Paloma Cañete (Madrid, 1974), directora de Inversiones en Fides Capital, donde dirige el análisis y la inversión en start-ups de perfil tecnológico, nos da las claves sobre los peligros y los riesgos de invertir y desinvertir en start-ups, cuál es el mejor momento para llevarlo a cabo y cómo gestionan la innovación grandes empresas a través de la incorporación de start-ups.
En estos momentos, nuestra entrevistada compagina su trabajo en Fides con la coordinación de la Mesa Digital en la asociación Madrid Foro Empresarial, desde donde promueve la digitalización de las empresas madrileñas, y es consejera independiente en Sego Finance. Además, forma parte de la asociación WA4STEAM, cuyo objetivo es apoyar proyectos STEAM liderados por mujeres, y participa en el Consejo Asesor de la Fundación Empresa y Sociedad, entidad que fomenta la colaboración entre scaleups tecnológicas y corporates.
Anteriormente ha trabajado en el Grupo de Empresas de Desarrollo de SEPI y Mercapital. Posteriormente se desplazó a Puerto Rico para incorporarse a Eurobank & Trust y, de regreso en España, ocupó el puesto de directora financiera en la empresa Risi.
– ¿Qué es Fides Capital y cuál es vuestra estrategia de inversión?
Desde Fides invertimos en empresas que sean de base tecnológica o que tengan un componente importante de innovación. Lo llevamos a cabo en fases tempranas pero no en fases prácticamente embriónicas porque para este segmento ya hay aceleradoras, incubadoras… Nosotros ya necesitamos que la start-up tenga una cierta atracción comercial, aunque se encuentre en fase temprana pero todavía habrá que reconducir o reajustar su modelo de negocio. Es importante que hayan tocado el mercado y sepan vender, que no es fácil, es un reto.
El foco: en start-ups que mejoran procesos de otras empresas
– ¿De alguna tecnología en concreto?
Somos muy transversales. Nos centramos en empresas tecnológicas que mejoren procesos internos de las empresas. Sí que invertimos en tecnología para empresas y no tanto en tecnología para vender a particulares.
Normalamente son empresas que ayudan con su tecnología a otras empresas a mejorar y a optimizar sus procesos.
– ¿Cuál es el capital medio de inversión que soléis llevar a cabo vosotros?
Invertimos tiques medio de entre 50.000 y 500.000 euros y lo hacemos por fases. Normalmente empezamos con 50.000 y 150.000 euros y, a medida que la empresa va recibiendo más financiación y va avanzando, ponemos más dinero.
Algunas veces hacemos excepciones y la aportación sobrepasa los 500.000 euros si vemos que tiene sentido y va creciendo bien. Pero nos marcamos ese rango para acotarlo y tener un riesgo más limitado.
Entrar, desarrollar, ayudar a crecer y vender
– ¿Cuánto tiempo os quedáis en la start-up?
El objetivo es entrar y salir 100% porque el dinero que generas en una venta sirve para destinarlo a un nuevo proyecto. Nuestra visión es entrar, desarrollar, ayudar a crecer el proyecto y luego vender.
Pero pueden pasar mil cosas. Si la empresa no va bien es más complicado vender porque nadie te va a querer comprar, se puede vender una parte o que la propia propia empresa se quede con tu parte si no surge ningún comprador.
– ¿Cuál es el momento de salir?
También es muy complicado. Invertir es difícil, pero desinvertir es casi milagroso. Es decir, depende de la start-up que esté en una posición atractiva para que otros quieran comprarla y que exista un mercado que esté dispuesto a pagar lo que tú crees que vale.
Con lo cual, se juntan muchas variables que no hacen fácil que el proceso de venta sea sencillo. Al final es ayudar a la start-up a seguir creciendo e ir cumpliendo unos hitos para llegar a un punto en el que sea atractiva para otros inversores que están en fase más avanzada que nosotros o bien que sean grandes empresas a las que les interese por su tecnología, su mercado o para establecer sinergias.
Desinvertir con éxito
– ¿Cuáles son las claves para desinvertir con éxito?
Conseguir que la hoja de ruta de crecimiento de la start-up se vaya cumpliendo y vaya consiguiendo hitos que sean relevantes. Es decir, que se produzcan saltos de valor en ese recorrido hasta que llegue a un punto en el que sea atractiva para un inversor que está en una fase más avanzada o sea interesante para una gran empresa.
