Startups art-tech: Así irrumpe la tecnología y la innovación en el sector del arte
La tecnología y la innovación han llegado a sectores tradicionales, como la agricultura o la alimentación. De ahí que se hayan hecho populares términos como agro-tech o food-tech, que hacen referencia al uso de herramientas tecnológicas para innovar y mejorar procesos, productos y servicios en dichos sectores. Este concepto ha llegado también al mundo del arte y son muchos los emprendedores que pretenden revolucionar esta industria mediante la tecnología y la innovación.
Comart Culture Management, Dimmensium Labs y Undigital Atelier son un ejemplo de ello. Estas tres startups de art-tech se coronaron como finalistas del Demo Day, la primera edición de un programa de art-tech de la aceleradora de startups Innsomnia. Estas empresas emergentes pretenden transformar el mundo del arte mediante herramientas como la impresión 3D o las tecnologías inmersivas. ¿Cómo lo hacen?
Una solución a las necesidades del mundo artístico
Comart Culture Management, fundada por Claudia Alós, Luis Eduardo Bueso de Barrio y César Guzmán Alpízar, ofrece una app que crea una red entre el mundo laboral y los intérpretes. A través de la misma se pueden ofrecer trabajos como artífice, promotor, contratante e incluso dentro de una agrupación ya formada. «Es un complemento para mejorar y facilitar la vida de los artistas con el fin de que ellos puedan centrarse en su arte, sin tener que preocuparse de otros factores externos», indica la cofundadora Clàudia Alós.
En definitiva, se trata de una aplicación con la que artistas y organismos culturales se pueden poner en contacto y conocerse. Por ello, Alòs califica este proyecto como «el Tinder musical». Para desarrollar este producto, la startup hace uso de Elixir, un lenguaje de programación utilizado por empresas como Pepsi, Toyota, change.org o Discord.
Atraer a nuevas generaciones
Atraer a las nuevas generaciones al arte o evitar la saturación en los grandes museos son algunos de los retos que la industria artística tiene en la actualidad. Precisamente, Dimmensium Labs, fundada por Idoya Romeo y Ángel Casarrubios, pretende dar respuesta a estos desafíos. Esta startup busca una interacción diferente con el arte mediante el uso de tecnologías inmersivas, creando espacios donde confluyen la realidad física y la virtual.
Se trata de una tendencia que ha cogido fuerza en los últimos años, ya que cada vez son más habituales las exposiciones en las que se combina el arte tradicional, por ejemplo un cuadro físico, con imágenes que se ven a través de gafas de realidad virtual.
Innovación en el videojuego
También el sector del videojuego es creativo y utiliza la tecnología para innovar. Undigital Atelier es un estudio que diseña y produce piezas de colección con el apoyo de la impresión 3D. Esta startup ayuda a desarrolladores de videojuegos a llevar sus obras a nuevos formatos, por ejemplo, convirtiendo un personaje de videojuego en una pieza de coleccionista.
«Lo que hacemos es reforzar ese vínculo que tienen los usuarios con el videojuego a través de un objeto físico. Se lo ponemos fácil a los estudios a nivel de producción para que puedan dedicarse a lo que mejor saben hacer, que es seguir creando», explica el CEO y cofundador de Undigital, Carlos Corella.
Esta startup trabaja de manera directa con estos creadores y el arte siempre está involucrado en el proceso de producción. Una muestra de ello es que para crear una figura de un videojuego se parte de arte conceptual realizado por ilustradores y, posteriormente, se pasa a la creación del modelo 3D. «Aunque este no se realice con arcilla, el proceso de escultura es el mismo», añade.
IA e impresión 3D
La tecnología mejora productos o procesos, pero en ningún caso elimina la creatividad o sustituye a los artistas, simplemente es una herramienta de ayuda. Así lo consideran estos emprendedores, que ven en determinadas tecnologías, como la IA generativa o la impresión 3D, una ventana de oportunidades para impulsar la creatividad o conseguir mejores resultados en sus productos y servicios.
Respecto a la impresión 3D y su uso en el mundo artístico, Carlos Corella considera que, al igual que muchas otras tecnologías que están surgiendo, es una herramienta más para artistas y diseñadores. «No creo que se vaya a llegar a un punto en el que se dejen de fabricar productos y tengamos todos una impresora 3D en casa. Simplemente es algo que puede ayudar a plantear las ideas de los profesionales y artistas de forma diferente», explica.
En cuanto a la IA generativa, otra tecnología muy usada entre las startups de art-tech, es una herramienta que permite agilizar procesos y mejorar capacidades en múltiples ámbitos. «Los creadores digitales consiguen, gracias a crear prompts (instrucción que se da un sistema de IA), unas obras que sólo podía conseguir antes quien tuviera una técnica muy refinada. Ahora, al dar rienda suelta a la creatividad con estas herramientas, se pueden conseguir resultados alucinantes», manifiesta Ángel Casarrubios.
