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La fusión bancaria entre BBVA y Sabadell, la última de las más de 20 que ha habido en España desde 2008

¿Fusión bancaria de BBVA y Sabadell? La última de más de 20 uniones desde 2008

El 1 de mayo llegaba con la publicación de la oferta del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) de casi 11.500 millones de euros -mediante un canje de acciones- para hacerse con el 100 % del Banco Sabadell, un 17 % más que su valor en bolsa. De consolidarse la fusión bancaria, esta supondría de facto la creación del segundo mayor banco de España y el tercero de Europa, solo por detrás de BNP Paribas y el Santander.

Carlos Torres Vila, presidente de BBVA

Carlos Torres Vila, presidente de BBVA

La fórmula que propone el banco presidido por Carlos Torres para llevar a cabo la compra pasa por la entrega de uno de sus títulos por 4,83 del Sabadell, sin dinero de por medio, según ha desvelado este miércoles a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Esto supondría que los actuales accionistas del Sabadell pasarían a tener un 16% del grupo resultante, lo que a ojos del BBVA les da la oportunidad de beneficiarse también del valor que genere la operación.

Este sería el segundo «round» del intento de unión entre ambas entidades. La tercera y cuarta mayores entidades del país ya trataron de forma un ente único en 2020, intento que finalmente no culminó debido a la falta de sintonía entre ambas direcciones.

La propuesta, al detalle

Según lo trascendido, BBVA se ofrece a pagar la operación exclusivamente con acciones, mediante un canje de 4,83 títulos del SAB por cada acción del BBVA, con una prima del 17% sobre el último cierre en Bolsa del pasado martes. La oferta tasaría al grupo resultante en casi 74.000 millones de euros. En cualquier caso, la valoración propuesta, de 2,1 euros por acción, está por debajo del valor en libros del SAB, de 2,64 euros, según sus últimos resultados trimestrales.

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Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell

La entidad bilbaína prevé afrontar esta operación con una ampliación de capital, cuyas nuevos títulos serían íntegramente suscritos por los accionistas del SAB. De este modo, los actuales dueños de este banco pasarían a ostentar el 16% de la nueva entidad fusionada.

Desde la dirección del -de momento- tercer banco más grande del país, estiman que con más de un billón de euros de activos y 100 millones de clientes, el nuevo banco sería más competitivo y rentable. Igualmente, pondera el perfil digital del SAB y su negocio británico.

Una fusión bancaria estratégica

La nueva entidad se convertiría en una de las mayores y más sólidas entidades financieras en Europa, con activos totales por encima del billón de euros y más de 100 millones de clientes a nivel mundial, con la ambición de ser el mayor banco por capitalización bursátil de la zona euro, según destaca el BBVA. Igualmente supondría el segundo banco español por oficinas, crédito y depósitos, por detrás de CaixaBank, y se quedaría como uno de los 10 mayores bancos de la Eurozona.

El comprador está convencido de que junto al Sabadell crearían una entidad más «competitiva y rentable», con resultados que crecerían en los próximos años a pesar de un contexto económico con perspectivas de bajadas de tipos de interés y un previsible menor crecimiento de la inversión crediticia en Europa.

Se refiere también al «encaje estratégico, con modelos de negocio complementarios» y a la presencia que la nueva entidad tendría en el Reino Unido, donde está ya presente el Sabadell a través de su filial TSB, así como en México, Turquía y América del Sur.

La banca española, en un proceso de concentración

Previamente a la llegada de la crisis de 2008, las cinco primeras entidades españolas acaparaban el 42% de activos bancarios del país. Más de una década después -en 2021- la cifra había ascendido en 27 puntos, hasta el 69%, según los datos del Banco Central Europeo (BCE). Este proceso de concentración bancaria se ha traducido en que, de las más de 55 entidades que existían antes de la crisis, en la actualidad apenas queden una decena de firmas operando en nuestro país.

En 2012, en medio de una crisis de deuda que amenazaba con socavar la economía española, Bruselas y el Banco de España promovieron la consolidación bancaria como una medida para abordar los problemas de solvencia y estabilizar el sistema financiero. En un contexto en el que el Tesoro ofrecía rentabilidades superiores al 7% para colocar deuda pública, la necesidad de fortalecer la solidez de las entidades financieras era imperativa.

La coyuntura se vio agravada por una debilidad estructural en el sector bancario español: la dificultad para generar ingresos debido a los tipos de interés negativos y la consiguiente erosión de la rentabilidad y la eficiencia. Ante este panorama, la fusión y adquisición de entidades se presentó como una vía para mejorar la eficiencia operativa y la rentabilidad, a través de economías de escala y la optimización de recursos.

Más de una década después, el resultado de este proceso es evidente: los tres principales actores del sector bancario español – Santander, BBVA y CaixaBank– controlan en la actualidad hasta 29 entidades que operaban de manera independiente antes de la crisis. Además, el sistema financiero español está dominado por apenas diez grandes grupos, incluidos Sabadell, Bankinter, Unicaja, Kutxabank, Cajamar e Ibercaja.

¿Un riesgo para la competencia?

Si bien la concentración bancaria ha contribuido a fortalecer la solidez financiera y a mejorar la eficiencia operativa de las entidades, también plantea desafíos significativos. Uno de los principales interrogantes gira en torno a la competencia en el mercado bancario. Con un número reducido de actores dominando el panorama financiero, existe el riesgo de una disminución de la competencia, lo que podría traducirse en una menor oferta de productos y servicios, así como en condiciones menos favorables para los consumidores.

Además, la concentración bancaria también podría tener implicaciones para la estabilidad financiera. Si bien fusión bancaria entre BBVA y Sabadell puede fortalecer la solidez de las entidades individuales, esta tendencia a la concentración puede favorecer la creación conglomerados financieros de una magnitud que represente un riesgo sistémico en caso de problemas. La interconexión entre grandes bancos podría amplificar los impactos de cualquier shock financiero, lo que subraya la importancia de una supervisión rigurosa y una regulación efectiva.

En conclusión, el proceso de concentración bancaria en España ha sido una respuesta a los desafíos económicos y financieros que ha enfrentado el país desde la crisis de 2008. Si bien ha contribuido a fortalecer la solidez financiera y mejorar la eficiencia operativa, plantea desafíos en términos de competencia y estabilidad financiera. Para garantizar que los beneficios de la concentración bancaria superen sus posibles riesgos, será fundamental una supervisión y regulación efectivas por parte de las autoridades competentes.

¿Qué entidades se fusionaron?

Durante los primeros años tras la crisis de 2008 fueron diversos los procesos de fusión bancaria. Alguna de las principales operaciones que tuvieron lugar hasta 2014 fueron la fusión de Banco Pastor en Banco Popular. También de Unnim primero y posteriormente Catalunya Caixa en BBVA. La Caixa, Banca Cívica y Banco de Valencia, pasaron a conformar CaixaBank.

BFA-Bankia, surgida de la unión previa de entidades como Caja Madrid o Caja Segovia, pasaría a integrarse con Mare Nostrum en 2017 para formar Bankia. Esta finalmente se integraría también en CaixaBank en 2021

También en 2017 Banco Popular acabaría por integrarse en Santander, pasando a ser la primera entidad del país. En sexta posición, Unicaja surgió de la unión en 2021 de Unicaja y Liberbank. Esta última fue resultado, a su vez, de la fusión en 2011 de Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria.

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