadounidenses generan 4,50 dólares, lo que evidencia la interdependencia y el valor añadido compartido.

«Preservar este comercio debería ser una prioridad común», señaló Varvaglione, al tiempo que subrayó que no se trata solo de proteger al sector europeo, sino de evitar un perjuicio económico para Estados Unidos.

De ahí que insista en que la eliminación de aranceles al vino es una demanda que cuenta con respaldo a ambos lados del Atlántico, incluidos importadores, distribuidores y restauradores estadounidenses.

Impacto en España: primer mercado extracomunitario en riesgo

Desde España, el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, ha puesto el foco en la magnitud del riesgo para el vino español. En 2024, Estados Unidos fue el primer mercado extracomunitario para los vinos envasados españoles, tanto tranquilos como espumosos. Un arancel del 15 %, unido a la actual diferencia de tipo de cambio (que también ronda el 15 %), podría traducirse en un recargo efectivo del 30 % sobre los precios de venta, lo que, según los primeros cálculos, provocaría una caída del 10 % en las exportaciones.

Benítez advierte además de un posible daño estructural en la cuota de mercado, ya que muchos importadores podrían sustituir el vino europeo por alternativas de otros orígenes, como Australia, Chile o Argentina, que gozan de tratados comerciales más favorables con EE.UU. «El riesgo no es solo a corto plazo. Lo que no vendamos ahora puede no recuperarse más adelante», afirmó.

El sector pide una acción decidida

El secretario general del CEEV, Ignacio Sánchez Recarte, ha aplaudido que el acuerdo alcance «una tregua» y aporte algo de previsibilidad al comercio entre ambas potencias. No obstante, advierte que las consecuencias de dejar fuera al vino del esquema de arancel cero pueden ser «graves» y de «largo recorrido».

«La incertidumbre comienza a disiparse, pero es urgente que se corrija esta omisión. El vino ha sido, históricamente, un vector de valor, crecimiento y cooperación transatlántica. Dejarlo fuera del acuerdo dañaría no solo a las bodegas, sino a toda la cadena de valor», señaló Sánchez Recarte, quien instó a los equipos negociadores a cerrar una solución «ambiciosa y coherente».

Un acuerdo aún abierto

Pese al anuncio oficial realizado por Donald Trump y Ursula von der Leyen este domingo en Escocia, los detalles del acuerdo aún están siendo perfilados. Desde Bruselas se ha señalado que la lista de productos exentos sigue abierta, y que se seguirán manteniendo conversaciones para ampliarla.

El vino, por tanto, aún tiene opciones de ser incluido en la fase final de negociación, algo que tanto el CEEV como la FEV consideran «esencial» para garantizar la competitividad del sector europeo y proteger miles de empleos a ambos lados del Atlántico.