Si la start-up no llega a cumplir ciertos objetivos de crecimiento de ventas, rentabilidad, producto, equipos… no va a tener visibilidad ni una posición de valor para que otro la compre.
– Grandes empresas gestionan su innovación o cubren necesidades de crecimiento de producto, servicios… a través de start-ups.
Efectivamente, muchas empresas están creando departamentos a los que llaman Open Innovation, que crean esa rama dentro del negocio principal para generar mayor innovación. Es decir, para ser el departamento de I+D de la gran empresa. A veces lo que ocurre es que crear novedades requiere un equipo específico, recursos… y la compañía no se quiere desviar de su propio foco, de su core business. Con lo cual, compran otras start-ups para que complementen su oferta de producto, mercado o de innovación a través de terceros.
– ¿Sigue habiendo mucho capital para invertir en start-ups en España?
Hay capital porque hay fondos que tienen dinero para invertir, lo que pasa que hasta lo que llevamos de año, ha sido bastante receloso debido a la alta incertidumbre.
Los inversores no quieren destinar capital a empresas que sufren grandes pérdidas y que no se sabe cuándo va a acabar. Por ello, los inversores quieren entrar en negocios que son rentables o tengan un camino claro sobre cómo llegar a esa rentabilidad. A pesar de todo, pensamos que de aquí a final de año e incluso en 2025 va haber más oportunidades de inversión.
También ha habido un momento de subida de los tipos de interés en los que el inversor se ha inclinado por la bolsa o la renta fija, porque le aporta un mayor retorno que destinarlo a una start-up donde la incertidumbre es más alta.
– ¿Por qué crees que se reactivará la inversión en esta última parte del año?
Noviembre y diciembre son meses de cerrar operaciones sobre todo lo que se ha ido trabajando a lo largo del año y te hablo desde mi propia experiencia. La misma start-up lo marca en su calendario porque necesita el dinero para seguir creciendo.
– ¿Desde Fides Capital en cuántas empresas habéis invertido, qué capital y qué operaciones os quedan por cerrar?
Hemos invertido desde que empezamos en 2008 en un total de 40 empresas.
Ahora mismo tenemos en cartera 25 empresas, hemos vendido nueve y hemos tenido que cerrar seis.
Como ya he comentado, invertimos en empresas de base tecnológica o innovadoras que venden a otras empresas. No trabajamos con ningún sector específico, pero hemos invertido en Inteligencia Artificial, movilidad, big data, robótica…
Siempre intentamos que sean sectores o modelos de negocio que entendemos y que sean sinérgicos con otras participadas para poder establecer relaciones entre ellas, una iniciativa que nos están funcionando muy bien.
Este año hemos invertido ya en dos, una de ellas de inteligencia artificial y otra de legaltech. Esperamos invertir en una o dos más de aquí a final de año. Todavía estamos viéndolas y analizándolas.
En cuanto a capital, este año hemos invertido poco porque han sido dos empresas en fase bastante temprana para lo que solemos hacer nosotros. Hemos visto que se trataba de sectores con potencial y nos hemos animado a invertir.
De momento, lo que tenemos encima de la mesa es muy variopinto. Se trata de empresas con mayor tracción comercial. Con lo que a final de año podemos llegar al medio millón de euros o más.
– Valencia acoge el Big Bang Congress. ¿Cuáles son sus objetivos y qué os aporta a los inversores?
El objetivo es generar vínculos entre inversores privados. Esta es la diferencia con respecto a otros eventos que hay en el mundo del emprendimiento y la inversión en start-ups.
En este espacio se juntan inversores y start-ups para hacer match y ver si encajan o no para poder invertir.
Este congreso está centrado en que los inversores podamos generar vínculos con otros inversores. Un aspecto fundamental porque cuando invertimos en empresas en fases tempranas es importante ir acompañado de otros inversores. Ir solo en esta etapa es complicado que son empresas en fases todavía poco maduras, necesitan mucho apoyo y las operaciones son muy arriesgadas. Con lo cual, ir con otros inversores con los que tiene afinidad y compartes una estrategia de inversión tiene mucho sentido.