Qué es el benchmarking y por qué deberías emplearlo en la gestión de empresas

En un entorno empresarial marcado por la incertidumbre, la innovación constante y las demandas crecientes de sostenibilidad, las organizaciones buscan la manera de transformarse de forma ágil para mantener su competitividad. Una de las herramientas más poderosas para provocar la necesaria transformación es el benchmarking. Este proceso, que podríamos resumir como «medir y compararse para mejorar», ofrece un enfoque estructurado para identificar, aprender y adoptar las mejores prácticas de otras organizaciones.

El benchmarking no es un concepto nuevo. Desde siempre, las organizaciones se han comparado para aprender de sus competidores o referentes. Sin embargo, en los últimos años, esta técnica ha evolucionado para convertirse en un componente estratégico de la gestión empresarial. Ya no se trata solo de analizar qué hacen los demás, sino de descubrir cómo lo hacen y cómo estas prácticas pueden adoptarse y adaptarse para generar resultados extraordinarios en diferentes contextos.

La eficacia del benchmarking reside en seguir su metodología. Implica un autoconocimiento de la propia organización: saber dónde estamos, qué necesitamos mejorar, etc. Posteriormente, se identifican las organizaciones referentes en los ámbitos que se quieren potenciar, se analizan sus resultados, se investiga sobre sus prácticas y se evalúa cómo implantarlas, de manera efectiva. Este enfoque no sólo impulsa la mejora continua y la transformación, sino que también desafía el statu quo, fomentando una cultura de innovación y aprendizaje.

Esta disciplina cobra una relevancia especial en contextos de cambio acelerado, como los que vivimos actualmente. Las crisis sanitarias, las disrupciones tecnológicas, los retos medioambientales y las incertidumbres geopolíticas obligan a las organizaciones a adaptarse rápidamente. En este sentido, facilita la identificación de las mejores prácticas y, con ello, ayuda a reducir los riesgos asociados con la implantación de cambios estructurales, al basarse en experiencias previamente probadas.

Por ejemplo, durante la pandemia, vimos cómo la colaboración entre organizaciones de diferentes sectores permitió desarrollar soluciones innovadoras en tiempo récord, como las vacunas contra la COVID-19. Este es un claro ejemplo de cómo el benchmarking y la ‘coopetición’—la combinación de competencia y cooperación—pueden generar resultados tangibles y beneficiosos, para toda la sociedad, como los que impulsamos desde el Club Excelencia en Gestión.

Estructurar el benchmarking en tu empresa

Para que el benchmarking sea eficaz, debe integrarse como un principio sistemático y estructural dentro de la cultura organizacional. Esto requiere el compromiso de los líderes, que deben fomentar la observación, la colaboración y el aprendizaje continuo. Además, deben estar dispuestos a escuchar y actuar en base a las lecciones aprendidas de otras organizaciones. También es fundamental el uso de herramientas adecuadas, como el Modelo EFQM, que proporciona un marco de referencia para estructurar el benchmarking y alinearlo con los objetivos estratégicos de la organización.

Asimismo, es clave la creación de ecosistemas de confianza, ya que compartir experiencias y datos sensibles requiere un entorno seguro y respetuoso. En este sentido, desde el Club Excelencia en Gestión llevamos años promoviendo foros sectoriales e intersectoriales, en los que participan multitud de organizaciones, para facilitar este intercambio, basado en el benchmarking que genera resultados muy positivos en las organizaciones.

Por último, los resultados del benchmarking no solo deben beneficiar a la organización, sino también a sus clientes, empleados, proveedores y otros grupos de interés, reforzando la confianza y mejorando la reputación corporativa. Se trata de una práctica medible que puede ayudar a reducir costes, mejorar la eficiencia y aumentar la satisfacción de clientes y empleados.

Estratégicamente, fortalece la capacidad de la organización para anticiparse a las tendencias y adaptarse a los cambios del entorno. Sirve de desafío. Si otros lo han hecho ¿por qué no podemos hacerlo también nosotros? En definitiva, el benchmarking es mucho más que una herramienta de mejora; es un catalizador para la transformación organizacional que ofrece un camino claro para avanzar.

En el Club Excelencia en Gestión, promovemos esta práctica como parte de lo que llamamos ‘Gestión 5.0’, un enfoque en el que se incluyen como palancas de acción los siguientes aspectos: personas y talento; innovación y tecnología; ecosistemas y alianzas estratégicas; y un liderazgo responsable. Todo ello para construir organizaciones más resilientes y sostenibles capaces de generar un impacto positivo en nuestra sociedad y en el entorno que la rodea.