Tecnologías inmersivas
Otro ejemplo de cómo la tecnología mejora la industria del arte son las tecnologías inmersivas. ¿Cómo ayuda esta herramienta? Casarrubios explica que son «un aliado increíble» para acercar el arte a toda la sociedad, como por ejemplo la generación Z, «que no entiende su vida sin la tecnología aportando valor». Es decir, el uso de este tipo de tecnologías en una exposición o museo supone una manera de aproximarse a públicos que quizá no se sienten tan atraídos por el arte convencional.
A través del digitalizado 3D de las obras se puede hacer que un cuadro, una escultura tallada en piedra o cualquier otra obra cobre vida dentro de la tecnología inmersiva. Así, las obras pueden ser sentidas de otra forma por el usuario, permitiendo jugar o disfrutar de ellas de otra manera.
«El mundo del arte tiene que dejar de ser de nicho para ciertas clases sociales o niveles educativos para que pueda acercarse a cualquier persona sin dejar a nadie fuera», añade Casarrubios.
A pesar de la irrupción de todas estas herramientas en la industria, Claudia Alòs considera que el mundo del arte «es el único que no puede ser sustituido en su totalidad por herramientas tecnológicas». «No hay nada más bello que escuchar una melodía musical interpretada con el talento de un ser humano, pero sí es cierto que todos los avances tecnológicos posibles nos permiten mejorar los procesos externos», agrega.
Así lo considera también el el cofundador de Undigital Atelier, quien remarca que el videojuego, la animación, el cómic o cualquier otro producto de este sector «no pueden existir sin los artistas». La tecnología es algo «que puede ayudar a plantear las ideas de los profesionales de forma diferente», pero en ningún caso los desplazará, «ya que se va a precisar de su creatividad».
El futuro de la industria del art-tech
El sector del art-tech no recibe la misma atención ni el mismo reconocimiento que otras industrias emergentes, como el food-tech o el agro-tech. En este sentido, Ángel Casarrubios lamenta que la industria «va por detrás de otras con mayor capacidad económica e impacto social, que han evolucionado mucho sus ecosistemas tech en los últimos cinco o diez años».
Sin embargo, las posibilidades y el impacto que la tecnología puede tener en el mundo creativo son infinitos. La tecnología no solo está transformando la manera en que se crea y distribuye el arte, sino que también está abriendo nuevas oportunidades para conectar a los artistas con las audiencias. Para los emprendedores que se lanzan en este sector, una de las ventajas más significativas es que la tecnología permite acercar el arte a un público mucho más amplio y diverso.
A través de plataformas digitales, experiencias de realidad virtual y otras innovaciones, se democratiza el acceso al arte, permitiendo que todas las personas puedan disfrutar de él, a la vez que se ofrecen nuevas formas de expresión y comercialización.
Por todo ello, Clàudia Alós opina que es «esencial» incorporar la tecnología en la industria creativa. «Sin duda alguna estamos en un mundo en el que la tecnología cada vez está más presente y poder introducirla en el mundo cultural es una apuesta muy favorable. Accesibilidad y facilidad a la hora de ofrecer y garantizar la cultura a la sociedad es uno de los puntos fuertes que ahora mismo tenemos que tratar», destaca.
Museos, grandes colecciones, galeristas, artistas y amantes del arte en general «son conscientes de que la tecnología va a suponer un nuevo renacimiento en la industria del arte y en los procesos creativos». Por ello, Casarrubios invita al sector artístico a trabajar de la mano con startups como la suya, Comart Culture Management o Undigital Atelier, para que se creen y surjan nuevas sinergias.
En busca de financiación
Como cualquier startup, las art-tech también buscan financiación para poder desarrollar su negocio y muchas de ellas usan fondos propios hasta que la empresa consiga escalar. «Estamos en búsqueda de financiación ahora mismo. Hasta el momento hemos estado invirtiendo capital propio y, al ver la repercusión y la gran oportunidad que tenemos, estamos apostando por buscar inversores interesados en nuestro proyecto», resalta Clàudia Alós.
En la misma línea, Ángel Casarrubios explica que, hasta el momento, en Dimmensium Labs solo han utilizado fondos propios, ya que internamente tienen capacidad para abordar tanto la parte tecnológica como la propia de gestión-estrategia, ventas y marketing. «Pensamos que nos puede hacer sostenibles y permitir que perduremos mientras el ecosistema inmersivo alcanza su mainstream en el mercado de aquí al año 2027-2030», agrega.
En el caso de Undigital, el estudio no ha dejado de encadenar proyectos con estudios de desarrollo de todo el mundo, muchos de ellos recomendados por otros clientes con los que han trabajado antes. «Con lo obtenido de cada uno de esos proyectos más lo obtenido inicialmente con una campaña de Kickstarter, el estudio ha ido sosteniéndose y creciendo de forma orgánica», detalla Carlos Corella.
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